Los últimos minutos

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2016-10-13

Cinco años, nueve meses y 12 días después, ayer, 12 de octubre de 2016, a la una de la tarde, Javier Duarte de Ochoa abandonó por última vez el que fue su despacho como Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz-Llave.
Prácticamente ya sin ostentar el cargo, porque casi dos horas antes había enviado su solicitud de licencia a la LXIII Legislatura para dejar su investidura, sin retorno para terminar su sexenio. El documento fue recibido por la presidenta de la mesa directiva, Octavia Ortega Arteaga, a las 11:08 de la mañana.
Grabar a las once de la mañana un mensaje que dirigió a los “Veracruzanos y veracruzanas” fue lo último que hizo. No más de media hora duró la grabación. De ahí, a recorrer por última vez los espacios que fueron suyos y a sentarse por última vez en su sillón.
Vino a continuación el despido de manos, de abrazo, con quienes lo acompañaron y estuvieron cerca de él en los últimos minutos de poder: Flavino Ríos Alvarado, Secretario de Gobierno; Antonio Gómez Pelegrín, Secretario de Finanzas y Planeación; Genaro Mejía de la Merced, Subsecretario de Gobierno; Alberto Silva Ramos, Coordinador General de Comunicación Social, y José Ramón Cárdeno Shaadi, su secretario particular.
También, a unos cuantos trabajadores, a quienes también saludó la señora Karime Macías Tubilla, esposa de Duarte, quien lo acompañó en todo momento.
Y llegó el final. Salieron por el pasillo interno rumbo al elevador en el que bajaron a la cochera, subió a su camioneta y se fue. Acababa, así, un gobierno inconcluso, el número 72 desde que fue creado el Estado en 1824, en el siglo XIX, que se inauguró con Guadalupe Victoria como primer titular.
Contra lo que se pudiera creer, Duarte, quien se había acostado la noche anterior como gobernador y prácticamente había amanecido como ciudadano, se veía bien de ánimo. O de veras era mucha su entereza o había tomado un ansiolítico.
Hasta el final, Duarte falló a los veracruzanos. Ellos lo habían elegido y a ellos debió haber informado, antes que a nadie, su decisión. Faltó a la forma, lo que fue habitual en él hacer. Optó por Televisa, por Despierta, con Loret, el noticiario matutino que lo hizo blanco de sus críticas y denuncias en las últimas semanas de su mandato y que influyó grandemente en el ánimo del país para crearle la peor imagen de él como gobernante.
En varias ocasiones, el conductor de origen yucateco lo había invitado a que fuera al estudio a responder ante la serie de acusaciones que se le hacían, así como a su gobierno, ante lo que se había negado y ni siquiera había dado la cara.
Se supone que pidió la oportunidad la víspera, luego de salir de la Secretaría de Gobernación, donde se acordó su salida. Ahí pidió que se le cumpliera el último deseo antes de que le jalaran el banco sobre el que estaba y quedara colgando de la cuerda: que terminara su administración el Secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, lo que se le concedió.
Hasta su última declaración pública como gobernador, Duarte dejó constancia de que nunca pudo superar su obsesión, su odio enfermizo por quien él convirtió en su peor enemigo personal: Miguel Ángel Yunes Linares.
Tanto se obnubiló con la figura de su inminente sucesor que prácticamente a él le dio todo el mérito de su caída. A él lo culpó y contra él despotricó en directo, en vivo y a todo color. O sea, terminó aceptando que Yunes Linares no sólo le ganó la gubernatura sino que también logró su salida con la denuncia que presentó en su contra. No lo quiere pero lo dimensiona demasiado.
Y ya sin el cargo y como gallito de pelea herido, se piensa presentar el lunes de nuevo con Loret y, según se me dijo, con una caja llena de documentos probatorios, a su vez, de los señalamientos que le hace al Gobernador electo.
Está tan obsesionado con el panista que si no se presenta al debate al que convocó Loret, como dijo que no lo hará, según se me adelantó proclamará que le tuvo miedo y que él tiene la razón y que es inocente y que el otro es culpable y bla bla bla.
Ayer, en su lugar, ya con Duarte tendido en la lona, su ex vocero oficial, Alberto Silva Ramos, seguía tirando golpes. “‪@YoconYunes‪ Quien lo iba a decir. Parece que con @CarlosLoret vas a tener tu Yunes negro‬”, tuiteó al caer la tarde.
Por la mañana, había alardeado: “El debate el próximo lunes entre ‪@Javier_Duarte y ‪@YoconYunes en el espacio de ‪@CarlosLoret definirá el futuro de Veracruz”.
¿Pensará que van a tirar del cargo que se ha ganado a Yunes Linares?
