Días antes de que Javier Duarte saliera huyendo del gobierno y del país, encabezó una reunión “secreta” en un búnker que el gobernador tenía en el aeropuerto de Xalapa, conocido como "El Lencero”.
Duarte le decía a su amigo Luis Ángel Bravo Contreras, nombrado recientemente como Fiscal General del Estado, que cuidara mucho el helicóptero que se le había donado (uno color rojo, sino mal recuerdo, tipo ejecutivo, que días antes le entregó el Gobierno de Veracruz) y que con la llegada de Miguel Ángel Yunes Linares al poder vigilara hasta cuando le ponían combustible, "porque capaz estos cabrones te ponen azúcar en el tanque".
La idea, según Duarte, era dejar a Luis Ángel por al menos 9 años como Fiscal como lo marcaba la Constitución recientemente reformada para crear dicha figura (antes era Procurador de Justicia). En teoría —más bien falacia— supuestamente le brindaría protección al saliente exgobernador, ya que su cargo era inamovible.
Pero Bravo Contreras no se complicó cuando se dio la transición y entendió que los tiempos eran distintos: el PRI había perdido el poder y llegaba una nueva clase política en la que no tenía cabida. A los pocos días que llegó Yunes Linares al Palacio de Gobierno, Bravo Contreras ofreció su renuncia de la Fiscalía, que se concretaría a finales de diciembre de 2016. Según versiones, había ofrecido entregar el cargo a cambio de que no se le persiguiera.
Pero todos los que han hecho tratos con los Yunes saben que ellos ven por sus intereses y para ellos es muy fácil romper pactos y acuerdos. La verdad, muchos incautos ingenuos han caído en esta circunstancia.
A Bravo Contreras, por ejemplo, lo detuvieron en junio de 2018 buscando dar un impulso a la campaña de Miguel Ángel Yunes Márquez, el hijo del exgobernador, quien por esas fechas ya sabía que no la tenía fácil para ganar la gubernatura por el efecto López Obrador que arrasó en las elecciones de ese año.
De hecho, la tónica del mini-gobierno de Yunes Linares (y creo que su principal error) fue una persecución mediática y excesiva contra exfuncionarios del gobierno anterior; esto, como una forma de legitimarse “llevando” ante la “justicia” a quienes consideraba enemigos del pueblo de Veracruz. Si bien algunos debían responder ante la justicia —especialmente por el vistoso enriquecimiento— hubo casos como el del exsecretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib, quien fue detenido injustamente, con lujo de violencia y aplicándole tortura para que declarara en contra de Karime Macías, la esposa de Duarte.
Y el operador de todo fue el prepotente Jorge Winckler como fiscal general del estado; con lealtad canina, cumplió con todos los protocolos para la detención de quienes eran los objetivos políticos prioritarios para su jefe, el gobernador. Se utilizaron recursos, elementos, rudeza innecesaria, intimidación; haga de cuenta el viejo estilo de la guerra sucia.
Tampoco debe olvidarse que un método siempre deleznable fue el de meterse con las familias cuando le decían a los detenidos que les harían daño o los joderían si no cooperaban. Otra de las formas favoritas de “hacer justicia” a la Yunes/Winckler era exhibir a los detenidos ante la prensa, violando abiertamente el debido proceso.
Pero todo se les derrumbó: perdieron la gubernatura de Veracruz y el castillo de sueños se les vino abajo. El proyecto de 14 años gobernando papi, Miguelito y Fernandito valió “topi”.
Desde ahí Winckler comenzó a entramparse, pues a diferencia de su antecesor que leyó los tiempos políticos nuevos, el todavía fiscal se negaba a dejar el cargo a sabiendas de que era el “apestado” en el gobierno morenista; que nunca habría confianza en él y que su presencia sólo estorbaba. No está claro si realmente fue por iniciativa de él o por órdenes de su jefe Yunes, pero seguía con la actitud soberbia de mantenerse en el cargo desafiando a la 4T.
Con una arrogancia infantil, y dada su afición a las redes sociales, no fueron pocas las veces que se burló del nuevo gobierno. Winckler así estuvo un rato, casi un año, como fiscal en el gobierno de Cuitláhuac García y hasta incluso fue convocado a una conferencia de prensa donde se le engañó que ya estaba siendo “aceptado” por la nueva administración.
No obstante, Winckler tenía los días contados; todos lo sabían, menos él.
Fue el 3 de septiembre de 2019 cuando Winckler fue removido temporalmente como fiscal general con el argumento de que no había cumplido con exámenes de confianza; el acto lo realizó la diputación permanente del Congreso del Estado y desde esas fechas Winckler desapareció del mapa. Ese mismo día, llegaba Verónica Hernández Giadáns a las oficinas de la FGE para tomar posesión como encargada de despacho, pese a la renuencia de empleados winckleristas que se negaban a creer lo que había ocurrido. Ese día, el inmueble se convirtió en un lugar altamente vigilado por elementos de Seguridad Pública, ante la arremetida de huestes yunistas por querer tomar a la fuerza la Fiscalía… pero se la pelaron.
