Resulta que al gobierno de Quintana Roo no le cuadran sus números y según sus estimaciones hace falta dinero para cumplir con “su sagrada misión” de pastorear, perdón, de gobernar al noble pueblo de este espléndido estado.
Y fíjense como son de imaginativos los funcionarios del gobierno estatal, empezando con el gobernador, su secretario de finanzas y los señores diputados del congreso local, que enseguida se fijaron que los empresarios “aguantan” todavía y aumentaron uno por ciento al pago de la nómina, de tal manera que ahora los empresarios que tengan trabajadores a su servicio pagarán el tres por ciento sobre lo que paguen sobre la nómina, en vez del dos por ciento anterior.
Los señores políticos de Quintana Roo han de pensar que como la carga fiscal que soportan los empresarios al sufragar las nóminas sólo beneficia a la federación, ellos “tienen derecho a un poquito” de lo mucho que recauda la federación, sin fijarse que por pago del IMSS por cada trabajador se eroga en promedio un 22 por ciento, un cinco por ciento del Infonavit y un 2% por el Sistema de Ahorro para el Retiro y sin importarles que una vez que el trabajador “se retira” de la empresa, tiene derecho a una prima de antigüedad.
Y como los empresarios son los que el gobierno tiene a la vista, “vámonos recio” sobre ellos y que más da, que paguen un poco más de lo que ya erogan, para ayudar al pueblo a su desarrollo y bienestar.
Los funcionarios no se ponen a pensar que las condiciones económicas de las empresas no es tan boyante como suponen y que cargas fiscales adicionales, ponen en riesgo la subsistencia de las mismas y de la fuerza de trabajo.
No se oye, ni por asombro, que se proponga un recorte de personal en la nómina del gobierno del Estado, un ajuste a los estratosféricos sueldos que ganan los funcionarios estatales y los diputados locales, “representantes todos” de la ciudadanía. O que se revisan escrupulosamente los contratos de obras, que pareciera cosa común, estar diseñados para succionar la totalidad del presupuesto estatal, para que tenga vigencia la frase favorita de candidatos y funcionarios: “Con menos haremos más”.
No la chiflen que es cantada.
O sea, al perro más flaco le caen las pulgas.
Pemex es irreparable
Los expertos de The Economista señalan que los problemas recurrentes de Petróleos Mexicanos son los que lo tienen postrados económicamente y en serios problemas de operación.
Señalan los investigadores que en esos problemas destacan:
+ Graves errores de cálculo e investigación.
+ Fugas millonarias por fallas en las refinerías.
+ Desvíos constantes de sus ingresos.
+ Subordinación al gobierno federal.
+ Una administración sumamente deficiente y abusiva.
+ Falta de visión: Pemex nunca ha sido tratada como empresa con fines de lucro.
+ Deficiente capacidad productiva y,
+ Un sindicato oneroso.
Y remarcan que el hecho de darle un tratamiento fiscal erróneo a Pemex, como parte de la administración pública y no como empresa generadora de recursos que produzcan utilidades, será uno de los problemas mayores que enfrentará la reforma propuesta por Enrique Peña Nieto, presidente de la República.
Enfatiza The Economista, fríamente, el papel indignante del sindicato petrolero en Petróleos Mexicanos, por ser oneroso y disfrutar con grandes privilegios.
Resalta que Pemex con 151 mil empleados produce anualmente por trabajador 20 barriles, mientras que una empresa noruega, la Statoil, produjo 80 barriles de crudo por trabajador, cifras del año 2012. O sea, cuatro veces más, argumentando que tal disparidad se deba “a un exceso de empleados que no pueden ser despedidos, a pesar de que la materia de trabajo ya se agotó”, como sucede en casos de pozos sujetos a explotación que ya no producen absolutamente nada”. Aduce The Economist que los trabajadores petroleros mexicanos están mal preparados, sobre todo en lo que se refiere a la perforación en aguas profundas.
Y si eso fuera poco, señalan que los directivos de Pemex y sindicales, padecen de una burocracia interna sofocante.
Critican los especialistas que Pemex apenas el año pasado, después de 23 intentos y miles de millones de dólares de inversión desperdiciados empezó a explotar yacimientos en aguas profundas del Golfo de México, mientras la empresa norteamericana Chevrón desde hace varios años.
