LA FALLIDA RUTA PRESIDENCIAL.

Lic. Bernardo Bellizzia Guzmán

Opinión Ciudadana

2020-03-16

Desde sus inicios como político todo giraba entorno a él nadie más, solo él y sus ideas, pocos muy pocos podían osar esgrimir una diferencia u opinar en contrario a lo que Andrés Manuel pensaba o creía.

En el fondo, jamás ha sido un hombre al que le guste escuchar opiniones diversas, pareciera que sí, pero no lo es, siempre se hace su voluntad, la necedad, el berrinche, la obcecación, han sido la huella que desde muy joven ha querido dejar marcada y lo ha hecho bien, es decir ha cumplido con esa meta.

Entonces ¿Por qué cambiar de estilo hoy que por fin llego al poder absoluto? ¿Hoy que lo tiene todo?, no hay razón para ello, ni pensarlo si quiera, su popularidad importa mucho pero mucho más, que cualquier problema del país, y remarco CUALQUIERA, no le importa nada más, practica la ley del yoyo, así de simple. De sus aun fieles seguidores o aplaudidores, a ellos realmente ni los ve, ni los oye, solo los utiliza, nada nuevo en al arte de la política mexicana, solo cambia el personaje, lo demás es y será siempre lo mismo.

Andrés Manuel o Andrés, como le dicen sus amigos es un animal político, creado y formado por la vieja guardia, al viejo estilo, o como dicen a la vieja usanza, no inventa ni va a inventar nada, absolutamente nada, seguirá lo que el libro o manual del viejo político dicta, ni una coma de mas, ni una de menos, sabe perfectamente que bajo ese esquema su triunfo puede ser absoluto, total, sin dudas, sin cuestionamientos, nada más erróneo, nada más falso que eso.

Las condiciones actuales, los escenarios políticos, sociales y culturales, han cambiado, hay una distancia enorme y años luz como para pensar que el libro y sus directrices puedan seguir aplicando a la perfección y sin error alguno. Las sorpresas existen y se han empezado a mostrar en la misma cara del propio Andrés Manuel, su popularidad ha decrecido, el buen ambiente con la ciudadanía en sus giras ya no es el mismo, hay muchísimas inconformidades, promesas incumplidas, reclamos, gritos, desobediencia a la voz presidencial, no es el mismo entusiasmo que al inicio de su mandato donde todo era miel sobre hojuelas, felicidad pura, abrazos y no balazos, el dicho dice, “todo cambia, todo llega, todo se transforma”, y aquí en este caso todo eso ha pasado pero muy rápido, a pasos agigantados. La realidad de un país maltrecho, lleno de pobreza, de marginación, de desempleo, de inseguridad, de feminicidios, de homicidios violentos y secuestros, entre otros miles de problemas más, les ha pegado de frente y a casi descarrilado al tren llamado 4T cuyo General al mando se llama Andrés Manuel López Obrador, por más que sus fieles escuderos sigan dando patadas de ahogados para tratar de revertir y ocultar los ínfimos resultados obtenidos hasta el momento, es por ello que la decepción es monumental, evidente.