Ejidatarios de Ruiz Cortines, ejemplo de trabajo en protección de bosques

+Ahora se pueden observar animales que hace 20 años se pensaba que habían desaparecido, como monos araña, armadillos, tejones y una gran variedad de aves

Zona Sur

COMUNICADO - 2013-03-19

Gracias a las tareas de protección y conservación de bosques que realizan ejidatarios que habitan en la Biósfera de
Los Tuxtlas, actualmente se pueden observar especies que hace 20 años se pensaba que habían desaparecido, afirmó el comisariado ejidal de Ruiz Cortines, Marcelino Absalón Arres.

Señaló que, hace dos décadas, se dedicaban a la tala de los bosques, pero que hoy son intocables para ellos, conscientes de que son espacios que les dan agua, alimento y oxígeno, por ello los cuidan y reciben 300 pesos por hectárea, como pago por sus servicios ambientales.

“La tala ya se acabó, hemos tenido el cuidado de proteger los árboles; los compañeros y yo nos dedicamos a trabajar nuestras parcelas, lo poco que podamos ir sacando es para mantener a nuestras familias, pero el bosque es intocable.

“Sabemos que no podemos derribar árboles en la zona de reserva, es lo único que tenemos, por ello los debemos cuidar para evitar sequías; aquí hay mucha lluvia, sólo uno o dos meses son secos”.

Absalón Arres comentó que es en estas montañas donde cae el agua, se filtra y sale en los manantiales en la parte baja; 46 ejidatarios se han empeñado en mantener la riqueza natural de la zona y que habitan 360 familias que tienen el compromiso de proteger las más de 300 hectáreas que forman parte de la reserva ecológica.

El comisariado ejidal relató que un pequeño grupo empezó con el cuidado del bosque y labores de vigilancia para que no entraran personas ajenas al lugar a cazar o extraer plantas, pero ahora todo el ejido está dedicado a la protección de esta reserva.

Con gran alegría, comentó que ya escuchan el canto del faisán y han visto monos araña, que se creía estaban desaparecidos, así como armadillos, tejones y una gran variedad de aves.

Otro ejemplo del cuidado y amor por la naturaleza, es el de doña Inocencia Uscanga Cruz, quien desde hace 12 años, junto con otras mujeres de la congregación de Toro Prieto, cuida seis hectáreas de dunas en este hermoso lugar.

Alrededor de 70 personas también realizan tareas de limpieza de playas y reforestación en las cuencas de ríos de la región.

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