JORNADA HUASTECA: Prostitución y enfermedades deja a la mujer huasteca la miseria
Destinada al servicio y a la explotación desde que nace, la mujer huasteca crece ignorante de que el mundo no se limita a traer agua, dar de comer y cultivar.
Zona Norte
- 2011-10-13
Encerrada en el hábito de levantarse al amanecer para comenzar a moverse en pos de la familia, mueve las manos y los pies hacia el pozo, en torno a su techo y detrás de otros seres vivos. Ya sea que tenga un pedazo de tierra en donde permanecer, o no, la mujer huasteca se va dando como una planta a su entorno, es curandera y lavandera, tiene que resolver sus carencias y suplirlas cuando es necesario. Por ser mujer y en su comunidad de costumbres milenarias, pronto puede ser víctima del papá, el tío o amigo de la familia y violada o hecha mujer a la vez por alguno de ellos, si es que no se decide transar por ella con algún varón que la pida y la compre y se la venda por una botella de aguardiente o refrescos, o como en el caso de una chica de Tametate, por 500 pesos.
Cuando la niña amanece, pasa por su pared de palitos y palma un rayito de sol que le permite ver el fogón que va a encender, si es que tiene leña o tiene que ir a colectarla y poner a calentar agua o tiene que ir a buscarla, a veces cerca y otras, a muchos kilómetros de distancia. Va con su vestido de poliéster de colores vivos pisando la tierra con sus pies descalzos y sin bañarse ni peinarse. Si tuvo la fortuna de ir a la escuela, se va a ir con sus hermanos, muchas veces sin desayunar y allí va a aprender algunas cosas durante los años que sea posible que esto dure. Una gran cantidad de niñas no va a llegar a la secundaria y otro tanto va a abandonar la secundaria para ir a cumplir la obligación de criar hijos, ya sea que se haya casado o que fue violada o se juntó con alguno que la dejó embarazada. Les pasa a las mujeres Tének y también a las mujeres Náhuatl; también a las mujeres mestizas de casi todo el norte de Veracruz, y no se podría decir que de esto se escapan en la zona urbanizada y en la zona rural; las cuentas arrojan muestras claras de que el fenómeno prevalece y se prodiga, como hace cientos de años y a la vista no parece vislumbrar un cambio, como no sea los que se reportan con mayor frecuencia cada día. Evarista Amaya, secretaria General de la Central Obrera y Campesina las ha visto gastarse todo el dinero que logran conseguir en un celular y en saldo para el mismo. “hablando hasta cuatro horas seguidas.” Además de que no invierten en su persona y ha encontrado infestaciones de piojos en ellas, y sus hijos, al ir a llevar talleres de belleza a varios lugares.
Pero todo esto obedece a una situación de miseria.
Aquella niña que nació en una casa de palitos y techada con palmas, en la que por cama tiene un trozo de tierra, se levantó y de pronto ya era madre y se la pasa todo el día esperando al marido que como ella, solo aprendió cosas manuales para seguir viviendo como lo hicieron sus ancestros.
Tiene muchos hijos porque así le pueden llegar algunos apoyos del gobierno que aunque son poquitos apoyos, entre más hijos tiene, pueden multiplicarse, así que puedes encontrar a una chica de 24 años en la Poza Azul con seis hijos, que quiere otros dos para obtener más recursos.
El hombre que se quedó en el campo, que es trabajador y siembra y cosecha, rompe el círculo metiéndose con otras mujeres y muchas mujeres ahora, se acercan a otros hombres. De esto han surgido muchas enfermedades entre unos y otros contagiándose, perdiendo la salud. “Las mujeres se dan o se venden por un refresco y este es un problema social en todos lados.” Ellas pasaron de dar de comer al marido y traer agua a permanecer en la zona urbanizada encontrando algo, mientras en la casa están los hijos, a la deriva, porque en las rancherías a veces no tienen ni café.
