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REFORMA.COM - 2013-12-01
A los 19 años de edad, Madai conoció a Saúl Herrera en Acayucan, Veracruz. Le pareció encantador, aceptó ser su novia y lo siguió al DF, donde descubrió su verdadero rostro: era un tratante de personas.
La joven fue retenida por Herrera durante 2 años, en los que fue obligada a prostituirse y entregarle una cuota diaria de entre 5 mil y 7 mil pesos, hasta que se armó de valor y consiguió escapar.
En el 2010 Madai estudiaba pedagogía, pero tenía la inquietud de conocer cosas distintas a las que podría ofrecerle su pueblo.
En la calle conoció a Herrera, quien empezó una charla informal y le preguntó por una dirección, consiguió su número y la cortejó hasta convencerla de viajar con él al DF.
Madai arribó a la central camionera y supo lo que le esperaba a los pocos minutos, cuando pasaron en taxi por Puente de Alvarado, donde había decenas de sexoservidoras. "¿Ves a esas muchachas? Tú vas a hacer lo mismo que ellas", le dijo Herrera.
Madai fue encerrada en un hotel de la calle Arista, atrás de la Delegación Cuauhtémoc, sin su teléfono ni identificaciones. "A los 2 días que me dejó en el cuarto llegó y me aventó una bolsa de plástico a la cama, era un montón de ropa, faldas muy cortas, zapatos de tacón, blusas escotadas; me ordenó que me probara algo y como le dije que no, me golpeó por primera vez", recordó.
Herrera le mostró cómo pararse en la calle, cómo colocarle un condón a un cliente y las posiciones sexuales que debía hacer. Por la noche fue explotada sexualmente en Sullivan, donde Herrera le ordenó cambiarse el nombre a "Karen".
Madai no conocía a nadie en la ciudad, no tenía a quién pedir ayuda y por años fue obligada a prostituirse.
"Me di cuenta de que todos estaban implicados, desde taxistas, dueños de hoteles, recamareros, valet parking, comerciantes ambulantes que sirven de vigilantes y por supuesto, los policías, que eran clientes frecuentes", recordó. Durante ese tiempo vio fracasar varios operativos de federales y locales, pues la lideresa en Sullivan, Alejandra Gil, siempre escapaba.
"Por mí no llegó un ángel, huí porque ya me iban a trasladar a Nueva York, donde Saúl tiene una hermana que maneja a chicas; me refugié por días en hoteles hasta que me di valor para denunciar", relató Madai.
Apoyada legalmente por la Clínica contra la Trata del ITAM, Madai denunció a Herrera, quien fue condenado a 20 años de cárcel. Ahora la joven estudia Derecho, y su sueño es defender legalmente a víctimas de trata.