JORNADA HUASTECA: Día mundial de la Poesia

+Eco +A Neruda

Zona Norte

- 2011-09-24

Del eco de las palabras va bajando un río desde la montaña y a su paso encuentra senderos por donde colarse, flores que regar, desastres por ocasionar, y su rumbo fijo, contrario al manipulado por la inteligencia del arquitecto de vías pluviales, es seguir corriendo por su misma vía. No puede detenerse ha creado el universo y necesita decirlo para seguirlo creando cada momento cual el agua. Del eco de las palabras y su organización, procede revisar al emisor y clasificar sus estadios en forma comparativa pues el conocimiento cual el arquitecto espera seguir desfibrilando y hurgando en sus mocos emitidos al compás del diapasón de su ritmo vital. El movimiento del agua que efecto tiene en el universo, el burbujear de sus paso, la explosión de sus burbujas, luego, habrá que desmitificar al agua desde el punto de vista de todo tipo de ciencias para llegar a una conclusión. ¿Y el concepto? Mera circunstancia desde donde se ejecuta una visión general de la norma o precepto que le rige. Y ruge, el agua sigue pasando a pesar de los analistas, científicos y estudiosos, a pesar de la botánica, la ingeniería y los ecologistas, el agua busca caminos pues para eso es agua, o se evapora ligera para ir a caer a otro lado o buscará otra salida para desperdigarse y expandirse porque para eso es agua. ¿Y la palabra? No acaso crea, se crea y se recrea regodeándose en los recovecos más oscuros o sutiles en tanto exista un hombre capaz de comunicarse con el todo. Cómo vamos a usar esa palabra dentro de la moralidad ordinaria de las buenas costumbres, dentro de la modalidad ordinaria de sus medidas cadenciosas, dentro de la molienda para molerla como la masa y hacer pan, cerámica, o esculturas. Cómo la vamos a ir acomodando como rosario o como ábaco para ir deduciendo en forma frontal sus aciertos, desaciertos, y ciertos. Así la vamos a conocer mejor, y luego pasa a ser simple actriz a una fiesta donde no estaba invitada, por ejemplo la palabra aquella que siendo un simple símbolo lingüístico pasa a formar todo un símbolo que representa una idea completa o una propuesta de un todo, y lo vamos aprendiendo gracias a la coca-cola, los anticonceptivos, y otras palabras que se van manifestando como el río, yendo por el todo para su particular interpretación mundana. Universal como el agua se va convirtiendo aquello que entrañablemente, tan solo al verlo ya suena, como el río. Suena dentro de la cabeza en chino o taiwanés, una imagen completa que significa un todo que consumo, con sumo cuidado identificando del todo lo que me da la gana recoger del mundo. Ah pero del río que elementos he identificado, con cuáles me quedo y con cuáles me divorcio, seguramente en la ignorancia me plantaré vencida y abandonaré el trono para ir por otro reino cuando no comprenda el primero, porque para crear mundos y submundos me las gasto sola sin ayuda y ciencias... Entonces la palabra también es traicionera, pero no la quiero dejar crecer a mi capricho, vino por mí y la muy puta, amenaza con escudriñarme las buenas costumbres si no la desafío. Entonces en la certeza que el estudio y el estar desarmando y armando motores gramaticales y leyes y propuestas de leyes y circunstancias, me encuentro que hay otros arquitectos igual de competitivos capaces de idear sus propias fórmulas para obtener los mismos resultados. ¡Ríos de helio! ¡De sangre! ¡De miel! deambulan y siguen siendo ríos ¿y el agua? dónde se perdió de vista el agua, hablábamos de un río ¿los ríos han de ser de agua? la palabra me propone que me vuele los sesos con una cuchara antes de beber el café. La imagen es la misma entonces ¿quién cambió este horizonte que hace dos o tres segundos se veía tan claro? debo poner una premisa a mi sustantivo, y premiarlo para que no varíe, dejar de entrometerme en mundos y submundos y manifestarme en contra de los ríos que no sean de agua o de los ingenieros que hagan cesar el cauce de los ríos, o de los arquitectos que inventen el paso del agua por la misma vía pero con loza de plástico de cemento o cucuruchos, pausadamente he llegado a la primera conclusión: El eco de la palabra no existe, está en mi poder, me salvo y rescato del mitote lingüístico mi primera verdad y la amenazo "estás en mi poder" la palabra tiembla, se modifica y mitifica para desmitificarme seguramente; acto seguido me secunda me anhela y me espera manifiesta difiriendo de nuevo conmigo desvarío, puedo ver los ríos de agua de color azul rosa rojo o verde bandera, tienen sabor a fresa o