Juan Manuel Santiago Hernández, representante de Antorcha Campesina en Tantoyuca, piensa que el gobierno ya debiera preocuparse por esto, en una forma que lo resuelva, pues cada vez se van más hombres de las comunidades, abandonando y dejando a su suerte a sus familias, dejando en la orfandad a los hijos y las mujeres durante mucho tiempo y a veces años, en los que tienen que resolver la vida, mientras el precio de todos los alimentos sigue subiendo y tienen que trabajar las mujeres, saliendo de la comunidad, y con tan poca preparación les espera la mendicidad, el servicio doméstico, o la prostitución, como explica Evarista Amaya.
Para Evarista lo visto en Tantoyuca la desespera. Ella dice que la mujer huasteca es de extracción humilde, sin educación, se casa y embaraza muy joven, se queda esperando a su marido borracho, que si bien le va, cuando migra la deja encargada con los suegros y a la que le depara el futuro planchar y lavar ajeno porque si no, acaba de prostituta. Es una mujer que aunque sienta tristeza y dolor sigue haciéndolo porque no ha podido librarse de esto; y aunque se libere “que no se libere demasiado” porque entonces todo el sistema familiar se va al desastre.
Actualmente hay instituciones que apoyan a las mujeres, Amaya piensa “qué bueno que apoyan a las mujeres, que las instruyan, pero muchas sólo tienen hijos por despensa, y las que están todavía dentro de sus raíces y costumbres, cuando no las viola el papá, es el tío o el primo, o el amigo.” Ya visto esto ¿qué les impide comprenderlo como una forma de vida?. “Se regalan por un refresco o venden y sólo infecciones les dejan.” Contó que la mujer se prostituye demasiado y el mismo marido hace lo mismo.
LA CONTRAPARTE
“Son mujeres excelentes madres dentro de su pobreza, que a veces comen y dan de comer, otras veces sin posibilidades de hacerlo.”
Amaya, tal como Clara Elena Sánchez Ballesteros, notaria de Tantoyuca piensan que la mujer va pugnando para que se supere. Se necesita que la mujer se realice, que haga una carrera, aunque sea corta, pero a decir de Amaya “es necesario que la mujer ya no viva con el signo de pesos en la espalda para dar de comer a sus hijos. Es una mujer que puede progresar y crecer, que su destino no sea sólo quedarse en el rancho mirándose a los ojos unos a otros.” La licenciada Sánchez Ballesteros piensa que pueden organizarse, asociarse y salir adelante formando una agrupación, para representarse mejor y avanzar en proyectos y otras cosas.
Es que la notaria piensa que esto las va a llevar a una mejor situación de vida y además piensa que ellas han de procurar que sus documentos personales y los de sus familias estén en regla, durante el periodo que se ofrecieron testamentos en septiembre, el mensaje que les quedó claro es que muchas veces sus familiares fallecen dejando todo intestado, causándoles graves problemas principalmente a las mujeres, muchas de ellas cabezas de familia.
El líder antorchista Santiago Hernández, dijo que los hombres se van cada vez con más frecuencia a los campos a las cosechas y por contratos de seis a ocho meses, considera que esto es muy grave porque dejan sin respaldo a la familia.
Por la ignorancia de lo que pudiera ser una vida distinta, con un amanecer más rico en información y en desarrollo, piensa Amaya que la mujer y el hombre están en la huasteca viviendo dentro de un problema social.
“No razonan –dice- porque no han conocido más que la ley del papá o de la mamá” piensa que esto se podría resolver si se les ponen guarderías para que puedan educarse los menores mientras ellas y ellos trabajan, y así interrumpir este ciclo. Además de que a su vez a ellos les dieran algo de estudios para acceder a otro estatus.
A las tres personas entrevistadas les preocupa en este tenor, el maltrato que están viviendo así las personas de su pueblo huasteco. “Que este pueblo tiene un rezago muy grande y vive sus consecuencias y se necesita quien les quiera enseñar pero no pervertir”, concluyó Amaya.