JORNADA HUASTECA: Cumple 75 años la educación al indígena
+Los centros de capacitación fueron creados por Lázaro Cárdenas
+ José Vasconcelos luchó por exterminar las lenguas indígenas
+ Adolfo López Mateos reconoció la Dirección de Asuntos Indígenas
Zona Norte
- 2011-08-27
En 1936, en el periodo del presidente Lázaro Cárdenas del Río, se crearon los centros de capacitación para jóvenes indígenas con internados con cupo para 150 alumnos procedentes de Acececa, en Tantoyuca, Veracruz; Matlapa en San Luis Potosí; Remedios en Ixmiquilpan, Hidalgo, entre otros.
En estas escuelas, según relata en su testimonio el profesor Hilario Hernández Francisco, aprendían “con una disciplina rigurosa” además de la primaria, carpintería, albañilería, textilería, alfarería, herrería, talabartería; también a cultivar hortalizas, cuidar animales domésticos, atletismo, deporte, música con solfeo, banda de guerra, entre otras cosas.
El profesor Hernández Francisco considera estas, “las mejores escuelas de toda la república”, del México de entonces y después.
Las escuelas dependían del departamento de Asuntos Indígenas de la Secretaría de Educación Pública. A partir de las mismas, el General Cárdenas permitió que se organizara el Primer Congreso Interamericano Indigenista en Pátzcuaro, Michoacán.
En la época en la que estudió en dicha institución Hilario, 1957, dirigía este departamento Jaime Torres Bodet con Mario Aguilera Dorantes y como coordinadora Angélica Castro de la Fuente.
SE IMPONE LA CASTELLANIZACIÓN
A pesar de existir en la república diversidad de lenguas, algunas, a decir de Carlos Montemayor, idiomas tan complejos que superan a otros reconocidos, pero que siguen devaluados; el mentor de referencia nos cuenta “destacados pedagogos de la Revolución Mexicana de 1910, como Gregorio Torres Quintero, José Vasconcelos, Vera Español y Rafael Ramírez, “vertieron sus ideas para la educación de los indios, únicamente en lectura, escritura y castellanización.”
Torres Quintero insistía no enseñándoles su lengua, así que el indio se vio obligado a aprender lengua castellana; mientras Vasconcelos determinó que “ya que el español pertenece a una de las razas más ilustres del mundo, las lenguas indígenas tenían que ser exterminadas, y los indios deberían ser obligados a reconocer la victoria del español.”
Rafael Ramírez: les afirmaba a sus maestros “usar lengua indígena en las aulas no contribuye a la incorporación del indígena a la civilización, sino ustedes correrían el peligro de ser absorbidos por el indio en la comunidad.”
A pesar de la discriminación, nos cuenta este promotor de la cultura bilingüe, en su memoria de práctica profesional, también hubo pedagogos que eran indigenistas defendiendo la causa indígena, como Manuel Gamio, Alfonso Caso y José Manuel Puig.
El escritor del documento de marras, es originario de Ahuatitla, comunidad del municipio de Orizatlán. Hidalgo; y estudió en el internado de “La Llave”, en San Juan del Río, Querétaro.
Cuando conocí a Hilario en 1997 y me dio su memoria, no sabía que este documento iba a ser tan relevante para entender la historia de la huasteca que recorrió en Querétaro, San Luis Potosí, Hidalgo y Veracruz.
Además de integrar parte de esta historia, se dedicó a reunir datos, a favor del sistema, pendiente de los acontecimientos y el desarrollo de las comunidades como promotor, director y supervisor, al servicio de la educación bilingüe.
Entre el 36 y el 64 esta educación fue posible por la aprobación al programa, de parte de los que el maestro Hernández Francisco llama “Presidentes Revolucionarios, Miguel Alemán Valdés, Manuel Ávila Camacho y Adolfo López Mateos”.
Después, mediante decreto presidencial, López Mateos reconoce la dirección de Asuntos Indígenas, y con ello avanza la educación para indígenas, al ser seleccionados algunos, para ser maestros bilingües.
Participó a Confederación Nacional Indígena de México, a cargo de Miguel Chávez, que ya tenía mucho tiempo asesorando a los Jóvenes Indígenas y los visitaba en los internados,
tratando de atender los problemas de los alumnos.
En el reclutamiento de los jóvenes, considerando que la población indígena en aquellos tiempos carecían de gente con estudios de secundaria, se enfocó a elegir los de extracción indígenas y campesinos, que hubieran estudiado hasta 6 años en un internado y que no tuvieran vicios; y a los que se les advirtieran cualidades para este servicio, como el ser conocedores de la vida indígena.
En los internados en los que estudió Hilario, los nuevos pupilos habían de tener unos 17 o 18 años, ser solteros, acatar órdenes y hacer compromisos, como son “vivir en la comunidad de lunes a viernes y realizar estudios de secundaria y normal en el Instituto de Capacitación del Magisterio IFCM”, uno de estos, ubicado en la Escuela “Enrique C. Rébsamen” en Xalapa, Veracruz.
Otros de los compromisos eran aceptar ir a la comunidades marginadas, a 10 o 12 horas de camino a trabajar, a pie o a caballo; realizar labores extraescolares como desarrollo integral, salud, social, cultural, económico, material y alfabetización. Aceptar compensación salarial de 600 pesos y 750 de vida cara y firmar un contrato por año y esperar el primer pago el primero de junio de cada año.