Meses después, en marzo de 2020, se oficializó su salida por el pleno.
Una señal de que seguía insistiendo en una soberbia inútil, es que Winckler buscó a través de la justicia federal un amparo para ser reinstalado en el cargo como Fiscal General. Bastante risible, tan patético, que el Tribunal Colegiado desechó la propuesta.
Fue este lunes por la mañana cuando se supo de su detención en Puerto Escondido, Oaxaca, cuando andaba haciendo ejercicio. Cerca de las 20:23 horas, una vistosa caravana compuesta por elementos del Ejército, Ministeriales Federales y la Guardia Nacional llegó al famoso penal de Pacho Viejo con el detenido.
Jorge “N” entraba a los juzgados en medio de una multitud de fotógrafos y policías que hicieron valla. No se vio al arrogante fiscal obediente al gobernador Yunes; sólo un tipo que nunca levantó la mirada (como los cobardes) y se escondía entre las telas de la chamarra y la cachucha que llevaba. Un policía lo agarró de la nuca y así lo llevó hasta el cuarto de imputados. Iba en bermudas y tenis deportivos.
En esta columna --su favorita-- en pasadas ediciones escribí que Winckler se convertiría en moneda de cambio; que su excesiva confianza en sus protectores sólo era una trampa, pues estos lo podían entregar en el momento que así les convendría. Hoy el rumor que más se oye es que fueron los Yunes quienes entregaron a su ex fiscal o sencillamente lo dejaron de proteger; tal vez por eso dicen que Winckler espetó cuando lo detuvieron “Yo no me voy a ir solo en esto”.
Quizás Winckler nunca se dio cuenta que ya estaba solo. Que sus antiguos protectores tienen otros intereses donde él sale sobrando.
De hecho, se puede decir que el exfiscal se sentía como parte de la familia; un hijo putativo adoptado por Yunes Linares. Un cariño enfermizo que lo llevó a la situación actual.
Y es que Winckler desplazó a mucha gente pensante que por años estuvo al lado de Yunes Linares e incluso le frenaban los ímpetus en situaciones que podrían extralimitarse y tener consecuencias. El joven abogado era todo lo contrario: sencillamente obedecía, brincaba, rodaba, levantaba la patita, se hacía el muerto o se hincaba de rodillas cuando se le pidiera.
En este sentido, sentado en su celda fría, el exfiscal tendrá largas madrugadas meditando y llegará a la única conclusión: si está en el bote, es por estarle siguiendo el juego a los Yunes.
El mismo Winckler tuiteaba el 27 de septiembre de 2018: “Ni perdón, Ni olvido, queremos y daremos Justicia a #Veracruz. Le duela a quien le duela”.
De acuerdo, mi Yorch. Le duela a quien le duela. Chille quien chille. Lástima de los terrenos comprados en Yucatán.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Dicen que van a estar revisando de manera metódica las caravanas migrantes; no vaya a ser que el “pelón” Marcos Even (el gurú de Winckler, también prófugo de la justicia) se quiera hacer pasar por cubano o haitiano, lo detengan y lo deporten a alguna isla del Caribe.
OTRA NOTA: Alguna vez Yunes Linares, siendo gobernador, se sentó con el legendario jefe policiaco Alfonso Lara Montero, en el emblemático café de La Parroquia. Ahí, el comandante en jefe de los policías estatales, dio algunos consejos al fiscal Winckler, presente en la mesa junto al secre de Seguridad, Téllez Marié, y el secre de Gobierno, Rogelio Franco… Palabras más, palabras menos, le decía al “Verduritas”: Siempre respeta la investidura… Estás muy joven y debes aprender mucho… No todo es golpear por golpear… Los carniceros de hoy serán las reses del mañana: recuérdalo siempre, Jorge…
LA ÚLTIMA PORQUE ME DUELEN HARTO LAS PATAS: Fueron Luis Ángel Bravo y el exgobernador interino Flavino Ríos Alvarado quienes le dedicaron sendas líneas en Twitter al hoy preso de Pacho Viejo. El exfiscal le publicó: “Justicia Divina. No hay plazo que no se cumpla. Con la vara que midas serás medido”. Por su parte, Ríos Alvarado puso: “Al que actúa mal, siempre le va mal, quiero ver si Wincler (sic), mantendrá la sonrisa en las audiencias en Pacho Viejo, como cuando fabricaba delitos, para congraciarse con su jefe, otro delincuente, el Karma siempre los alcanza, reconozco el trabajo de la Fiscalía”.