chocolate, y viene mi media neurona intolerante y me dice: "oiga, los ríos de agua están llenos de agua", "el agua es H2O", "vital", "líquido", transparente incolora e indolora", ¡chispas! tanto río recorrido y me vengo a percatar de que la palabra río y la palabra agua deberán decirse puntualmente para que todo su bagaje de conceptos sea comprendido en forma precisa puntual y correcta. Pero si digo "vital líquido" compañera viene y se me encima, "no me puedes decir río de vital líquido no seas cursi", y en el nuevo decálogo de buenas maneras y costumbres me acostumbro a desvincular mi discurso de las formulas correctas sin privarme del beneficio de la duda, ¿y mi derecho a decir lo que me dé la gana? ¿Podrá leer bien lo que yo escribo mal? suspendo y me planto en donde todo gire en torno a mi palabra cuya directriz es más importante que sus consecuencias, segundo problema, del cómo ya he pasado a la habilidad de decir: Querido Watson y saber que es Orlando Alcántara. Cierto, el contrapunto de toda la idea y su historia no la conoce el universo pero lo averiguarán pronto pues el primer valor mundano es la curiosidad. Y luego me pregunto ¿la curiosidad es la fuerza motriz de la inteligencia? ¿Es el conocimiento su combustible o viceversa? Para dónde va mi río si no concibo su sendero sin agua, porque aquí vino la sequía y se llevó todo y el vecino sigue diciendo: "ahí detrás del río se encuentra la casa de Paquita Pérez". Hondo conocimiento único y universal, a señas vamos poblando este universo y a señas nos guía la palabra por su propio entendimiento. Pero cierro los ojos y desaparece el río el agua la palabra y el insomnio de estar pensando cómo se coloca en una caja cúbica una variable suficientemente intensa sustanciosa y contundente que la haga palidecer junto a una figura plana. Y echando un vistazo en primer plano sin conocimiento de tacto ambas aparecen iguales delante de los ojos, su profundidad se ha desvanecido, y su realidad es efímera. Cómo alcanzarla en el primer repaso sin posibilidades de error es mi siguiente problema, su eco ha disminuido mi capacidad de diferenciar entre el debacle existencial, lo común, la costumbre, lo cierto y la realidad, entonces viene y me acurruca una nueva idea al respecto, la comunicación no será impedida si apenas me asomo o acerco a sus orillas, puedo pasearme por las ramas por muchos años más sin enfrentarme a mi verdadero problema ante la palabra manifiesta que me clama por ponerle un nombre a aquella vía llena de líquido que sigue su cauce sin importarle un carajo lo que pienso al respecto. Y en el segundo piso de la comprensión alcanzo a separar mi yo de su yo y una tercera voz que se involucra desde la creación que secunda el dominio de su vocablo y lenguaje para crear otro en que pase el río el agua la palabra sus ecos y mis marasmos. Una meta no prevista lleva de contenido y que circunda el vértice entre el tiempo su ejecución y mis decisiones. Palidecen todas las normas los dichos sus circunstancias las formar orales los tiempos y las creencias. El estado de las cosas pasa a otra dimensión en que puedo ver con claridad el objetivo de sus circunstancias sin ver al objeto como mero ejecutor de mis designios de expresión. Uso y utilizo tela para vestir santos que ya se murieron con la dedicación celestial del arquitecto, el ingeniero, los ecologistas y los científicos sin perder de vista mi vocación de costurera. Del sumo interés de mi pericia para comprender el paso de sus signos y su sino escojo y elijo y me represento por subsiguiente ocasión y me pertenece y me dejo llevar por el río dentro del rio y fuera del río para hacer evaluaciones comparativas mientras avanzo sobre el uso de la misma palabra en mil voces sin coses aceptando las consecuencias en la mayoría de los casos irremediable. Finalmente la palabra me ha demostrado su capacidad de permanecer cautiva bajo el ojo mundano de cualquier tipo de graduación visual, y que si la escojo en detrimento de mi texto como metáfora comparándola con el río de agua cuyos ecos me han regresado al principio, es porque se ha desprendido del techo universo como araña colgando de un hilo que desciende para darme la oportunidad de cogerlo a toda prisa y tener buena suerte el día de hoy o alguna visita inesperada. No se separó del río de mi yo ni de su destino, tomo voz propia, argumento y personaje y se convirtió en la diferencia entre la creación y las reglas establecidas. Se apoderó clandestina de la única razón cuyo origen estaba en su destino.

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