Fue el 17 de mayo del 2016, en plena campaña -su primera- por la gubernatura. Cuitláhuac García se soltó a prometer un paraíso que ocho años después (cinco de él en el gobierno) sigue sin aparecer. * Durante un foro organizado por la Confederación Patronal Mexicana (Coparmex), en aquella ocasión, Cuitláhuac García hizo compromisos en materia de combate a la inseguridad y la delincuencia. * Planteó la creación de “una policía única, con uniforme único, sin pasamontañas, con identidad propia para que sean los elementos quienes se identifiquen con los ciudadanos”. * Dijo que a los miembros de esa corporación se les garantizaría el derecho al empleo y la seguridad social, amén de que “el secretario de Seguridad que no cumpla, por omiso, será despedido y se le aplicará una responsabilidad”. * Cuitláhuac García está por concluir su gestión como gobernador y, contrario a lo que prometió, la incidencia delictiva fue cada día más grave; la policía estatal mantiene a su división llamada “fuerza civil”, los policías uniformados se siguen cubriendo el rostro con pasamontañas y se niegan, de manera sistemática a identificarse con las personas a las que intervienen. * La Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) ha documentado numerosos casos de abuso policiaco, ha emitido recomendaciones, pero la autoridad estatal se ha negado a aceptarlas. * Los policías de Veracruz han ganado fama por la violencia que utilizan para realizar desalojos de ciudadanos que protestan, pero su inutilidad para evitar las ejecuciones y los ataques de las bandas criminales que se asentaron en la entidad. * Ese es el legado que en materia de seguridad nos está dejando el -palabras del presidente- “gobernador más honesto que ha tenido Veracruz”.
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Manuel Huerta ya no encuentra la forma de justificar su ignominiosa sumisión.
En el puerto de Veracruz dijo que “tomó la decisión de ya no perder el tiempo”, buscando una explicación para la decisión de su partido. “Ya me quedó claro que el partido tomó una decisión: mandarme a empujar”.
Asume, por tanto, que en Morena no confiaban en que fuera a poner todo su entusiasmo en la campaña por el senado, sabedor de que con quedar en segundo ligar aseguraba su llegada a la Cámara Alta.
En esa línea de pensamiento, si Claudia Tello -ahora colocada en la primera fórmula- decide no “empujar”, eso no tendrá un efecto significativo en el resultado final, pues tampoco se esperaba de ella la captación de muchos votos.
La lógica aplicada por Morena, aunque cruel, suena contundente: Manuel Huerta, el exdelegado federal para los programas sociales, el que controla el ejército de promotores - “servidores de la nación”, les llaman-, el que tuvo bajo su resguardo el patrón de beneficiarios de las dádivas de la Federación, está obligado a hacer lo necesario para que le lleguen muchos votos a Rocío Nahle, pero a la vez sumar los suficientes sufragios para obtener como recompensa su acceso al Senado.
Cuestionado ¡una vez más!, sobre la decisión de su partido de enviarlo a la segunda fórmula (con lo que se faltó al compromiso de colocar en la primera fórmula a los “sacrificados” en la carrera por la gubernatura), Manuel Huerta se plantó en su discurso: él siempre ha respetado los principios de Morena y seguirá trabajando para ganar las elecciones.
Para “endulzar” el momento, dijo que la decisión de su partido refleja que él es garantía de triunfo, garantía de lucha, trabajo y esfuerzo.
“El partido nacional ha tomado la decisión y yo me he dado siempre a cumplir los principios del partido, a respetar a las mujeres que vayan por delante en su momento con Rocío, ahora con Claudia (Tello)”.
Dirá misa, pero hacia afuera la percepción es que él ha sido víctima de las decisiones arbitrarias que se han estado tomando en el “war room” de Rocío Nahle, desde donde han dispuesto que “los muchachos de Cuitláhuac” ya no sean un factor determinante en este proceso electoral.
Opciones ganadoras para los Congresos local y federal han sido descartadas por el hecho de que “están identificados con los operadores del gobernador”, lo que tendrá un impacto negativo en el resultado final.
Mientras los asesores de Rocío Nahle se empeñan en gritar a los cuatro vientos que le lleva “más de 20 puntos” a Pepe Yunes (al principio decían que “más de 30 puntos y ellos mismos recortaron la distancia), mediciones serias hablan de une diferencia no mayor a 6 puntos, todavía a favor de Nahle, pero con un evidente estancamiento de la abanderada de Morena y un crecimiento cada vez más pronunciado del abanderado del frente opositor.
Si no se da alguna circunstancia fortuita, en la primera semana de la campaña formal, esto es, empezando el mes de abril, Pepe Yunes estará rebasando a Rocío Nahle y ya o habrá forma de revertir esa tendencia.
Mientras tanto, Manuel Huerta deberá enfrentar sus propios demonios y poner todo su empeño para derrotar a “los Yunes azules”, algo que él mismo reconoce que es bastante complicado.
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Epílogo.
Todavía no se hacen oficiales las listas de candidatos al Congreso local por parte de las dos alianzas, pero ya algunos -del lado de Morena- están anticipando que no serán considerando y se están moviendo, con todas sus “canicas” hacia el frente opositor. * El hueco que se va a provocar en el “voto duro” de Morena y sus aliados, será determinante el 2 de junio. Son liderazgos regionales de mucho arraigo que están siendo desplazados sin explicación ni compensación alguna. * Cuando perciba que los votos no le alcanzan, el dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, deberá tener presentes todos sus desplantes, todas las groserías que les hizo a quienes aspiraban a un cargo de elección popular. * Ese será el momento en el que Ramírez Zepeta deberá revisar su cartera y analizar si a él, en lo personal, le fue bien en la negociación de candidaturas, de sedes para los actos de Rocío Nahle y con el “pase de charola” a los alcaldes. Que lo tome como su “pago de marcha”.
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