De cómo “el pinche poder” cambia de dueño y se impone la vergüenza

CLAROSCUROS, por José Luis Ortega Vidal

Zona Sur

José Luis Ortega Vidal - 2017-01-24

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Un lector de Claroscuros en redes sociales identificado como Sergio Torres escribió ayer a propósito del texto:

Fidel Herrera, Javier Duarte, Miguel Angel Yunes: el holocausto jarocho

“MUY FRÁGIL LA ACUSACIÓN DE MUERTE DE NIÑOS POR USO DE MEDICAMENTOS FALSIFICADOS LA MAFIA BLANCA Y LABORATORIOS TRANSNACIONALES (Sic) APOYARÁN A LOS SECRETARIOS DE SALUD SSA ESTATAL (Sic)”

Coincido totalmente con la observación de Sergio Torres. Lo suyo, me parece, es un editorial contundente sobre el escenario que vivimos a partir de la denuncia de Miguel Angel Yunes Linares en torno al caso de presuntas inyecciones de agua en lugar de quimioterapias a niños con cáncer y la renuncia, el fin de semana pasado, de Fidel Herrera Beltrán al consulado de México en Barcelona, España.
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Si de la denuncia de Yunes Linares y la renuncia de Fidel Herrera esperamos justicia, podemos esperar sentados porque no llegará. Ni uno ni otro ni el grupo en el poder federal están interesados en que México llegue a la etapa de una nación con infraestructura mental, política, institucional para implementar justicia ahí donde se requiera.
Lo que tenemos enfrente es una simple y llana lucha por el poder; el veracruzano en primer lugar: Yunes Linares a conservarlo en el 2018 vía su hijo Miguel Angel Yunes Márquez y Fidel Herrera Beltrán a recuperarlo vía su vástago Javier Herrera Borunda o alguien más de sus “fidelitos” hoy impunes y escudados en fueros tras haberse llevado hasta las jeringas...
Ambos saben que de ganar en el 2018 estarán abonando al grupo de arriba, el federal, al que se deben los dos.
Si el PAN/PRD gana otra vez en el 2018 Yunes Linares quedará instalado como aspirante al gabinete federal en el caso de que el PAN obtenga la Presidencia de la República y podría terminar su vida política como Senador.
Si el PRI recupera Veracruz en el 2018 Fidel Herrera Beltrán estará salvando su pellejo –en primer lugar- y reforzará a un priismo vapuleado en el ámbito nacional que tiene todo “a su favor” para entregar la silla presidencial por tercera ocasión.

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Tristemente, el saqueo de Fidel Herrera y Javier Duarte y el caso de los niños enfermos de cáncer que recibieron agua destilada en lugar de quimioterapias es –una vez más- un montaje teatral de nuestra clase política.
A Yunes Linares nada lo haría más feliz que ver a Fidel Herrera Beltrán en la cárcel, en aras de una venganza personal.
Conforme a su perfil en el manejo del poder, ese tema le resulta prioritario al actual gobernante jarocho frente a los rubros que un día sí y otro también saca a colación para exhibir a una dupla perversa e indefendible: la de Fidel Herrera y su hijo putativo, su creación monstruosa: Javier Duarte.

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No seamos ingenuos. El interés político real en este momento es electoral, no es de atención social y menos de justicia aunque sobren los motivos para ello.
Propondría que nos divirtiéramos viendo cómo Yunes goza hoy del “pinche poder” y Fidel –desnudo- se defiende con su escudo y su lanza al centro del circo jarocho.
Hay, sin embargo, dolores muy profundos que impiden el acceso a esa propuesta de humor negro.
Me quedo con la idea de que vivimos una etapa histórica, política, muy vergonzosa a nivel estatal y en el país que por encima de todas las cosas amamos: México.

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Primer golpe de Fidel Herrera Beltrán, enviado desde Barcelona: “que la PGR atraiga el caso sobre el que se me denuncia, por la compra de medicamentos falsos con recursos federales.”
Inmediata respuesta de Miguel Angel Yunes Linares: “No, es lo que Fidel quiere. No, no. Este es un caso estrictamente del nivel local. Son recursos que se utilizaron para adquirir medicamentos, recursos que estaban en el patrimonio de Veracruz”.
Ahí los tiene.
Fidel Herrera llega a México el próximo fin de semana pero la gallera y la gallinera política veracruzana ya están alborotadas.
¿Justicia?
Somos una sociedad hipócrita y en términos democráticos aún necesitamos que nos cambien los pañales.

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