Para Javier Duarte de Ochoa, el que lo tiró fue Miguel Ángel Yunes Linares. Para él nada contaron los actos de corrupción en su gobierno, el endeudamiento extremo al que llevó al Estado, la incontrolable violencia propiciada en mucho por la delincuencia organizada que ya se apropió del territorio estatal, las desapariciones forzadas de muchas personas, las fosas clandestinas por doquier, los adeudos con prácticamente todos los sectores productivos del estado, los crímenes y desapariciones sin resolver de muchos periodistas, la cuantiosa deuda con la Universidad Veracruzana y con el Instituto de Pensiones del Estado, la represión contra jubilados y pensionados, la impunidad, así como la impuntual entrega de recursos y los adeudos con los ayuntamientos.
Se ha quedado a 34 días de rendir su sexto y último informe de gobierno y a 48 de terminar su sexenio.
La última vez que más fuerte corrió la versión de que dejaba el gobierno fue en febrero pasado cuando el entonces dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, declaró que debía rendir cuentas, lo que publicó en forma destacada el diario Reforma. La respuesta, el 22 de febrero fue, mediante un tuit: “Ayer lo de La Parroquia, hoy lo de la licencia, a ver mañana con que nuevo invento salen. #tiemposelectorales”.
Pero a partir de entonces el tema fue ya muy insistente. En especial el periodista Joaquín López Dóriga fue quien estuvo anticipando su salida. Lo anunció el 27 de septiembre, cuando dijo que no concluiría su mandato, aunque ya el martes 20 de ese mismo mes en su noticiero por internet había adelantado que era el principio del fin y que se iría para facilitar la investigación de dos averiguaciones de la PGR en su contra. O sea, ya se había tomado la decisión desde el más alto nivel, aunque Duarte argumentó ayer que lo había decidido porque ya estaba “harto” de las acusaciones en su contra por parte de Yunes.
Un hecho real es que hasta ahora, su odiado enemigo va de 3-3: le ganó la gubernatura en las urnas el 5 de junio, logró que le suspendieran sus derechos en el PRI el 26 de septiembre y estén a punto de expulsarlo, y fue determinante para que lo obligaran a que dejara el poder el 12 de octubre, todo en el año 2016. ¿Le asestará el 4 de 4 si con su presión logra que la PGR lo procese por el cúmulo de denuncias que hay en su contra?
Anoche, al cerrar esta columna, no obstante la rebelión de un grupo de diputados que se oponía, todo indicaba que otro grupo mayoritario sacaría adelante el nombramiento de Flavino Ríos Alvarado como interino.
El vacío de poder no cabe. Alguien tiene que estar al frente del gobierno porque hoy se reanudan las marchas de protesta, manifestaciones y bloqueos de todos quienes quieren que les paguen lo que les adeudan. La presión será mayor porque quien les debía, Duarte, ya se fue.
Triste: anoche, hasta el momento de cerrar la columna, nadie, absolutamente nadie, ni de su círculo cercano, ni de sus colaboradores, ni de sus ex colaboradores, a muchos de los cuales hizo multimillonarios, ni alcaldes, ni diputados locales, ni diputados federales priistas y aliados, ni empresarios a los que benefició, nadie, le había cantado un Réquiem… político, o sea, un ruego por su alma; nadie salió a hacer una declaración a su favor. Lo dejaron morir solo.
YA HAY UN DETENIDO
Anoche (21:48 horas) el diario Reforma informó, en una nota del reportero Abel Barajas, que la PGR ejerció acción penal contra los dueños y apoderados de las empresas "fantasma" que recibieron contratos de más de 645 millones de pesos del Gobierno de Duarte.
“Como parte de esta ofensiva, la PGR hoy detuvo al dueño de una de las empresas y logró que un juez federal vinculara a proceso a 7 representantes legales de igual número de compañías, acusados de rendir datos o avisos falsos al Registro Federal de Contribuyentes (RFC)”.

El diario capitalino, en su portal dio a conocer que “Adicionalmente, lleva a cabo la búsqueda y localización de personas relacionadas con otras 15 empresas más que incurrieron en diversos delitos de carácter fiscal y otros, relacionadas con venta de insumos al Gobierno de Veracruz”.
Basado en un comunicado de la PGR, informó que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales (SEIDF) y la Agencia de Investigación Criminal (AIC), ejecutaron la orden de aprehensión contra el administrador único de la empresa Bienart, S.A. DE C.V., sin dar su nombre.
La empresa recibió tres contratos del gobierno de Duarte por más de 18 millones de pesos, por la compra de láminas, "toneladas" y "paquetes" de cemento.
“Según la dependencia federal, hasta el momento, la SEIDF ha iniciado 32 indagatorias en contra de empresas que han sido proveedores del actual gobierno de Veracruz y que realizaron diversas actividades, presuntamente constitutivas de delitos”.