El caso de Viridiana Moreno, la joven desaparecida en Cardel, se convirtió en un verdadero problema para el gobierno de Veracruz, luego de que el mandatario estatal declarara que no estaba desaparecida, sino “resguardada”.
En pocas palabras, se trata de una crisis que se complicó por una imprudencia del ejecutivo.
Ese asunto provocó la toma de la caseta de peaje de La Antigua, el domingo por la noche; y una manifestación en Xalapa, por la mañana del lunes.
Cuitláhuac García trató de enmendar el error que consistió en una precipitada explicación; y reconoció que la búsqueda sigue.
Mucho más cauto, el gobernador declinó posteriormente dar detalles del caso, por ser un momento “delicado”.
El tema de las desapariciones en Veracruz es lamentable y alarmante, porque cada caso que se registra en un drama: sólo entre el domingo 22 y el lunes 23 de mayo, la Comisión Estatal de Búsqueda emitió 9 fichas por desaparición de personas.
El domingo se reportó la desaparición de Jolette Martínez Acosta, de 17 años, desaparecida en Xalapa; de Andrea Yamilet Caligua Martínez, también de 17 años, en Veracruz; de Diana Mundo Demetrio, de 16, desaparecida en la capital del estado; de Alessandra Michell López Felipe, de dos años, Acayucan; y de Ivanna Lizbeth Salinas Vidal, de tres, Veracruz.
Un día después, el órgano estatal de búsqueda consignó las fichas de Jorge Manuel Hernández, de 54 años, desaparecido en Xalapa; Elena Rosado Leal, de 11 años, Veracruz; Emilio Arellano Carmona, de 17 años, Coacoatzintla; y Ricardo Flores Rivera, de 25, Río Blanco.
Y así podríamos seguir día a día, con 4, 5 o media docena de desaparecidos por jornada.
No pasa, desde hace al menos una década, un día sin que se reporten nuevos casos de veracruzanos desaparecidos; y el gobierno, sin importar la sigla partidista, ha sido incapaz de frenar un problema que evidentemente lo rebasa.
No se trata, por otro lado, de un problema que sólo se registre en Veracruz: la Comisión Nacional de Búsqueda del Gobierno Federal reconoce que en México existe una crisis de desaparición de personas y que al corte del 31 de diciembre de 2019 había más de 61 mil 600 casos en todo el país.
En cuanto a la entidad veracruzana, en las tres recientes administraciones por Palacio de Gobierno han desfilado priistas, el equipo de Javier Duarte; panistas y perredistas, con Miguel Ángel Yunes al frente; y morenistas, con Cuitláhuac García. Y ninguno de ellos, sin excepción, ha podido detener este drama que afecta a miles de familias veracruzanas.
Existe en la entidad la Comisión Estatal de Búsqueda, de la Secretaría de Gobierno; y opera el Registro Público de Personas Desaparecidas, pero esas herramientas al parecer han sido insuficientes, dada la magnitud del problema.
Debido a esa incapacidad mostrada por las instancias gubernamentales, la sociedad civil se ha organizado para hacer ese trabajo; es el caso, por citar un ejemplo, del colectivo Solecito de Veracruz, creado en 2014.
Esa organización no gubernamental busca con vida o en fosas clandestinas a personas desaparecidas en la entidad; y por esa labor ha recibido el reconocimiento nacional e incluso internacional. Son, sus integrantes, un ejemplo de perseverancia y tenacidad. @luisromero85