#AsuntosPúblicos: ¿QUIMIOCRIMEN O QUIMIOFARSA?

+Columna de Eduardo Coronel Chiu, escrita en Diario AZ Xalapa y Veracruz

Zona Centro

Eduardo Coronel Chiu - 2017-01-18

En el espectáculo que es el debate político de Veracruz (y de muchas otras partes), donde no se dirimen verdades ni acusaciones fundamentadas entre adversarios, sino efectos e influencia sobre la opinión, habrá que ver en qué queda el tema reabierto de la aplicación fraudulenta de falsos medicamentos para el tratamiento del cáncer, una acusación lanzada por el actual gobernador, Miguel Ángel Yunes, contra sus antecesores, los ex gobernadores Fidel Herrera y Javier Duarte.

Al segundo día de machacar con el asunto, ayer Yunes agregó especificaciones al primer tiro de que en el sector salud del estado, en el Centro de Cancerología usaban “agua destilada, que hacían pasar por fármacos de quimioterapia”; a la vaguedad puso nombres, refirió que el falso medicamento era un clon de “Avastin”, que el Gobierno del Estado lo compraba desde la época de Fidel –se siguieron con Duarte– a la empresa Especializaciones Médicas del Sureste, propiedad de Andrés Beceiro Delfín, pariente de Jorge Carballo Delfín, actual diputado federal, identificado maletero y buscador de negocios de ambos ex gobernadores.

Aseguró Yunes que hay un dictamen del año de 2010 elaborado por un acreditado laboratorio, “Roche”, el cual establece la inocuidad del medicamento, mismo que se siguió adquiriendo y aplicando, por intereses corruptos.

La denuncia ha provocado la condena general, junto con la exigencia de una investigación a fondo y en su caso castigo a los responsables. De inmediato se volvió un escándalo aprovechando el estereotipo de la maldad y la corrupción del Chupacabras Duarte (quien por cierto ya cumplió más de 90 días de prófugo, y ya se duda de que lo vayan a capturar; hubo pacto, se murmura).

Yunes adelantó que presentará denuncia penal en contra de los involucrados, incluidos, por supuesto, los villanos favoritos, Fidel y Duarte.

Lo malo de tantas denuncias de Yunes es que todas causan revuelo en medios, pero ninguna pega; no hay hasta ahora nadie de la banda de los Duarpillos en la cárcel –y Duarte menos. Aunque donde sí se dice que funciona es el vómito negro, las devoluciones extra legales, y por eso la banda de Duarte se pasea sin preocupaciones.

Las denunciados por Yunes, como los muertos del Tenorio, gozan de cabal salud.

Metió la nariz
De bote pronto uno de los ex secretarios de Salud de la época de Duarte, Juan Antonio Nemi Dib, recogió el tema de la corrupción en ese sector, aprovechó para ajustar cuentas con quienes rivalizó durante su gestión. Reconoció veracidad de la compra y uso del falso medicamento para el cáncer, precisó que los hechos datan de varios años antes de que fuera titular de Salud, y responsabilizó al Director Administrativo, Ricardo Sandoval, un personaje vinculado a Duarte, eje de la corrupción en Salud, con quien Nemi se enfrentó en distintos momentos, cuando entró y cuando lo echaron. Suelto en la reapertura de denuncias, Nemi Dib refirió otros fraudes que asegura denunció en su momento, como el de las pruebas falsas para el VIH.

Ricardo Sandoval, operador de Duarte en el sector Salud, incluso desde el sexenio de Fidel Herrera, es otro de los multiseñalados de participación cómplice en la banda de Duarte, a quien tampoco han podido consignar. Lo atraparán ahora o correrá con la misma suerte el prófugo y los demás Duarpillos, la gracia de la impunidad. Acaban con su “honor” pero no con sus riquezas mal habidas, ni los privan de la libertad.
Política de puertas cerradas y cero pago

Otra muestra de la política facciosa que practica el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares se exhibió ayer en la Sefiplan. La secretaria de Finanzas, Tula Guerrero, les cerró la puerta a los presidentes municipales, un grupo de casi 50, que fueron a pedirle audiencia para que les diera un calendario de pagos para los adeudos de 2016 por participaciones y fondos.

A piedra y lodo se encerró, no sin levantar una barrera de guaruras en la antesala del quinto piso de la Sefiplan. Y es que los alcaldes demandantes de pago no son de la coalición partidista poder, no pertenecen al PAN o al PRD ni los recomendó el hijo de Yunes Linares, Yunes Márquez, presidente municipal de Boca del Río, lidercillo del bloque de alcaldes que puso en jaque los últimos días del Flavinato, con el asalto doble al Palacio de gobierno y a la Casa Veracruz para exigir el pago de los adeudos a los ayuntamientos.
Los hoy reclamantes, unos son del PRI, otros del MC o del Panal. Todos refutaron al secretario de Gobierno, Rogelio Franco, el licenciado express; es falso, dijeron, que en diciembre les hubieran depositado el 30% de los montos adeudados.

Como no los atendieron en la Sefiplan los alcaldes se fueron en bola al Congreso donde los recibió una comisión plural de diputados. Los oyeron pero sin resolverles nada.

Más tarde el gobierno de Yunes les mando un comunicado en el que le dice que el que les quedó a deber no fue él, aunque se trata de un adeudo institucional del Gobierno del Estado; y que pagará a los que “cumplan con el acuerdo” sin que se sepa cuál es, y si no les parece, ¡háganle como quieran!, procedan con las acciones legales que mejor les parezca. Y ni se les ocurra querer tomarle el Palacio, porque ya saben de la mano dura.

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