+ No es para quitar el sueño pero si para estar alertas lo que viene sucediendo en la huasteca con un servicio médico que ofrecen, a nombre de Telmex
Zona Norte
- 2011-08-14
No es para quitar el sueño pero si para estar alertas lo que viene sucediendo en la huasteca con un servicio médico que ofrecen, a nombre de Telmex, vía el número local por promotores y promotoras quienes llaman sorprendiendo con sus métodos que van obligando a una transacción o venta con el manejo inescrupuloso del lenguaje y la coacción.
No se sabe si es lo nuevo en mercadotecnia, pero sucede demasiado pronto, que usando la lógica cuántica, te orillan a decir lo que no quieres, caes en la trampa, y ¡zas! Te suscriben, cargan y cobran sus servicios.
Tras el mal sabor del engaño y la manipulación que una jovencita hiciera a esta servidora, hablé a la línea de Telmex, que pone en el recibo telefónico intentando comunicar esta experiencia, a un amable operador, a quién, como se acostumbra en este tiempo en México, me di la libertad de amenazar diciéndole que, si en mi recibo me cargaban el tal servicio médico, los iba a demandar, no sin antes exigirle a voces, como lo hacen en la televisión, que ni se le ocurra cobrarme ese servicio porque si lo veo en el recibo le va a caer la Maldición de la Malinche.
Es, en realidad, pocas opciones me quedaron tras sentir que mis sentimientos no valen, que hice algo mal y desazón de que, al repetirle una y otra vez a quien estaba al otro extremo de la línea obligándome a adquirir su producto, ¿y eso para qué sirve? - por toda, respuesta en cada ocasión, me respondió: “entonces señorita Díaz, anoto su interés en nuestro producto” y yo ¡pero para qué sirve! - Y ella “entonces señorita Díaz, aquí voy a poner que Usted quiere…” Y yo: ¿!PERO ESO PARA QUÉ SIRVE¡?
Lo que se repitió hasta que, casi por acto de venganza me remitió a mi aula de lógica cuántica del CIE Tacuba, diciéndome a más b no significa que ab sean incompatibles y si usted no los ha rechazado no se puede negar su existencia, por lo tanto sigue vigente a más b en el mismo orden de factores, mientras a más b siguen siendo ¡la oportunidad de su vida, por tan solo ene pesos al mes! y yo ¿por cierto, -le dije- cómo sabe Usted mi nombre y mis datos? Y ella contestó “Ah. Me los proporcionó Telmex. Porque nosotros trabajamos con esta empresa”.
Claro que esto se lo dije al joven que me atendió en la línea Telmex, al que, como para remarcar mi poder de Grayscool, en mi amenaza, como si el chico fuera el dueño de esta casa telefónica, le recalqué, “los voy a demandar y a decirle a todo el mundo que ustedes le andan dando los datos personales de una a estos, quienes, la verdad, considero tienen poca ética y ningún escrúpulo y solo les interesa manipular y engañar para distorsionar tus palabras y hacerte “comprar” o aceptar algo a (/&%$#) y luego le pregunté ¿por qué permiten que empresas como esta timen a las personas?
El joven, quien la verdad fue muy considerado ante mis atropellos verbales y mis gritos, pues estaba histeriquita, lo confieso, tras la declaración siguiente, que me hiciera la muchacha “Buenos días, ¿se encuentra la señorita Livia Díaz por allí? –y yo, que ya (imagino como todos) desconfío, pregunté- ¿Qué se le ofrece? Y ella arremetió de golpe y me notificó, porque nunca me preguntó, esto: “Le llamo para informarle que su suscripción ha sido aprobada y está usted suscrita y desde este momento está dentro de la Red de Salud” y yo, al oír que estoy en una red de salud, me dije ¡qué lindo! Y me senté, cómodamente a escuchar, pero a los tres minutos me di cuenta de que había caído, por todo lo redondo en la red, que esta araña en turno me tejió, por órdenes superiores, para sangrarme dinero mensualmente por medio de mi Recibo Telmex.
Así que hice hincapié ante el empleado de la empresa, de que, si aparece ese cobro en mi siguiente recibo, no solo voy a demandarlos por dar mis datos personales, permitir que esta gente me haga esto sin poderlo impedir, sino que los daba por avisados de que yo no quiero, me niego, rotundamente rechazo que carguen a mi recibo el precio de ese servicio.
Acto seguido no tuvo el representante de la telefónica más importante del país más remedio que decirme, “la verdad, eso ya viene así”, de antemano “le pido disculpas por las molestias” que le hayan causado esas personas, pero, “lo más que puedo hacer es escribir aquí lo que usted está diciendo” y en caso, solo en caso de que este aparezca en su recibo, nos llama y nos reclama. Le dije “muy bien, ¿me puede dar el número de reporte?” y confesó que llegaba a reporte, pues lo más que podía hacer es escribir lo que le dije en su cuaderno.
Muy frustrada, en ese momento no pensé en otras personas, sino en lo molesto y desagradable de que te “la apliquen” –como se dice aquí en México cuando ejecutan algo en tu contra a pesar de tus protestas- le pedí que no le den mis datos personales a nadie, ni a esas gentes ni a nadie, y me dio a conocer que son varias las empresas como esta, a las que la empresa Telmex les ha autorizado promover entre sus clientes diversos servicios.
Quedé atónita, pensando en cuántos corajes me quedaban por delante, le pregunté que si había manera de evitarlo, y por todo me aconsejó que, en cuanto advirtiera que en una llamada telefónica observara que se trataba de algo similar, olvidando toda regla de urbanidad, “cuelgue inmediatamente el teléfono”, así, sin culpas y sin educación ni cortesía. Bueno, no lo dijo con esas últimas palabras exactas, pero de tal manera lo entendí, que estoy esperando a que me llame algún promotor, como esa chiquilla, para colgarle inmediatamente, tal cual si le cerrara la puerta de mi casa en sus narices. Hasta tengo mentalmente ensayada la forma en que lo haré.
Esto que escribo es casi-casi es la miniguía de la solución de este conflicto, y para cuidar el patrimonio familiar, no queda otra opción, ninguna, por que la propia situación lo está evidenciando.
Por más que usted intente razonar con quienes llaman, no podrá, impedir que le carguen en su recibo este servicio porque los promotores y promotoras están entrenados para aplicarle la fórmula ganar ganar, y que alguna parte de la grabación -¡ah, porque lo graban todo!- usted diga, acepto o me interesa, o no diga no, no quiero, no me interesa; y a pesar de que lo diga, se le salga alguna otra palabra que puedan emplear para lograr su objetivo.
Es simplemente el algoritmo mediante el cual, el no rechazo es interpretado como no rechazo pero si aceptación puesto que están en el mismo plano ambas cosas.