MORENA: GOBERNABILIDAD, BARRUNTOS DE TORMENTA
Francisco Cabral Bravo
COLUMNA SEMANAL
2018-11-20
Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Manuel Huerta Ladrón de Guevara
¡Quiúboles! Una vez que cambie de sentidos los colores de la Banda presidencial, la cuarta transformación de AMLO habrá formalmente comenzado.
Sorprendente e inusual que un gobernante tenga la posibilidad de gobernar de manera plena, sin más limitaciones que su propio sentido común, 5 meses antes de poder ejercer el poder.
Entiendo y deseo que el presidente electo haya tomado buena nota y éste haya sido un tiempo de prueba y error, para que dé un mejor gobierno.
En cualquier caso, debe ser consciente de la suerte que tiene, porque al final del día, y ahí ya empezamos a entrar en el fondo de la cuestión, mientras no haya un cambio legal efectivo, en este momento lo que a él ha recibido es un bono democrático que le ha permitido aplicar y empezar a cumplir sus promesas. Se le ha otorgado la oportunidad de pagar el desgaste y probar, pensar y observar la situación de la sociedad mexicana sin tener todavía, ya no sólo formalmente, los atributos del poder sino tampoco los costos del poder.
El mundo se dirige hacia una peligrosa polarización.
Existen muchas cosas que el presidente electo tiene que aclarar y definir en su ejercicio de poder, pero hay una que es básica y va a consolidar o entorpecer todo: la decisión de AMLO entre seguir adoptando una política de orientada por la integración o, cómo se ha parecido ver últimamente, elegir una postura regida por la polarización.
Lo mejor que se le puede decir a AMLO, es que convoque a una Asamblea Constituyente, para cambiar el régimen, y lo que de verdad sería una cuarta transformación.
La base sociológica, con independencia de los instrumentos jurídicos, es fundamental.
La guerra contra los carteles ha servido para disfrazar y ocultar la violencia engendrada por el fracaso social.
El presidente tiene que elegir y tiene que marcar claramente dos cosas. Primero, que su camino de cambio no pasa por la destrucción sistemática de las instituciones propuesta de un cambio de éstas.
Y, segundo, que la base desde la que busca lograr este cambio no es la de fomentar el enfrentamiento y la violencia, ya que tenemos mucha, sino de un ámbito de pacificación e integración.
La inseguridad es el mayor problema que tiene el país, es importante que se defina en torno a la súper secretaría de Seguridad Pública y la combinación de los distintos elementos en relación a las Fuerzas Armadas.
En suma, México y el mundo, viven colectivamente hablando, una gran crisis.
La crisis democrática ya es imposible aplazarla. AMLO, es lo que Maquiavelo llamaría un "príncipe nuevo", es decir aquel que adquiere el poder "con armas propias y con virtud". Y bien harían tener en cuenta lo que Maquiavelo aconsejaba, en el sentido de que, no hay cosa más difícil de tratar, ni en la que éxito sea más dudoso o, ni más peligroso de manejar, qué convertirse en responsable de la introducción de un nuevo orden político; porque todo innovador tiene como enemigos a cuantos el viejo orden beneficio y como tibios defensores aquellos a los que nuevas leyes beneficiarían. No olvide el consejo del florentino que "quién crea que los nuevos beneficios hacen olvidar a los grandes hombres las viejas ofensas equivoca".
Que recuerde que " un príncipe nuevo es mucho más observado en sus acciones que uno hereditario" y recuerde que " a los hombres les interesan más las cosas presentes que las pasadas".
" Si los tiempos y las cosas cambian el gobernante se arruina porque no cambia su manera de proceder, porque habiendo siempre prosperado caminando por una vía no puede persuadirse de adaptarse de ella" ( El Príncipe, cap. XXV).
En Morena se está viviendo un momento extraño. La presentación del paquete económico para el año próximo será decisiva para saber si se mantiene o se pierde la confianza de los mercados en el próximo gobierno. Hasta ahora, luego de un inicio de transición muy terso, se han acumulado reacciones negativas en unas pocas semanas que han terminado golpeando a la bolsa y al peso.
Dicen los que saben que los presupuestos son política condensada y es verdad; Si el presupuesto para el 2019 no cuadra o se hacen malabares financieros para alcanzar los números y financiar las altísimas inversiones y programas que quiere realizar el gobierno de AMLO (o si para ello se amplía dramáticamente el déficit) habrá consecuencias graves y de corto plazo.
Por otra parte, un presupuesto ordenado y confiable podrá restituir, aunque sea en parte, lo que sea perdido. La propuesta presentada en el Senado vulnera abiertamente la autonomía del Banco de México, que es la única institución legalmente autorizada para establecer las comisiones bancarias.
La certidumbre es un bien tangible, imprescindible para los negocios y las inversiones y no puede haber programa social del Estado que sea suficiente para reemplazar el peso que los negocios privados y las inversiones tienen en la economía nacional y la creación de riqueza y empleos.
Hablado de los manotazos que ha dado López Obrador. Creo que tiene que dar uno más sobre todo entre los suyos, que no terminan de comprender que el gobierno de Andrés Manuel depende de que su accionar y su mensaje vayan por un mismo camino y que un rumbo de incertidumbre lo llevará, inevitablemente, más temprano o más tarde, a una crisis que nadie en su sano juicio querría para nuestro futuro inmediato.
