Ana Karen se salvó gracias a una viga, fue la única que salió de pie

Trabaja en el edificio B2 de Pemex, salió al banco apenas unos minutos antes del accidente; como era día de quincena, había varias personas formadas en la fila del banco dentro del complejo

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Excelsior - 2013-02-05

Ana Karen sólo escuchó un estallido: ¡pum! y sintió como una onda la aventó con tanta fuerza que la tiró al piso. En instantes todo se derrumbó a su alrededor y se vio como en una escena de guerra.

“No podía ver, no podía respirar, abro los ojos y empiezo a escuchar a muchísima gente pidiendo auxilio, apoyo y muchísimos gritos de dolor, pero yo no alcanzaba a ver a nadie, todas las personas que estaban cerca de mí ya no estaban”, cuenta.

Como pudo miró hacia arriba y se dio cuenta que una viga evitó que el concreto colapsara sobre ella, entonces se arrastró y encontró un hueco por donde logró salir.

“No vi a nadie más salir caminando de ese derrumbe. Cuando giré para ver qué había sucedido fue cuando me percaté de la magnitud en la que estábamos. Todo estaba derrumbado, la planta baja y el piso uno, podías ver el sótano”, describe.

La ingeniero químico, quien trabaja en el edificio B2 de Pemex, salió al banco apenas unos minutos antes del siniestro que ha enlutado a 37 familias.

“Eran como las 3:40 cuando yo decidí bajar al banco que está justo en frente del edificio B2; yo iba caminando, había muchísimas personas formadas para checar su salida y personas formadas para el banco, pues era quincena, me acuerdo que iba a entrar al banco cuando de repente escuché un estallido muy fuerte; y entonces, la onda, siento como si me empujaran y caigo al piso y en segundos todo colapsó. Empiezo a ver muchísimo polvo y tierra. Ahora, viendo las imágenes en la televisión puedo ver la zona donde está el banco y está totalmente colapsado”, narra.

Lo siguiente que Ana Karen recuerda son los gritos de de-sesperación de personas atrapadas por pedazos de concreto.

“Podía ver gente con muchísima sangre en la cara que no se movía, entonces por inercia caminé para pedir ayuda, porque sabía que había muchísimas más personas heridas”, relata.

Y en medio de ese caos, la joven de 28 años, sobreviviente de la explosión en la Torre de Pemex, encontró también a muchas personas que le tendieron una mano.

“Ahí ya estaban doctores, paramédicos dando socorro a las personas que estábamos como muy próximas, y empezaron así muy rápido a llegar las ambulancias y a llevarse a la gente, y me acuerdo que las ambulancias algunas paraban y bajaban a las personas, yo creo que eran las personas que más graves estaban porque bajaban a las personas y se las llevaban directamente en helicópteros, entonces me acuerdo que yo les dije que estaba bien, que me quería ir a mi casa, pero me dijeron que no, que tenía que estar bajo observación porque había inhalado muchas cosas materiales y tenía que ir a la Cruz Roja de Polanco”, recuerda.

Tuvo un esguince en cervicales y cuello y uno más en el pie, así como una fractura en la mano izquierda. Permaneció en la Cruz Roja hasta las dos de la mañana para ser trasladada a Interlomas.

En la ambulancia conoció a Maricela, una señora que llevaba rotas las piernas, la cadera y la columna y que le decía que tenía que ser fuerte por sus hijos.

“Yo rezaba por ella, y por todos los que habían estado ahí. Y puedo decirles que hay mucha gente allá afuera con un corazón grande, de servicio a los demás, porque había quien no podía moverse, sin embargo, ahí estaban cuidándonos, procurándonos, nos veían como personas, quiero darles las gracias a ellos”, reconoce.

Hoy Ana Karen ya se recupera en casa, pero no se olvida de todos aquellos que como ella estuvieron la tarde del jueves en edificio B2 de la Torre de Pemex.

“Me uno al dolor de las personas que perdieron a sus familiares, mis oraciones están con ustedes, Dios los bendiga y también les pido a las personas que están recuperándose que tengan fe y que sigan adelante por ellos y su familia”, expresa.

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