+ ARRIEROS SOMOS, por el C.P. Renato P. Vázquez Chagoya
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2013-10-14
Ahora, con el asunto de la Reforma Educativa, gobierno y sindicatos magisteriales hacen como que hablan y hacen como que se entienden. Hacen amagos de presión y terminan en franco apapacho. Te castigo, pero te premio. Te amenazo pero te pago. Te exhibo pero te concedo privilegios. Y, ahí se la llevan.
Pero, curioso, están pasando situaciones que apenas nos damos cuenta.
En casi todas las escuelas, hay maestros que están dando clases a sus alumnos de manera “subrepticia”, o sea, de manera disimulada, en sus domicilios o en lugares adaptados.
Algunos de esos maestros para no perder tiempo y aplicando sus técnicas de pedagogía, se auxilian de los libros que han sustraído de sus escuelas, proporcionados por la Secretaría de Educación.
Bien y un diez para los maestros que lo hacen en su papel de verdaderos enseñadores –no quiero entrar en controversia si “enseñan” o “educan”- y con una vocación a prueba de intereses sindicales, movidos por el afán de ayudar y beneficiar a los niños.
Hay otros maestros, que “aprovechando la ocasión”, ellos sí “privatizaron” la educación, pues utilizando los mismos libros que da la Secretaría de Educación, dan sus clases a sus alumnos, pero, oh casualidad, ellos sí cobran por hacerlo. Total, salieron más listos que los “privatizadores del gobierno”.
También aclaro: No son todos los maestros, los que cobran son aquellos que siempre han sido mercenarios de la educación.
Nadie sabe que es lo que realmente está pasando y por qué de tanto movimiento, si en lo esencial están de acuerdo: NO LES IMPORTA PARA NADA LA EDUCACIÓN EN MÉXICO, NI EL APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS, MENOSI EL FUTURO DEL PAÍS.
Todos tenemos miedo.
Al reportero regional Rafael Meléndez, el pasado miércoles, durante el cierre de centros comerciales en Minatitlán, una persona que estaba entre “los bloqueadores”, le arrebató su celular y se perdió entre sus compañeros. Más tarde se le devolvería el aparato, pero no por el autor del despojo, sino por un pequeño grupo que hasta le pidió disculpas.
Se ventiló en las “redes sociales” y en comentarios periodísticos, que lo sucedido es equiparable al delito de robo, porque además hubo violencia.
Sin embargo, algunos compañeros de Meléndez expresaron por las redes sociales que lo que le pasó no tenía importancia y ponían en duda la cordura del reportero, sugiriendo que la actitud del grupo bloqueador pudo haber obedecido a una conducta agresiva del informador. Se “ponían de ejemplo”, porque ellos sí pudieron andar entre los bloqueadores, tomaron sus fotos e hicieron entrevistas, desarrollando su labor sin contratiempos.
Independientemente, de la actitud de los que le restaron importancia al asunto, indigna que un dirigente de una asociación de periodistas, descalifique un hecho que sí es constitutivo de un delito, porque se le privó de un bien de su propiedad, de manera violenta y ni siquiera el agresor tuvo la decencia de devolverlo personalmente ni pedir disculpas. Presumo que sus compañeros bloqueadores tuvieron que “convencerlo” para que devolviera el celular para no seguir “empañando” la imagen del movimiento magisterial.
Esas actitudes no sólo denotan un oportunismo a todas luces, sino una falta de objetividad de parte de los que restaron importancia al hecho. El despojo o robo, es un delito aquí y en donde quiera.
Recuerdo, que los “dispensadores” si reclamaron daños cuando ellos estuvieron en situación semejante a la de Rafael Meléndez. Es más, solicitaron el apoyo de sus agrupaciones periodísticas porque su actividad había sido “violentada”.
Los carniceros de ahora serán las reses de mañana, o, ¿será miedo?
Traileros solidarios con los maestros
Los que saben de estas cosas, dicen que los maestros oaxaqueños vinieron a enseñarles a sus homólogos de Veracruz como protestar.
Y vaya que aprendieron rápido y bien.
Iniciaron bloqueando palacio de gobierno, palacios municipales, liberando casetas de cobro, bloqueando carreteras y centros comerciales.
Pero cosa curiosa, no fueron los únicos que aprendieron.
