Tirso Bautista: poeta de Chicontepec con corazón de maíz
+ El vate de Chicontepec, Veracruz conversó con MILENIO acerca de sus versos y la lengua náhuatl.
Nacionales
MILENIO - 2013-09-01
No hay mejor forma para escuchar declamar a un poeta que en su lengua de origen. Si a esto le agregas unas cervezas, licor de aguacate, botana, música y una cantina, la combinación se vuelve mucho más explosiva. Así, el escritor veracruzano Tirso Bautista deleitó el viernes pasado a un grupo de reporteros con su poema “Jardín de flores”.
Platicador, entusiasta y orgulloso de sus orígenes huastecos, Tirso llega a la cantina El Gallo de Oro. Es uno de los escritores más reconocidos de la región. Maestro de Telesecundaria en la comunidad de Ahuateno, municipio de Chicontepec, Veracruz, primero declama en náhuatl y después en español. Su voz profunda hace que los dueños del lugar le bajen a la música de los Tigres del Norte que tienen de fondo, y que los pocos comensales del lugar guarden silencio y presten atención.
En el encuentro con MILENIO sostiene que la poesía huasteca contemporánea —porque hay una nueva generación de escritores que surgió a partir de algunos movimientos que buscan revalorar tanto la cultura como la lengua náhuatl— está encabezada por escritores como Natalio Hernández y Juan Hernández Ramírez.
“Los versos huastecos recuperan los saberes que atesoran nuestros abuelos. Desde niño, uno aprende primero a hablar náhuatl y posteriormente castellano. He pasado mucho tiempo al lado de mis abuelos, padres y mi etnia, por lo que a partir de la experiencia que tengo de dialogar con ellos, uno recupera saberes que convierte en palabras floridas”, dice el vate.
Comenta que para escribir suele inspirarse en la mujer indígena, la naturaleza, la cosmovisión, la forma de ver el mundo, y también en el escarnio del que el indígena ha sido objeto: “Un reclamo, que muchos dicen es como una catarsis, porque, después de ser sojuzgados, por fin nuestra palabra puede escucharse”.
Para Tirso, existen muchas asimetrías en México. Aunque en el país hay más indígenas, sus palabras no se notan, por lo que, recuerda, en 1983 escribió El indio, un verso que reclamaba de forma contundente el trato que se le ha dado a los indígenas y que hizo que lo vetaran.
“Posteriormente, como dice Mercedes Sosa: el tiempo pasa, y nos vamos poniendo viejos, por lo que mi poesía se dulcificó. Ahora habla acerca de las flores. Mi actual poemario recoge los momentos en los que de manera metafórica está una flor: en nuestro nacimiento, en nuestro crecimiento, en las deidades. Lo que tiene que ver con la cosmovisión huasteca está retratado en mi poesía”, argumenta.
Bautista menciona que él decidió ser poeta, porque fue la única manera que encontró de vivir: “Lo decidí para poder hacer que la semilla crezca. Hay una palabra en náhuatl, yolotl, que es corazón, pero corazón también es semilla. Nosotros nos hemos dado cuenta de que en lo que platican los abuelos hay una semilla que no puede extinguirse, que tiene que propagarse para hacer resurgir lo que tenemos enterrado”, puntualiza.
Tirso le escribe al maíz pues, dice, éste articula los huesos, forma el cuerpo, hace la sangre; se le compone al maíz porque en la huasteca se le rinde culto a la fertilidad: el palo con el que se hace el hoyo en la tierra, representa el falo del hombre, el hoyo es la vagina femenina y la semilla es el semen. Por eso cuando nace el maíz se le cuida tanto.