En medio de una gran desinformación, de las reservas declarativas que han tenido los protagonistas en el Senado y de las mentiras usuales que brotan desde la Mañanera de López Obrador, el público mexicano se pierde en un mar de especulaciones y espera hoy el desenlace de la Reforma Judicial a través de la votación de la Cámara Alta.
Hasta el domingo pasado, los partidos de oposición tenían los 43 votos necesarios para frenar la iniciativa que cambiaría el texto constitucional y destrozaría lo que hemos conocido hasta ahora como el Poder Judicial (PJ) de la federación. Pero ayer martes llegó a la presidencia del Senado una petición de licencia de Miguel Ángel Yunes Márquez, que fue votada a favor por la mayoría morenista, y así fue habilitado su suplente, ni más ni menos que su padre, Miguel Ángel Yunes Linares.
Hasta el momento en que escribo estas líneas, azorado igual que muchos ciudadanos y muchísimos veracruzanos, ni Miguel Ángel padre ni su hijo han hecho saber el sentido que tendrá su voto en la histórica votación que está por realizarse en la vieja casona de la calle Xiconténcatl de la Ciudad de México, a donde se trasladó el pleno senatorial después de que los empleados del PJ y alumnos de varias facultades de Derecho tomaron el edificio del Senado.
Yunes Linares, que es un tribuno muy experimentado y sin embargo temblaba de emoción o coraje, tomó el micrófono ante el pleno y, entre los gritos, insultos -saludos, senadora Chuya Díaz- y abucheos de los panistas, medio logró manifestarse en contra de lo que él llamó la “imposición del voto” de parte de Marko Cortés, el líder nacional del PAN. Fue un momento de dimes y diretes entre los antiguos correligionarios Marko y Miguel Ángel, en el cual el dirigente le reprochaba abiertamente que hubiera traicionado a su bancada (“y a quienes votaron por él”) y el exgobernador siguió sin manifestar el sentido de su voto.
Había, sí, signos visibles de un probable acuerdo de los Yunes azules con el Gobierno de la 4T, como el hecho de que Miguel Ángel padre llegó cobijado por Adán Augusto, el coordinador de la Jucopo, y recibió una ovación de parte de los legisladores morenos.
La moneda está en el aire.
El futuro político de los Yunes del Estero pende de cómo voten ya sea el suplente o el propietario del escaño que tienen por el millón de votos que les entregaron los veracruzanos en la pasada elección, que les permitió ser la primera minoría.
También está en suerte el futuro electoral de la zona metropolitana de Veracruz-Boca, que se inclinaría hacia el partido oficial si los Yunes orientaran su decisión en favor de la reforma de AMLO.
Cambiaría igualmente en muchos sentidos el mapa electoral de nuestro estado si se diera una reorientación de los Yunes panistas y su grupo de seguidores.
Y México quedará pendiente ante la embatida en contra del Poder Judicial, el único contrapeso que le queda al poder omnímodo de Andrés Manuel López Obrador.
Hoy mismo lo sabremos…
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