* Oficiales de Tránsito perciben menos que un albañil al mes
* Deben además comprarse sus propios uniformes
Zona Norte
- 2011-11-14
Un verdadero caldo de cultivo para la corrupción y el soborno es el que se fomenta en las delegaciones de Tránsito del estado, luego de los miserables salarios que se les tiene asignados a todos los oficiales de esa corporación, quienes mensualmente llegan a percibir menos de los que gana un albañil.
Increíblemente y a pesar de que son elementos especializados para regular la vialidad de una urbe con alrededor de 100 mil automotores, los oficiales de base apenas y ganan un promedio de cinco mil quinientos pesos al mes, percibiendo todavía menos de esa irrisoria cantidad, aquellos que solamente son de contrato.
"Me da pena decirlo, pero mis amigos los albañiles o los obreros, gente que no son estudiada, ganan mejor que nosotros, está aquí uno por necesidad, porque no hay chamba y aquí como quiera que sea va saliendo para el bolillo," comentó uno de los oficiales, que con casi 10 años de servicio, pidió omitir su nombre por temor a represalias.
Precisamente ha sido ese ínfimo tabulador salarial el que ha fomentado, desde la misma Dirección General de Tránsito y Transporte la ola de corrupción de todas las delegaciones que a lo largo de la entidad le pertenecen, en una lucha frontal que día a día hace cada oficial para poder ganar más y subsistir ante el alud inflacionario.
El colmo, se compran su propio uniforme
No obstante de percibir un magro salario de hambre, los oficiales de la corporación deben comprarse sus propios uniformes y botas, sus utensilios de labor y hasta los escudos e insignias que llevan pomposamente en sus camisas, debido a que la institución sólo les otorga dos trajes por año.
"A nosotros nos dan dos uniformes anuales, pero no nos alcanzan, como los usamos diario se nos gastan rápidamente y más que son blancos, se ensucian con mayor facilidad; de ahí cada uno tenemos que ver cómo le hacemos para comprarnos otros, pero esos ya corren por nuestra cuenta, nadie nos los da."
Afirma Jesús Flores Aguayo, Jefe de Servicios de la delegación local de Tránsito, quien alude a los esfuerzos que deben hacer los elementos para conseguir una camisa, pantalón y botas, los cuales durarán dependiendo de la calidad con que cada elemento los haya podido comprar.
El contraste de la triste realidad
Este triste panorama salarial que viven los oficiales rasos, comandantes, peritos y administrativos de la corporación, contrasta con el sueldo que por lo menos en forma nominal estaba reportado el año pasado ante el Instituto de Acceso veracruzano a la Información (IVAI), donde se informaba que un delegado ganaba $ 11,513.75 pesos al mes.
A ello hay que agregar, además de la actualización, una serie de compensaciones, prestaciones o montos que por todos lados y de todas formas llegan hasta sus manos, lo que habla de la abismal disparidad en percepciones que tienen con los oficiales de Tránsito, quienes deben disputarse las mejores rutas para recuperar su raquítico salario.
No a todos los oficiales les va igual
Sin embargo, en corporaciones como las de Tuxpan, Veracruz y Jalapa, entre otros, sus oficiales perciben mejores salarios que los del resto de las delegaciones. ¿La causa? pertenece a sistemas municipales de Tránsito, cuyo salario es retribuido por los municipios, de tal forma que ganan entre 8 y 10 mil pesos al mes.
De acuerdo a Flores Aguayo, las escasas corporaciones municipales de Tránsito que todavía hay en la entidad, significan una ventaja salarial para sus empleados, ya que sus tabuladores son independientes de los manejados por la Dirección estatal, sin embargo, para la población suponen una gravosa carga.
"Los municipios les pagan y les dan mejores salarios, pero para poderse recuperar las infracciones son mucho más caras que en donde hay delegaciones, mientras que una multa aquí en Poza Rica por pasarse un alto puede costar un cierto número de salarios, en aquellos lugares se puede hasta triplicar," asienta.
Mientras la reforma salarial para este tipo de servidores sigue pendiente, con la esperanza de que el próximo año pueda ser realidad la tan prometida homologación de sueldos, lo cierto es que las magras percepciones que reciben los oficiales, seguirá fomentando una lacerante corrupción, auspiciada también por quienes son multados.