Los huastecos, casi extintos en el siglo 21, tuvieron una gran cultura que tuvo por costumbre la adoración fálica
Zona Norte
- 2011-03-25
Los huastecos, casi extintos en el siglo 21, tuvieron una gran cultura que tuvo por costumbre la adoración fálica, inclinación por la magia y los placeres, pero en la conquista, tras la llegada de los españoles, cuando vieron que podrían perder la libertad, se fueron al monte y no se relacionaban con sus mujeres, no quisieron tener hijos que iban a crecer en cautiverio.
Los huastecos o tének de Tantoyuca no han dejado de ser saqueados, difamados y explotados, parece ser que, desde antes de la conquista, pero son “huastecos, a pesar de todo”, como lo dice la investigadora Anath Ariel de Vidas.
Los huaxtecos eran asediados por los aztecas, pero tan buenos guerreros que no pudieron acabar con ellos. La región huasteca que hoy ocupan unos 40 mil tének, fue la más habitada de todas las comunidades que encontraron los españoles, “la más poblada bajo el sol”.
El primer censo que se realizó, registrado por Borah y Cock en 1963, nos dice que habían un millón (1000000) de huaxtecos, sólo en Tantoyuca.
Los combates, epidemias y la deportación masiva de indígenas como esclavos a las Antillas, los redujo a casi nada, siendo mil 300 (1300) en 1740.
Cuando llegaron los españoles, los hombres y las mujeres nativos se volvieron “indios” o “indígenas.” Antes eran simplemente los “huaxtecos.” En 1533 Tantoyuca pasa a pertenecer a la Nueva España, y gobernada por un Alcalde Mayor que regía en Pánuco y Tampico.
Los huaxtecos, según el mito, en busca del “Tamoanchan” o paraíso terrenal, se fueron andando hasta cerca de Guatemala, para terminar en el altiplano central. Allí, la diosa Mayahuel descubrió el pulque, y con ayuda de otros dioses, invitaron a los huaxtecos a un banquete. Dieron 4 copas a cada uno, pero el príncipe Cuextecatl, tomó cinco y se emborrachó, se quitó el taparrabo y comenzó un zafarrancho, los anfitriones, ultrajados quisieron darle una lección pero logró huir y llegar a Panotlan, en donde los huaxtecos conservaron la costumbre de beber pulque, emborracharse y andar desnudos.
Se dice que la primera brigada de expedicionarios a la tierra huasteca llegó por el río Pánuco y que los huaxtecos los vencieron y se los comieron en Chila. Este primer contacto con emisarios de Francisco de Garay fue en 1519, un año después, los españoles fundaron su primera colonia en la huasteca.
La región veracruzana en donde habitan los huaxtecos es para Ariel de Vidas la “huasteca, huasteca” o ellos los “huastecos, huastecos.” La investigadora permaneció viviendo en la región realizando estos estudios por años.
Nos cuenta en sus libros, “huastecos a pesar de todo” y “el trueno ya no vive aquí”, que la población declinó en la primera década del virreinato español. El tráfico humano o trata, era la única fuente de enriquecimiento rápido al no haber minerales ni otros recursos para explotar.
A los huaxtecos se los llevaban a trabajar forzadamente, también cambiaban indígenas por ganado. Cambiaban de 80 a 100 huaxtecos por un caballo; pero luego bajaron el precio a 15 huaxtecos por un caballo.
La trata de esclavos por Nuño de Guzmán fue atroz. Ya en el virreinato –en el siglo 17- el primer arzobispo, Fray Juan de Zumárraga denunció a este personaje porque había deportado, incluso, a 10 mil indios de los 25 mil “pacificados”, es decir, catequizados y bautizados.
La colonización provocó esta transformación de los huaxtecos prehispánicos, pasaron a ser “indios.” Y se obligó a que formaran su “república de indios.”
En Tantoyuca les dieron deberes, trabajo e impuestos.
La mala reputación deriva de lo dicho por los otomíes y los aztecas, reproducido por Bernal Díaz del Castillo; por Francisco López de Gomara, por Fray Bernardino de Sahagún.
Debe haber sorprendido a los españoles un mundo de gente que gozaban con andar completamente desnudos. Los huaxtecos fueron llamados por los otomíes –quizá por eso- “la gente del pene.”
Según los informantes de Fray Bernardino de Sahagún, los huaxtecos tenían cultos fálicos, pasión por el alcohol y gozaban andar desnudos. Pero además, eran hechiceros y embaucadores, o así fueron descritos por los aztecas, ante él.
Llegó a decir, nos cuenta Ariel de Vidas, que eran gente sucia, así también lo dijo Bernal Díaz del Castillo, la peor población de todas las provincias de la Nueva España… gente sucia, malvada y que practicaba las costumbres más viles. “Se embudían el sieso (ano) con un cañuto y se llenaban el vientre de vino.”
Además de otras cosas han dicho que los huaxtecos eran sodomitas, de culto fálico, sacrificadores, además de bebedores endémicos.
En la Historia General de las Indias, Francisco López de Gomara escribe “grandísimos putos, tienen mancebía públicamente” y describe que tuvieron relaciones mil hombres en una sola noche. Y por si fuera poco, hay historia que los describe como brujos poderosos y que pueden transformarse en animales aterrorizadores.
Nos dice la antropóloga francesa, que en la sección secreta en el museo de antropología, la mayoría de las figuras del culto fálico son huaxtecos.
Habíamos contado solamente mil 300 indígenas para el año 1740 que formaban 306 familias de huaxtecos y nahua, quienes vivían en Tantoyuca. Poseían 1756 leguas cuadradas de tierra, allí criaban yeguas y burros con los que le pagaban el tributo a los españoles.
Pero no sólo se acabaron los huaxtecos, también se fueron los españoles por la falta de atractivos económicos. El comercio comenzó a fluir y ellos a volver cuando se hizo el puerto de Tampico. Para entonces en Tantoyuca había 69 casas de las que solamente 7 eran de españoles.
En el siglo 18 había 1423 huaxtecos tributarios; en 1802, sólo eran 3566 en toda la huasteca.
Los españoles recibieron a perpetuidad 20 mil hectáreas, los huaxtecos 1856 hectáreas para 100 familias, que no podían ser vendidas.
Considera la autora de huastecos a pesar de todo que, el impacto de este despoblamiento y excesos, ha marcado entonces el devenir de la huasteca y de sus habitantes.
En este contexto los nuevos indígenas huastecos construyeron su república de indios independiente, que sólo les duró unas décadas. Otro grupo se asentó en Tantima, subordinado a la autoridad en Tantoyuca y quienes crearon también una república de indios independiente.
A partir de 1818 en la región comenzó la caza de realistas contra insurgentes.
A partir de la declaración de independencia, en 1821 dejaron, los huaxtecos dejan de tener una república de indios, pasaron a tener una categoría administrativa; el tributo pasó a llamarse contribución.
Así comenzaron a pagar una contribución personal y además como ciudadanos, ya no fueron exentos del servicio militar.
A finales del año 1826 el gobernador de Veracruz decretó la propiedad de la tierra, la que no se llevó a cabo en su totalidad, esto permite un acaparamiento, apropiación, despojo por no indios y por ayuntamientos.
Así comienzan las insurrecciones, de quienes a pesar de ya no tener una república, ya no dejaron de llamarse “indígenas.”