Justo, PAN; David, MORENA
Pepe Valencia
ADELANTE
2016-09-26
En política suceden los hechos más inverosímiles y aparentemente ilógicos
hasta antes de su desenlace. Sólo cuando ocurren, todo mundo les
encuentra explicación. Hace décadas, un político pueblerino del sur del
estado, viajó a Xalapa y en el PRI le informaron que sería candidato a
alcalde. Regresó feliz a su municipio. Mas al llegar a su casa, se encontró
con el recado de que siempre no, que hubo marcha atrás y otro era el
escogido.
Otros durante la convención de su partido para nominarlos, han sido
sustituidos. Manuel Carbonell de la Hoz recibió apoyos y felicitaciones de
organizaciones y amigos durante dos o tres días, como precandidato a
gobernador de Veracruz. Finalmente, el candidato fue Rafael Hernández
Ochoa.
Aquí mismo, en Xalapa, hace seis años, el entonces secretario del Trabajo,
Américo Zúñiga, con la anuencia del alto mando político estatal, inició
trabajos de precampaña para la presidencia municipal. Bastó una petición
de Mario Vázquez Raña, presidente de OEM y dueño del Diario de Xalapa,
para que el gobernador Fidel Herrera Beltrán lo dejara colgado de la brocha
y diera luz verde como candidata a Elízabeth Morales.
A estas alturas y si no se les atraviesa un tsunami político, todo está listo
para que los miembros de dos conocidas y poderosas familias de esta
ciudad capital, se enfrenten en las urnas el año próximo por la presidencia
municipal. Ellos son Justo Fernández Ávila, por el PAN, y David Velasco
Chedraui, por MORENA… aunque ustedes no lo crean.
CAÍDA DE UN GOBERNADOR
Desde hace más de medio siglo no ha sido obligado a renunciar o a solicitar
licencia un gobernador del estado de Veracruz. El caso más reciente fue el
de Fernando Gutiérrez Barrios, quien el 30 de noviembre de 1988 anunció
que se incorporaba al gabinete de Carlos Salinas de Gortari como secretario
de Gobernación.
Fue un “caída para arriba”, como decía jocosamente el también
veracruzano Jesús Reyes Heroles.
Por estos días corre de boca en boca y hasta se cruzan apuestas sobre la
suerte que le esperaría a Javier Duarte de Ochoa. Hay quienes aseguran que
durará en el cargo hasta el 30 de noviembre. Otros opinan (¿o desean?) que
pedirá licencia o será desaforado y procesado por corrupción. Este lunes se
decide, si no hay cambio de última hora, en México, su expulsión de las filas
de PRI.