¿AMLO usará la "política de identidad" para mantener el apoyo de la población, o pronto veremos a un Andrés Manuel más conciliador hacia los opositores para asegurar la gobernabilidad, aún en los momentos que podría enfrentar México?
Por lo menos, como Presidente electo, no ha tomado pasos, ni siquiera ha hecho acercamiento a posibles opositores de su gobierno. Y no lo ha necesitado, porque en general ha tenido una extraordinaria capacidad de someter, ignorar, o por lo menos callar a la oposición.
Y tal vez son tan dramáticos los cambios que quiere implementar, que la estrategia de usar su luna de miel política incluye pisar muchos callos y después negociar.
Pero este estilo de negociación tiene un alto costo. Porque aunque moviliza, también crea inestabilidad, caos y división.
Abrir madurando la democracia, la base de la estabilidad y gobernabilidad, dependía en gran parte de la credibilidad gobernante para buscar soluciones los grandes problemas que aqueja a la población, además de buscar crear consenso y unidad en estas soluciones.
Por eso la importancia de crear instituciones fuertes, dentro y fuera del gobierno, pesos y contrapesos y Estado de derecho para que no abusen los gobernantes y los más poderosos.
Consensos, negociaciones y credibilidad en las instituciones es el pegamento que mantiene las democracias a flote, especialmente una democracia como la mexicana.
Francis Fukuyama escribe un largo ensayo en la última edición de Foreing Affairs, titulado "En Contra de la Política de Identidad". Las nuevas tribus y la Crisis de las Democracias, donde subraya como grupos llegan a creer que su identidad, ya sea nacionalidad, religiosa, étnica, sexual, género, en otras no está recibiendo el reconocimiento adecuado. Y estás demandas han llevado a reacciones de otros grupos, quienes sienten una pérdida de status y un sentimiento de dislocación.
Fukuyama hace un llamado a las democracias liberales de buscar mecanismos para resolver estas diferencias, enfrentarán conflictos constantes.
Como comenté antes, la gobernabilidad en una democracia es verdaderamente efímera, y un porcentaje de la población le apostó a Andrés Manuel para responder a sus necesidades y tener la esperanza de que su vida será mejor.
Lo que hace falta es menos víscera, mucho más autocrítica y mucha más voluntad de entender.
Mantener la polarización no contribuye a mejorar la gestión pública.
Nadie quiere que AMLO fracase. La esperanza que el pueblo de México le depositó en las urnas lo dotan de una gran legitimidad, no requiere de simulaciones.
Pero demostrar la preeminencia del Estado en proyectos cuestionados, lo inclinan a tomar esta decisión. La confianza requiere certeza.
Nadie puede creer que Ricardo Monreal lanzó la iniciativa de cancelar comisiones bancarias sin haber informado a AMLO. Esto también ofende la inteligencia. Sondear reacciones resultó muy costoso para el país. El propio AMLO tuvo que declarar no habrían modificaciones.
Monreal anuncio continuará el trámite. Ya se negocian montos de comisiones. Bajarán comisiones, subirán tasas.
Estamos inmersos en un frágil equilibrio donde el beneficio de la duda se agota antes decisiones que violentan legalidad. No hay una conspiración contra AMLO. Los mercados no definen, los actos y las políticas públicas son los que marcan rumbo. Los mercados sólo reaccionan y son adversos al riesgo.
Si no hay certeza, ni marco legal que se respete, la desconfianza campea, los equilibrios se rompen y todos pierden. Ojalá que AMLO concilie y no confronte. Aún cuando sus estrategias reflejen popularidad, la actuación ofende a la inteligencia de los actores económicos y políticos. Sí va a tomar decisiones, está en su derecho y tiene la fuerza, no necesita recurrir al engaño. México no merece perder competitividad en el mundo global porque requiere inversión y empleo. Ofender la inteligencia no abona a lograrlo. En fin, el ambiente está cargado y denso. Hoy lamentablemente, hay barruntos de tormenta.
Propiciar una mayor polarización en un país que por diferencias y desigualdades ya está polarizado, donde los extremos sociales se dan a partir del distanciamiento de las clases en función del ingreso, falta de igualdad de oportunidades, acceso a la salud, educación, y empleo, sería una gran perversidad.
No debe olvidarse que la polarización fue bautizada por el propio AMLO: " los fifis" y los otros (el pueblo).
La administración que llega el 1 de diciembre debe tomar como prioridad mantener la confianza de la ciudadanía y de visitantes, así como de aquellos interesados en traer sus capitales para detonar proyectos productivos. No hacerlo representa el riesgo de caer en una espiral impredecible.
Están todavía a muy buen tiempo. Ojalá lo hagan, por el bien de todos.
La economía y la política son dos fuerzas muy poderosas que tienen la capacidad de hacerse grave daño entre sí cuando no cuentan con acuerdos básicos. Cuando las reglas son las intenciones no son claras entre uno y otro campo, las sociedades pagan un alto precio. El reto que tendrá el gobierno entrante es sustituir el cuadrilátero de box por un espacio de concertación nacional, con un rumbo unas prioridades bien definidas sí, pero en la que puedan caber todos.