En el puerto de Veracruz, los maestros bloquearon los accesos al recinto portuario, dejando como gigantesco estacionamiento las calles de acceso, así como el interior del mismo, donde estaban sin poder ser movidos los camiones de gran tonelaje que acceden o salen del establecimiento.
Sabido es que los conductores de los tráileres no tienen libertad de moverse, porque tienen que proteger la carga que llevan de y hacia el recinto portuario. No tienen libertad ni facilidad de realizar sus más elementales necesidades fisiológicas. Un verdadero calvario. Y no se diga del consumo de bebidas y alimentos, del descanso y del gasto excesivo que les ocasiona estar parados en un solo lugar durante horas y quizá días.
Y como cosa excepcional, los maestros salieron “excelentes enseñadores” y los conductores de tráileres aprendieron pronto y bien.
Se organizaron, rodearon a los maestros y se sumaron al bloqueo… de los maestros.
Y no permitieron que los que estaban cercados salieran y tampoco permitieron que otros se incorporaran al grupo de los mentores. La consigna en un bloqueo es: Nadie entra y nadie sale. Bien disciplinados salieron los traileros y dicen que los maestros se sintieron doblemente reconfortados, porque lo que bien enseñaron, fue bien aprendido y agradecidos con el apoyo de los traileros.
Infructuosamente los maestros pretendieron introducir alimentos y bebidas, pero los traileros se lo impidieron: Nadie pasa y nadie sale.
Ya me imagino la angustia que han de haber pasando los “compañeros” maestros, cuando de hacer sus necesidades fisiológicas se trata, mas si se trata de una “compañera”. También me imagino la angustia de no tomar alimentos o bebidas.
Total, que los traileros aprendieron rápido y bien. Y no sólo eso.
También fueron solidarios con el bloqueo de los maestros. Ellos también se sumaron a ese bloqueo, que los mismos maestros les enseñaron. Si los maestros quedaron en medio, indefensos, ese ya no es problema de los traileros. Ellos están siendo solidarios y punto. Y esto tienen que agradecerlo porque están logrando que la demás población se sume a sus protestas y de eso no se pueden quejar, porque es lo que querían.
¡Qué buenos instructores resultaron los maestros!
El IVA a los alimentos de los animales
Vaya que ha levantado revuelo la propuesta del gobierno federal de establecer un impuesto a los alimentos de los animales.
No crea usted que sólo se trata de los animales domésticos, que vendrían a ser una minoría. Considere usted que los productores y criadores de animales, también serían afectados por la imposición de esa medida y de pilón, todos los consumidores del país, ya que los alimentos de inmediato tendrían un aumento en los precios por tan discutido impuesto.
Cual más, ha considerado injusto que los alimentos de las mascotas estén gravados con el IVA y la razón más poderosa es el sentimiento a que nos obliga la nobleza de los animales que tenemos en casa, con los que convivimos permanentemente.
El problema de ampliar la base gravable de los productos que consume la población o que los utiliza está en que el poder adquisitivo de las familias se encoge. Pagando el impuesto ya no alcanza para adquirir los satisfactores de siempre. Algo deberemos de suprimir en nuestros gastos para poder cubrir el impuesto.
Pero siendo objetivos: ¿El ser humano merece menos que los animales?
Y la pregunta viene, porque no protestamos cuando pagamos por consumibles necesarios e indispensables para la subsistencia y salud de las personas, pero si nos afrenta lo que podríamos pagar por los alimentos de nuestras mascotas. ¿Tenemos menos valor?
Y estoy de acuerdo de que protestemos, pero protestemos contra todo abuso de la autoridad, de los excesos en el ejercicio del poder y contengamos la prepotencia de quienes no gobiernan.
Estoy de acuerdo de que protestemos, pero antepongamos que el primer valor que tenemos como seres humanos es la vida y que nuestra vida merece lo mejor. Si nos excluimos de las exenciones en los impuestos, nos estamos excluyendo en nuestra valoración social y humana.
¿Por qué pedir la exención para las croquetas y no para nuestros alimentos enlatados o envasados? ¿No lo merecemos nosotros primero? Y así, podemos seguirnos haciendo interrogantes.
¿Sabe usted qué proporción es el IVA en sus gastos? Si usted no lo sabía, es casi la sexta parte de lo que usted gasta y de lo que usted gana. Eso sin considerar el pago que tiene que hacer por IMSS y por el Impuesto sobre la Renta.
Así es, que échele cuentas.
Reflexionemos.