El síndrome del avión presidencial

JAVIER ROLDÁN DÁVILA

La insoslayable brevedad

2021-07-02

¿Qué opina de Descartes?: ¡sin la menor duda, era un conservador!

Una de las ideas fuerza del presidente López Obrador, en su campaña de 2018, fue estigmatizar el uso del avión presidencial. Bajo la consideración de que no puede haber gobierno rico y pueblo pobre, se comprometió a no usarlo.

Ya sentado en el trono, muchas voces, incluida la de su esposa, le han recomendado utilizar transporte oficial por diversas cuestiones, entre ellas la de seguridad, pero su necedad es tal, que ni siquiera lo emplearon para transportar vacunas o traer mexicanos varados en el extranjero durante el periodo más álgido de la pandemia, no se usa, no se usa y no se usa.

Ante la falta de medicamentos oncológicos para los niños con cáncer, la solución es doméstica y se denomina Pisa Farmacéutica, una empresa de más de 70 años de antigüedad que produce los remedios, pero que ha sido vetada por YSQ, a grado tal que, con artimañas, la clausuraron un tiempo.

Comentan que después de caer en cuenta que no los podrían conseguir, trataron de negociar en lo oscurito con el laboratorio referido sin lograr acuerdos, entonces, piden auxilio de la ONU y el organismo multilateral le compró a ¡Pisa!, no obstante, el don dijo que nunca.

En la relación con Biden se da algo similar, como la apuesta fue por Trump (mismo que califica al tabasqueño como un hombre increíble, por no dejar entrar migrantes), pues simplemente al tío Joe hay que aplicarle la aburridora, dejándole claro que no le simpatiza.

Cubrebocas, pruebas anti-COVID, Seguro Popular y lo que gusten agregar, han sido errores monumentales de la 4T y su patrón, pero tengamos certeza de que no modificará porque en algo no miente: se equivoca para siempre.