JORNADA HUSTECA: Las reglas del Huapango

+Descritas por Juan Francisco Nieto Gómez +A propósito del aniversario del Huapango de Moncayo, han salido muchas noticias sobre la cultura huasteca

Zona Norte

- 2011-09-17

Últimamente y a propósito del aniversario del Huapango de Moncayo, han salido muchas noticias sobre la cultura huasteca. La más polémica, desde mi punto de vista, ha sido la que soslaya una definición del huapango para su forma, tanto en su composición musical como versística, ya que esta, si ha sido analizada y plasmada por los huastecos.

Don Juan Francisco Nieto Gómez, aparte de ensayos sobre esto, fue seguido muy de cerca por estudiosos de la cultura huasteca del mundo, quienes a su vez han dado cuenta en sus trabajos, reproduciendo la verdad sobre las estructuras, así como la música, la costumbre, tradición y danzas.

En el libro “Cantares regionales huastecos y otros ensayos”, publicado en Poza Rica en 1990, y que seguramente se puede encontrar en la Biblioteca Municipal de Poza Rica, o en la casa del poeta, en el Paso del Coyote en el Tajín; el poeta dice sobre cómo son los huapangos huastecos, tanto en el verso del cantar como en el del repentista, quien dice las décimas; el que verseador que dialoga y repite, y lo que en su jerga, el ranchero huasteco llama “verso”, que es el cuarteto, quinteto o sexteto que se entona en un cantar.

Este libro, aplicado al conocimiento del huapango, es al final de muchas obras del promotor cultural, lo que llevó a la asociación civil de huapangueros en Poza Rica, a la consolidación de un proyecto, que hasta la fecha sigue difundiendo y conservando el huapango natural, o de los naturales de la huasteca.

Esta actividad irradia la idea y de la veracruzana pasa a otras huastecas, promovida por Nieto Gómez, con el conocimiento de que se estaba perdiendo esta costumbre, por muchos llamada “fandango”.

Esta actividad era pionera, en una reunión específica, cuyo motivo era la interpretación del huapango por las familias huastecas, en un local, con músicos y danza, alimentos y artesanías propias, acudieron procedentes de todos los estados y municipios que conforman la huasteca, participando y conmemorando diferentes fechas.

Hace dos décadas, esto era motivo también de reuniones para reunir fondos para comprar instrumentos musicales, tarimas, vestuario, pagar alquileres de vehículos, equipos de sonido, entre otras cosas.

Conformaron grupos de danza y música infantil y de adultos, parejas de huapangueros y danzantes tuvieron muchas presentaciones y acudieron a giras, no sólo en el norte de Veracruz, también en otros estados y países.

La que en un principio fue una batalla muy difícil de librar para los principales expositores del huapango que integraban la asociación civil, ahora ha bifurcado y tras la muerte del poeta, y le preceden la “Juan Francisco Nieto Gómez”, y “Raúl Pazzi Sequera.”

Para la preservación y la escritura de la memoria de este proceso, dejo estas palabras de una situación que conocí muy de cerca, pues me precio de ser testigo de esto y de tener el afecto y el cariño de los huapangueros huastecos que integran ambos movimientos y que desde su asociación en torno al afán de promover la cultura no han cesado de trabajar, y a los que, a pesar de haber sido reconocidos en varias ocasiones, no se les ha pagado demasiado bien su esfuerzo, que por lo mismo no trascendió a la conformación de sus grupos de danza, baile y canto a otros proyectos, perdurando con muchas limitaciones la educación infantil y juvenil.

Actualmente en Poza Rica se habla de hacer una Casa del Huapango, que sea una plaza cívica en la que se les permita reproducir este fandango, para seguir reuniendo a las familias, reproduciendo el huapango y que las nuevas generaciones sigan participando y aprendiendo de su cultura, una herencia que ya ha provocado que de los cinco estados huastecos, se hayan sumado otros cuatro y varios más quieran ser también huastecos.

Es la belleza del huapango, tal, que no sólo reúne a las familias en torno a la reproducción de la música y la danza, la creación de poemas y la comida huasteca, también es motivo de la fabricación de vestuarios, zapatos, artesanías, y otros objetos.

Juan Francisco aparte de dejarnos escrito cómo son los huapangos huastecos, también los describió pormenorizadamente, con ejemplos y anécdotas. Una gran parte de su vida, muy longeva, en el siglo 20 la dedicó a entrevistarse y conversar con huastecos veracruzanos, y escribir sobre la forma en la que se hacían las cosas, datos de invaluable valor para la conservación del patrimonio intangible.

Seguramente para ampliar esta información habrá que charlar con el cronista de la ciudad Leonardo Zaleta, entre otros muchos promotores de la cultura en Poza Rica.

Al voltear la mirada hacia el libro del maestro, se puede encontrar un pasaje que describe un fandango, en el cual se encontrará tal variedad de música y versos, que al pasar muchas horas, será casi imposible que se repitan “ya en la enramada, al par que los músicos se “arrancan” con el bullanguero huapango, las mozas, invitadas por los jóvenes rancheros, invaden la pista, en la que, de pronto, se deja escuchar el rítmico golpeteo del zapateado, mientras las doncellas se deslizan…Casi siempre son dos o tres los que participan, alternando sus cantares al amor, a la mujer, a la belleza, en amistosa competencia… De pronto, cuando uno de los cantadores ya colmó el ánimo del contrario, salen a relucir los machetes y se hace la “bola”, mientras los bailadores, sin inmutarse, continúan su zapateado, cadencioso y viril.

La obra de Nieto Gómez contiene también la definición de los versos sueltos; los versos del Cielito Lindo, cadenas y trovo, décimas, salutación, homenaje, tributo, envío, madrigal, y por supuesto, poemas del poeta que son letras de muchas canciones huastecas, con adoración especial a su tierra natal Ozuluama.

Hay mucho más qué decir y comentar sobre este tema, apenas y saboreado en sus linderos por la necesidad de no dejar pasar esta laguna en la que la historia puede cometer el dislate de no contar con el proceso de una idea acariciada por los huapangueros, encabezada por el maestro rural y cuyos herederos, para orgullo de todos, pueden ver en el papel de sus libros.

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