La debilidad de la oposición abre huecos que no cualquiera puede llenar si se tratara de fortalecer al sistema político; sin embargo, a estas alturas se les ocurrió sugerir un cambio de rumbo del país. Ninguno con una trayectoria limpia, pero le apuestan más a la desmemoria de los mexicanos que a la democracia.
Tres ex priistas que la vida los llevó a estar en las filas de los perdedores, se trata de José Narro Robles, ex rector de la UNAM y relacionado con la mafia de los medicamentos, culpable de la escasez y los criminales sobreprecios de medicinas, en los últimos sexenios.
Cuauhtémoc Cárdenas, que rompió con el PRI para dar lugar al Frente Nacional Democrático, fundador del PRD, junto con López Obrador, pero se fue separando a medida que el actual presidente se acercaba al triunfo electoral, hasta convertirse en un franco opositor, señalado como negociador en el fraude electoral que llevó a Carlos Salinas a la Presidencia de la República. Donde él contendía también.
Francisco Labastida Ochoa, candidato del PRI a la Presidencia de la República que perdió ante Vicente Fox, fue gobernador de Sinaloa desde 1987, año en el que el cartel de esa entidad cobra fuerza.
Estos personajes ilustres olvidados por la historia, que han vivido en la banca por varios años, no han aprendido retirarse a tiempo. Si desconocen sus limitaciones y sus derrotas quieren verlas lejanas, seguramente recibirán un revés en estos días, porque se les ocurrió encabezar un movimiento con el objetivo de frenar al movimiento que lidera el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Darán a conocer un documento denominado Punto de Partida, donde aseguran que tienen seguidores, que también forma parte del Consejo de ancianos del PRI, pero sin ser una acción política del tricolor oficialmente.
Anunciaron que lanzarán su proyecto el lunes 30 de enero, donde quieren sorprender a la población, quieren crear nuevas expectativas sobre viejos esquemas de política. Detallaron que se han recolectado propuestas que nacieron de las discusiones que se encabezaron en diferentes mesas de diálogo, donde participaron coordinadores de grupos parlamentarios, personajes políticos, académicos y sociales.
El grupo estará conformado por los excandidatos a la Presidencia de la República, Cuauhtémoc Cárdenas y Francisco Labastida; los ex rectores de la UNAM, José Narro Robles y Francisco Barnés; conocido por provocar una huelga en la Máxima Casa de Estudios al intentar aumentar las colegiaturas e iniciar la privatización de la institución.
Pero hay más personajes del pasado como aquel abogado que tuvo una muy importante participación en el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio, acusado de manipular información del caso y cambiar al autor material del homicidio, Diego Valadés, quien, sospechosamente, deja su cargo como procurador General de la República, un mes después del asesinato de Lomas Taurinas.
Aseguran que el grupo estará integrado por muchas más personas de diferentes ideologías y con pasado, nadie lo niega, en diferentes partidos políticos; además, se adelantó que esperan recorrer todas las entidades federativas con el objetivo de sumar mayores propuestas de la ciudadanía.
La intención es evidente descarrilar el triunfo de Morena en 2024, pero la pregunta es más importante todavía sobre el sostenimiento financiero de esta campaña que surge ante la carencia de opciones reales dentro de los partidos de oposición. Es fácil encontrar al padrino de este movimiento, porque es evidente que se trata de alguien que quiere recuperar sus privilegios y no le importa invertir en fantasiosos movimientos para lograrlo.
Desde luego que a los tres venerables organizadores si algo les sobra es dinero, pero no van a utilizarlo para un movimiento político, su pasión por la democracia no llega a tanto. Sin duda hay un patrocinador que prefirió crear un movimiento antes que fortalecer financieramente a cualquiera de los cuatro partidos de oposición que seguramente advierte perdidos y probablemente se queden sin registro.
“No estamos de acuerdo con muchas cosas que están haciendo en el gobierno, pero no lo queremos plantear en términos personales. Queremos decir y demostrar que hay cosas que no están dando resultado”, expresó Labastida sobre el proyecto.
Aclaró el primer priista perdedor de la Presidencia de la República que no está en las intenciones de los participantes competir por un puesto de elección popular, sino que buscan contribuir al país de la mejor manera, con el fin de que se pueda llevar a cabo un mejor desarrollo para la ciudadanía y el Estado en general.
De hecho, puede advertirse que el propio Labastida no está a favor de la alianza al decir: “No es quítate, porque yo quiero estar, que es la impresión que da la alianza del PAN, PRI y el PRD: quítate porque yo quiero estar. Nos interesa, en primer lugar, el país y los mexicanos, eso es lo que buscamos ni Cuauhtémoc ni yo queremos ningún puesto, ningún beneficio ni nada por el estilo; digamos que es nuestro último esfuerzo, por lo menos el mío, para contribuir a que el país esté mejor”.
Lo que sí es nuevo en el discurso de Labastida es intentar que el país esté mejor, porque ni como gobernador de Sinaloa, ni como senador, ni como secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo, lo intentó siquiera.
Advierte que puede abandonar al PRI si sigue al frente Alejandro Alito Moreno Cárdenas, a quien catalogó de “un pésimo dirigente”.
Este grupo se suma a otros que tratan de derrocar a la Cuarta Transformación fuera de los partidos políticos que pareciera que sólo ven su tumba en el futuro.
El rechazo a los partidos de oposición no es gratuita en este momento, porque sólo figuró como un grupo sin propuestas ni iniciativas, violento, golpista, que en lugar de debatir las ideas prefería el insulto y la descalificación, dejando un vacío en la vida política de México que no dejan de aprovechar los oportunistas y los que buscan tener, al final de sus vidas, aunque sea una entrevista en los medios.
PEGA Y CORRE
Los consejeros electorales presentaron un libro que ya empezaron a repartir por WhatsApp, a todos sus contactos, al estilo de El Rey del Cash, porque saben que nadie lo va a comprar pero así justifican el gasto de su mecenas, hasta hora oculto entre las tinieblas del golpismo.