Incomprendida la vida de los camioneros, hasta por sus patrones


*** Viven la mayor parte del tiempo en las carreteras 
*** Mal Pagados; en riesgo y peligro permanente 
*** Equivocadamente los llamamos “cafres del volante”

Zona Sur

Guillermo Gutiérrez Arias - 2017-01-15

Para la mayor parte de la población, los camioneros o traíleros son considerados como “los cafres del volante”, incluso en algún momento, así pensaba de ellos. Después de viajar en una unidad doble remolque de 31.50 metros de largo y llevando 50 toneladas de carga de Minatitlán al paradisiaco Cancún, mi concepto cambio por completo y puedo decir que “los hombres del volante son trabajadores no valorados e incomprendidos”.

Tal y como lo dice la canción “camionero” de Roberto Carlos, los camioneros que vemos en las carreteras del país y el mundo, son personas que duermen menos, que pasan hambre, frío, lluvia, sol, no tienen fiestas, navidades, año nuevo y la mayor parte de las veces no está en casa en los momentos importantes.

Los camioneros, como los llamamos comúnmente, no ven crecer a sus hijos, reciben insultos y regaños injustificados de sus patrones. Lo que ignora la gente es que al igual que todas las personas sufren, lloran y se sienten tristes por no poder estar con su familia.

Pero cuando se suben a su camión, lo hace con orgullo de saber que su trabajo es importante para la sociedad. Es un sector productivo incomprendido, mal pagado y con peligros permanentes desde que salen a carretera.

Desde que subí a la unidad, viajando a 80 kilómetros cuando más por la carretera rumbo a Cancún, entendí que el viaje sería largo y cansado, y así fue, casi 28 horas. Alrededor de las 2 de la mañana bajamos a la primera “cachimba”, cenando a esa hora, para mí fue sorpresa. Unas quesadillas y un agua de Jamaica. El conductor que por razones de seguridad le llamaré Toño lo mismo, dos tazas de café bien cargado, una coca cola y su pastilla para no dormirse en carretera.

Los camioneros le llaman “cachimbas” a los paraderos o restaurantes, muchos de ellos bien padres y otros, unas simples palapas, rústicas, con lo indispensable, pero eso si, donde deben de tener lo esencial que ellos buscan, buena comida y de todo.

Después de más de 1 hora con 30 minutos en el lugar, reanudamos el viaje. Todo el tiempo platicando de los riesgos, los principales, ser víctimas de la delincuencia organizada, la que vigila la carretera para cometer los atracos, ya sea de la carga o de las unidades.

Por tal motivo, los camioneros no paran en cualquier lugar. Ellos se ponen de acuerdo, principalmente la vieja guardia de los traíleros, esos que son más precavidos y por lo mismo, algunos tienen más de 40 años en las carreteras, para saber que “cachimba” es la más segura para descansar un rato, comer o dormir.

Después de ésta experiencia, mi reconocimiento al trabajo de los camioneros. Fueron horas del lento viaje, desayunamos en Los Tucanes, un restaurante que cuenta con todo, hasta con alberca, animales exóticos. Hay pavorreales que caminan por el interior o el patio.

Dos amigos traíleros se unen a la mesa. Un viejo camionero que está enseñando a manejar a su hijo quien ya no quiere estudiar. Aquí escuche la historia de los “chaneques” en el tramo carretero de Felipe Carrillo Puerto a Tulum.

Cuenta la leyenda que hay camioneros que se paran a descansar, pero los “chaneques” no los dejan y les hacen un sinnúmero de travesuras, hasta que optan por la “graciosa” huida.

La última anécdota, que contó Toño, propietario de una “cachimba” del rumbo, es que tres chóferes salieron a las 9 de la mañana a la laguna para bañarse, se internaron a la zona selvática, nunca llegaron al lugar y retornaron a las 9 de la noche, asustados, con arañones y no sabían que había ocurrido. Verdad o mentira, es una leyenda urbana.

Creerla o no, ya es cuestión de nosotros. Pero te despiertan el interés y la curiosidad. Campeche es un estado con bellezas arqueológicas, las ruinas, de lo que fueron pirámides y otras construcciones están a lo largo de 24 kilómetros en medio de una selva tupida, que se disfruta desde la carretera.

La zona más peligrosa para los camioneros, es de Villahermosa a México. Tampoco se descartan ciertos sitios de Campeche a Cancún, donde la delincuencia organizada opera. Aunque hay la presencia de elementos de la PF, pero en tramos retirados.

Los productos que más roban son el azúcar, café, leche, lácteos y otros que son fácil de comercializar en el mercado negro. Muchos traíleros también han sido golpeados y baleados en un asalto al poner resistencia o apretar el botón de pánico.

A pesar de todos estos riesgos, los patrones considerados como “explotadores” les pagan sueldos miserables o por kilometraje. Lo que ha provocado una serie de vicios, tanto en los camioneros, como en los empresarios.

El camionero, no tiene prestaciones, ni seguro de vida. Sin embargo, por ley, las unidades y la carga, están aseguradas. Al empresario lo que le interesa es proteger sus intereses.

Hay quienes empezaron con una o dos unidades. Hoy tienen flotillas de 30 y hasta 100 vehículos pesados, pero los empresarios no entregan reparto de utilidades a los trabajadores y él chófer que lo exige, lo corren y lo boletinan.

Los camioneros y es algo que la población desconoce, es que mover 50 toneladas de carga, con unidades de 31.50 metros de largo, hace casi imposible frenar en caso de un improvisto, porque hacerlo, representa que la carga se venga hacia el frente y el accidente sería de mayores consecuencias.

Por tal motivo, los camioneros con experiencia, no conducen a más de 80 kilómetros por hora, eso les ha permitido vivir un poco más. La nueva generación de camioneros, por recibir cursos de la Canacar, cree que todo los sabe, pero hay una gran diferencia que se llama experiencia y conocer las condiciones de las carreteras.

A eso hay que agregar que los patrones, les programan viajes cuando están llegando de uno, sin dejarlos descansar un día. A ellos lo que les interesa es “explotar” a lo máximo el rendimiento de la unidad y de los chóferes. Quien se niegue por cansancio, lo castigan, o definitivamente lo corren.

Por todo esto y la experiencia que viví en la carretera, recomiendo a los automovilistas a conocer los señalamientos viales que hay, las indicaciones que se tienen que hacer cuando se va a rebasar, saber los tramos que son seguros y nunca hacerlo imprudentemente en curvas, en columpios y otras zonas de riesgo, porque esto ocasiona los accidentes.

A los camioneros, mi más sincero reconocimiento por su importante labor que realizan en el movimiento de carga a lo largo del país, por ser parte del sector productivo, porque su trabajo es tan ingrato en ocasiones como en el periodismo, es incomprendido.

Pero como persona, ahora entendí las privaciones que viven, como no estar con la familia, faltar en fechas y momentos importantes, no ver crecer todos los días a los hijos, por sufrir, llorar y estar tristes, por los momentos de nostalgia cuando circulan en las carreteras, donde solamente los bonitos recuerdos los motivan a seguir en ésta difícil, pero noble labor.

Gracias Toño por permitirme conocer y vivir ésta experiencia. A todos los camioneros con los que platicamos a lo largo del viaje, mi gratitud, porque son una hermandad. Dios los bendiga a todos en donde quiera que anden.

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