TANTOYUCA: 20 mil jornaleros y posesionarios, sin derechos a la tierra en la huasteca

Son el 38 por ciento de los pobladores en la región

Zona Norte

- 2011-03-31

En las comunidades de Tantoyuca, viven sin ningún derecho a la tierra, al menos 20 mil jornaleros y posesionarios, que en los Bienes Comunales y Ejidos son llamados “avecindados”.
Son quienes no tienen derechos a la tierra y quienes pasan por la vida sirviendo, junto con sus familias, a muchos intereses, incluso los del gobierno.
Se trata de la gente que llega de otros pueblos, o de las mismas familias o ejidos que se van uniendo, o que por pleitos salen, gente a la que la comunidad le permite asentarse en algún solar o que les prestan una casita o un tramo en donde vivir.
Dijo Eladio del Ángel García presidente de la Unión Campesina Popular de Veracruz (UCPV), que quizá llegaron allí porque a lo mejor compraron a otro campesino, pagaron un derecho (todo esto es ilegal) o alguien le cedió el terreno verbalmente.
Los que no son ejidatarios ni tienen tierra o que la tienen pero sin papeles, son posesionarios; tienen una parcela, viven en el ejido, conviven con la comunidad.
Para poder ser reconocido como ejidatario o Bienes Comunales, hay quienes tienen hasta un siglo, esperando papeles, los que porque al faltar, sin certificado fallecen y que sus herederos o esposa, aunque luchan, no van a poder reclamar nada y pueden ser expulsados.
En los Bienes Comunales de Tepatlán, el presidente del Comisariado Ejidal, Domingo del Ángel del Ángel y el Agente Municipal Constitucional, Emiliano Ramos Cruz, dijeron que se les llaman “avecindados” y que son el 38 por ciento de la población.
Los avecindados de Tepatlán “nada más tienen un solarcito, que se les da por asamblea de la comunidad”, y que “sí tienen derecho de herencia, sus deudos, si ellos fallecen.”
De acuerdo a la Ley Agraria, en su Artículo 13, se reconoce a los avecindados del Ejido, que son aquellos que han vivido un año y que han sido reconocidos como tales, el reconocimiento se los da la propia asamblea ejidal.
Pero hay miles que no han sido reconocidos por la asamblea en cientos de comunidades en el municipio de Tantoyuca. Cuando este pasa a volverse un problema jurídico, porque se quiere la tierra, se van, emigran, abandonan a la familia, o quieren heredar o traspasar los derechos, dan cuenta de que en realidad, no poseen nada.
Pero es peor para el que solamente es “jornalero”. No posee tierra no tiene solar, vive en ranchos de prestado o en alguna casita. Al jornalero el ejidatario es el que lo manda y le dice que ponga un cerco, que traiga agua, o que haga una faena.
Pasa lo mismo en las zonas de condueñazgos, pero allí la propiedad de la tierra y sus leyes se rigen por su acuerdo interno, no tienen nada que ver en esto las autoridades.
En la cadena de la sociedad rural, es el más vulnerable y que está a merced de trabajos que le ofrezcan en casas, o en ranchos el jornalero. Es el que anda limpiando caminos y haciendo los trabajos más mal agradecidos y mal pagados.
Al jornalero no lo contempla la ley.
Mucha gente piensa que es jornalero solo porque se le paga por jornal, o que el ser jornalero es sinónimo de campesino. Para que también sea reconocido el jornalero, la ley debiera decirle también como va a vivir, estima del Ángel García.
“Son los que por lo general se van a trabajar a las piscas y cortes por contratos que a veces no les pagan.”
En la sociedad huasteca estos habitantes que no dejan de ser una especie de esclavos de sus formas de vida, son sujetos también explotados, no sólo por el ejidatario o las autoridades, quienes les dictan sus deberes o tareas para seguir teniendo la consideración de vivir y estar en las comunidades, sino también por los programas sociales.
Tras ver cómo viven estos jornaleros el entrevistado ve este sistema como los convierte en un gran pastel político.
En la Laja Primera, en donde hay dos mil avecindados, por su situación económica, la que deriva de su incapacidad productiva, sus necesidades y mal desarrollo cultural y educativo, los orilla mucho al vicio del consumo de alcohol.
Y el campesino tomando “es como una bola de masa”, dice el Del Ángel García.
Es que piensa que tomando el jornalero se queda sin voluntad alguna, es un ciudadano que está ya no sólo vulnerable, sino que es el caldo de cultivo perfecto para un saqueo político, piensa que esa gente los convierte en botín, y que, si bien, están en el Ejido o los Bienes Comunales, los avecindados, los sin derechos a las tierras o la propiedad, por no poder registrar una posesión, ni fincar o crecer más, sus aspiraciones son, simplemente seguir allí, viviendo así, quizá, hasta que se mueran.
Hay avecindados que no han podido arreglar sus tierras en toda la región desde hace siglos. Aunque se dice que terminó el reparto agrario y la reforma agraria.
La disputa de tierras tiene esperando desde los años 60 a miles en las Mesas San Gabriel; a cientos desde 1934 en Ixcanelco y Santa Clara; a otro tanto que espera que por fin se regularicen las cosas en el Ejido Emiliano Zapata, en el municipio de Tantoyuca.
Así también en la Mesa del Anono, en donde está el conflicto desde hace mucho tiempo y que recientemente llevó a la cárcel a 10 campesinos, acusados de despojo por la gente de Aguacate Chico, quienes pelean 20 hectáreas, en el municipio de Chalma.
En otros lugares de Tantoyuca como Sabana Grande los avecindados también piden tierras y tienen tomada una propiedad, son cientos que quieren tener tierras, que fueron dadas a sus abuelos a principios del siglo 20 y que a la fecha no han logrado dejar de ser jornaleros ni posesionarios.


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