LA MAYORÍA del pueblo mexicano, está viviendo una etapa muy difícil con el gobierno de López Obrador.
Nunca, como ahora, se había visto tanta corrupción, tanta violación al estado de derecho, tanta inseguridad, tanto cinismo ante los reclamos de la ciudadanía, y tanto odio del propio presidente de la república, a todas las clases sociales del país. El presidente, no quiere al pueblo, no quiere a los pobres, tampoco a los empresarios, a los académicos, a las instituciones en general, salvo aquellas que le favorezcan en sus propios intereses.
La impunidad huele por todos lados y se practica una política, bajo un sistema de gobierno, que no quiere nada con la ley, no quiere nada con ninguna institución, encaminándose a una verdadera dictadura, propia de los países como Nicaragua, Venezuela, Cuba, entre otros.
Y no es la primera vez que la propia sociedad, se siente frustrada y con coraje, porque no ha encontrado la manera de deshacerse de este gobierno fantasmal, que esta terminando con el país, sino que desde hace tiempo ha intentado enfrentarse a este mal gobierno, donde ni siquiera se respeta a los propios poderes de la unión, como suele verse con los ataques permanentes a la suprema corte de justicia de la nación, al poder legislativo, donde se inventan estrategias fuera de la ley para cumplir con lo que quiere o desea el mandatario nacional.
Existe, sí, existe en este momento mucha inconformidad, mucho coraje por no tener los instrumentos necesarios que puedan operar para evitar que México, se siga desangrando, se siga deshaciendo en las manos de un solo hombre, salvo el ejercicio democrático a través de las elecciones, las cuales corren riesgo absoluto de no ser respetadas, porque ahora, esa es la preocupación del presidente, es decir, ganar las elecciones a como dé lugar y seguir manteniendo el poder, ejercido a su manera y capricho personal.
Lo sucedido este fin de semana, en el seno del poder legislativo, es una muestra palpable de todo lo que está sucediendo, donde la instrucción es hacer, estrictamente, con lo que se dicta desde palacio nacional, sin ninguna contemplación, porque el objetivo es terminar con todo aquello que pueda ser contrario a los deseos presidenciales. El presidente, está incontenible, y ni siquiera la oposición, ha logrado hacer algo para evitarlo.
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EL AVIÓN, UN ACTIVO NACIONAL
SI BIEN, EL AVION presidencial, era una aeronave al servicio del gobierno federal, la mayoría de mexicanos, la consideraba suya, porque pertenecía, eso sí, al patrimonio nacional. No fueron pocos aquellos que sintieron coraje al ver volar, quizá por última ocasión, a este avión sobre el espacio del país, pues seguramente, en mucho tiempo, esta nave no volverá a aterrizar en el aeropuerto internacional de la ciudad de México, o de cualquier otro espacio del territorio nacional.
Así terminó la historia de este avión, tan famoso, que hasta en los billetes de lotería apareció, cuando en otra de sus ocurrencias, el mandatario nacional, decidió rifarlo, sin que fuera, en realidad, el premio principal, porque era obvio que ninguna persona que lograra obtenerlo por la suerte, lo podría sostener en el patio de su casa, o en algún campo de futbol.
Sin embargo, se rifó y se optó por premiar con cantidades de veinte millones de pesos, qué al parecer, no se entregaron legalmente, como debía ser, pero tampoco se supo que fue de esos recursos que se obtuvieron, pues, sencillamente, también, como ha sucedido en otros casos, desaparecieron misteriosamente sin que hasta ahora se tenga precisión a qué bolsas fueron a parar.
Lo que sí es cierto, es que el avión se vendió bastante barato con el fin de que se fuera y no estuviera recordándole al presidente, que esa nave había sido usada por sus enemigos políticos del pasado. Eso sucedió, finalmente, con el avión, como sucedió también con otros activos nacionales, como fue, sin duda, el extinto aeropuerto que se edificaba en la zona de Texcoco.
Nadie, es lo extraño, es que, hasta ahora, alguien le ha reclamado al presidente, haber vendido el avión presidencial, que, por cierto, no era suyo, sino del pueblo mexicano en general.
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AHUED, SENCILLAMENTE, EL MEJOR ALCALDE.
NO ES LA PRIMERA vez que una encuestadora nacional, ubica al presidente municipal de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuill, como uno de los mejores en todo el territorio nacional.
Ya en otras ocasiones, había aparecido en los primeros lugares de los resultados de las encuestadoras, por lo que ahora, ubicarse en el tercer lugar nacional, no es ninguna sorpresa, sino al contrario, es evidencia de que Veracruz, cuenta con el mejor presidente municipal, precisamente, en la capital veracruzana.
Y es que, para los veracruzanos, especialmente, para los habitantes de Xalapa, el también empresario local, y senador de la república, con licencia, representa un verdadero orgullo, porque nunca, que se sepa, se había contado con tan excelente alcalde, respetuoso y respetado personaje de la vida pública de Veracruz.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.