“Los descubrimientos, de los cuales ninguno cuenta con reservas probadas, son uno de los grandes problemas de Pemex, y su potencial está en juego con las reformas energéticas en uno de los regímenes petroleros más restrictivos del mundo, más si se asocia con empresas privadas”, destaca The Economist.
Y si nada de eso fuera suficiente para explicar la situación de Pemex, todavía el gobierno federal toma dinero de la paraestatal, ante la falta de ingresos fiscales, de tal manera que el 55 por ciento de los ingresos (no utilidades) van a parar a la Secretaría de Hacienda, ocasionando una “fuga perpetua” disparándose la deuda hasta 60 mil millones de dólares, además del pago de pensiones de jubilados, que asciende a más de 100 mil millones de pesos.
Y no faltó nada por analizar. The Economista señala que el Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos carece de consejeros capacitados, con experiencia probada en los negocios, con independencia de criterio y no sujetos a la presión gubernamental. Los actuales, no son los idóneos para tomar decisiones sobre la operación comercial, operativa, social y de otra índole sobre la paraestatal. No saben más que de marrullería, del aprovechamiento personal o de grupo, o de la máxima utilidad personal como resultado de sus decisiones.
Aunque la propuesta de Enrique Peña Nieto lleve la intención de abrir Pemex a la inversión privada, los cambios constitucionales que requiere para ser aprobada tendrá grandes resistencias.
Y futuriza The Economist: “México no tiene una industria privada importante, por lo que gran parte de la inversión tendrá que provenir de firmas extranjeras y para los nacionalistas esto será muy difícil de digerir”.
¿Pemex, irreparable?
Ah, los derrames
Como si fuera a propósito, el pasado viernes cuando un grupo de pescadores, ganaderos, especialistas en medio ambiente, ciudadanos interesados en las afectaciones de la industria, específicamente Petróleos Mexicanos, se produjo un derrame de hidrocarburo sobre el río Coatzacoalcos.
Insignificante o no, el derrame es otro alarido de la vecindad, porque ya no son gritos, para que la paraestatal tenga el máximo de cuidado en su operación para no afectar al entorno ecológico, donde estamos todos: agua, vegetación, aire, personas y suelo.
No voy a hablar de la reunión, porque no es ético de lo que ahí se trató con fines académicos, pero si voy a reiterar lo que siempre se ha oído, visto y padecido por los descuidos del personal de Pemex.
De todos los rumbos de la ciudad, se escuchan quejas de que los vecinos sufren de accesos de tos, ante la invasión tóxica que proviene de la refinería o del Complejo Petroquímico Cosoleacaque. Nos quejamos de la afectación que se hace al río Coatzacoalcos por el derrame repetitivo de crudo, que ocasiona mortandad de peces y su afectación a la actividad pesquera. Nos quejamos de constantes agresiones a nuestra piel a consecuencia de las emanaciones que provienen de Pemex. Nos quejamos del ruido excesivo de plantas y mechones, cuando están operando a su máxima capacidad. Y nos quejamos de que las emanaciones provocan en los vecinos cercanos enfermedades mortales como el cáncer, la leucemia y todavía, ojo funcionarios de Pemex, no nos quejamos de efectos deformantes en los niños.
Total, la reclamación es que Pemex afecta contaminando agua y suelos, contaminando aire con emanaciones y ruido y que es origen de enfermedades graves.
El del viernes, fue un derrame pequeño, que ya no deberían existir ante la magnitud de la industria, pero que suceden por descuido de alguien y si de opinar se trata, uno se pregunta: ¿Por qué Pemex no tiene un canal que abarque el área periférico de la refinería, que recoja los derrames que ahí se provocan, que vayan a un colector o a varios colectores y ahí, trasladados para su reutilización o para ser desechados a través de los mechones? Es simple pregunta.
Todos informaron del derrame. Pemex, dando una versión ligera de los efectos y la oportuna intervención de su personal. Protección Civil, porque fue testigo de los hechos y de la primera remediación efectuada por la empresa. Los pescadores ya preparan las reclamaciones por las afectaciones que alegarán sufrir y los “vivos”, que a “río revuelto, ganancia de pescadores”.
La reclamación unánime de los vecinos, no es que Pemex desaparezca, sino que cumpla con sus obligaciones de protección ambiental, en beneficio de todos, incluso de ellos mismos, pero ¡YA!