JORNADA HUASTECA: Las elecciones datan de 1812

+Autoridades indígenas fueron suplidas por blancos y mestizos +El Jefe Político, era el cargo más importante en la huasteca

Zona Norte

- 2011-10-08

Siguiendo con la historia de Tantoyuca, es bueno leer el libro “De la costa a la sierra: las huastecas, 1750-1900”. En entregas anteriores hemos ido comentando la forma de la vida en Tantoyuca en el siglo 19 y en este libro, en su página 152, el historiados Antonio Escobar Ohmstede, describe que pasó luego de la declaración de la independencia.

En 1812, una vez que la nación se independiza de España, cuando todavía estaba invadida por Francia, los criollos, mestizos, o blancos, como los llama Escobar Ohmstede en este volumen publicado por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social en 1998 y que además recibió el III Premio Arnaldo Orfila Reynal, a la edición universitaria 1995 por la Universidad de Guadalajara¸ explica que la autoridad en los pueblos indígenas, que era por indígenas, fue rápidamente suplida por gente de descendencia española.

Los asentados en el reino, quienes crecieron en México, quienes tenían aquí negocios, quienes llegaron a la región a trabajar, entre otros orígenes, conformaron la población en Tantoyuca, que pasó de unos 3228 habitantes en 1830, a 35 mil 941 en 1885, de los cuáles 21 mil 408 eran indígenas, siendo los Tének y Náhuatl los grupos primordiales, ya que en esa época no habían otomíes o tepehuas.

El crecimiento de los pueblos indígenas provocó conflictos rurales por las tierras en donde vivir y en qué cultivar.

En la obra se cita que los habitantes de los pueblos indígenas no tenían ganado ni tierra en donde criarlo; siendo esta actividad económica exclusiva de mestizos y blancos.

Después de 1812 todo cambió. Fue el año en que se emitió una constitución liberal española que eliminó de tajo los privilegios que los indígenas habían gozado hasta entonces. Además se contemplan elecciones de autoridades y allí comenzó la elección de representantes populares. Nos dice Escobar Ohmstede que para la década de 1840, los mestizos y los blancos no solo tenían el control sino que se fueron inmiscuyendo aceleradamente en la vida de los indígenas. Además de que se permitió que los mestizos se asentaran en zonas habitadas hasta entonces, sólo por indígenas.

El cargo de jefe político era el más importante, tal figura era intermedia entre el Estado Mexicano y los municipios. En aquél entonces, el ayuntamiento se sostenía con arbitrios y recursos propios; los arbitrios se reunían a partir de ferias y contribuciones, aprobadas por el congreso local; y el municipio tenía propiedades, edificios públicos y tierras, que en común, habían tenido los pueblos indios.

De esta manera, la primera mitad del siglo 19 la sociedad política se fue configurando, el ayuntamiento se servía de los bienes comunales, tenía para ello jurisdicción y así el beneficio del producto que antes era del campesino indígena.

Así que los indígenas llenaban el granero del ayuntamiento.
Desplazados, muchos fueron a rentar otras tierras para poder sembrar, y hasta a veces fueron a comprarle tierras al ayuntamiento. El historiador nos aclara que cuando se creó la Ley Lerdo, los pueblos indios volvieron a tomar posesión de las tierras, convirtiéndolas en condueñazgos.

He dicho que en la segunda década del siglo 19 las cosas cambiaron. A los indígenas, que en la colonia tenían su propio gobierno, tierras y transacciones comerciales establecidas, se les vino el mundo encima cuando, el gobierno de una naciente nación independiente de la española, comienza a ser gobernado por blancos y mestizos, quedando los indígenas marginados, desposeídos, y gobernados por gente nacida en la misma tierra. Esto pasaba en toda la huasteca, no sólo en Tantoyuca.

En aquellas fechas ya había corrupción, de acuerdo a la historia; la tentación era mucha, lo administrado muy generoso y los excesos no se hicieron esperar, dándose un caso en Huazalingo, jurisdicción de Yahualica, en donde al alcalde lo cesaron en 1820 ya que había ordenado que los indígenas lo sirvieran en su casa y que le hicieran favores personales. Además, exigió el pago de un real de contribución para un fondo común que llamó “de la constitución” con el que utilizó el servicio de correos para sus intereses y negocios.

Este servidor público se dio el lujo de decir que en su pueblo ni el rey mandaba, así que podía hacer lo que él quisiera, afortunadamente el alcalde fue removido.

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