#AsuntosPúblicos: CHIFLANDO EN LA LONA

+ Columna de Eduardo Coronel Chiu, escrita en Diario AZ Xalapa y Veracruz

Zona Centro

Eduardo Coronel Chiu - 2017-02-24

La faena que le hizo Andrés Manuel López Obrador, líder nacional del partido Morena al gobernador Miguel Ángel Yunes, al que etiquetó como un miembro corrupto de la banda de la moronga azul, culminó ayer con un capotazo astuto.

Mientras Yunes quería seguir embistiendo, prolongar indefinidamente el combate verbal –no tenía otra cosa mejor que hacer–, AMLO le puso el hasta aquí.

Después de tomar el beneficio mediático de vapulear a Yunes –identificarlo como corrupto, exhibir el plan “monárquico”, etc.–, contener la farsa de la acusación de que “recibió dinero de Duarte”, lo que evidentemente Yunes no pudo probar (mostró pruebas no idóneas como charlatán), AMLO desairó la propuesta fuera de lugar de Yunes de un debate cara a cara (¡¡).

AMLO simplemente se hizo a un lado, rechazó el acercamiento por miedo… a que le fuera a robar la cartera; Yunes se fue en banda, se quedó chiflando en la loma.

AMLO en lo suyo

Andrés Manuel López Obrador está en lo suyo, es dirigente nacional de un partido político, anda de gira de tres días por el estado, nada impide legalmente que promueva a su partido que es hoy la segunda fuerza en el estado, con apenas dos elecciones; además hay un proceso electoral en marcha para renovar ayuntamientos; tampoco es ilegal que busque arraigar su candidatura a la Presidencia de la República para 2018, misma que como se sabe, va arriba en todos los pronósticos, incluso de los informes de inteligencia de USA.

El discurso de AMLO es de choque frontal contra la clase gobernante –sea del PRI o del PAN (y su chipote de falsa izquierda el PRD)–, destaca el tema de la corrupción y su combate, la coalición de las cúpulas por encima de partidos, la mafia del poder; una propuesta nacionalista de justicia y distribución y un liderazgo reivindicador de las capas marginales de la población.

Yunes es su cliente, ya lo tiene medido, AMLO lo jala y vapulea, ocupa reflectores y espacios mediáticos, señalando a los corruptos, Yunes y sus hijos le vienen bien para ilustrar a los sátrapas –miembros de la banda de la moronga azul–, le sirve para entrenarse y mantenerse en forma.

¿Pidió licencia Yunes para su pelea con AMLO?

Es claro que Miguel Ángel Yunes se desentendió de los problemas del estado y de su responsabilidad como gobernador a partir de la llegada de López Obrador a Veracruz; todo el miércoles a lo largo del día se enfrascó en una confrontación de mensajes de video con AMLO, alternando mutuos ataques y respuestas.
Nada institucional justifica la actitud de Yunes. Se confrontó como si estuviera en campaña electoral y él fuera un candidato o líder de partido u organización política. Bajo ninguna circunstancia AMLO es un tema de la agenda pública del Gobierno del Estado.

Los motivos de Yunes son exclusivamente personales. AMLO lo aludió a él y a su familia en sus aspiraciones políticas y en la ética pública de su trayectoria. Pero sobre dimensionar su presencia, dedicarle violentos e infundados ataques, sugiere otros objetivos de parte de Yunes.

Actuar aquí como el jefe de partido del PAN (¿dónde está manchita?) y su satélite PRD (¿hay dirigente?) para tratar de contener y debilitar al partido Morena en Veracruz, única oposición y contrapeso de su gobierno, cuyo ascenso pone en riesgo sus planes de imponer a sus hijos y seguir influyendo en la política del estado. Su ego se proyecta también al plano nacional dada la dimensión y escala de AMLO; como éste es el enemigo a vencer en las elecciones presidenciales de 2018, se ve que Yunes quiere ostentarse como un actor que puede enfrentar al rival más fuerte, que lo vean los de la dirigencia nacional del PAN (aunque si pudiera pasaría encima de Anaya, Moreno valle y Margarita), lo mismo son exhibiciones para el grupo priista que buscará descarrilar a López Obrador. Yunes se puso a hacer casting para la cúpula nacional. Pero su exageración y carencia de argumentación válida y contundente raya en lo grotesco.

No pocos observaron con desagrado el desvío de Yunes de sus responsabilidades como gobernador. Su gestión sin resultados en el combate a la delincuencia, las finanzas públicas, la parálisis y empobrecimiento del estado, es ya muy comentado, tiene insatisfechos a los veracruzanos.

Abandonar la agenda pública institucional para sostener un obsesivo debate político personal con el líder nacional de un partido político es ajeno a las funciones constitucionales que le corresponden y obligan como gobernador del estado. ¿Pidió licencia? o ¿pretende cobrar ese día?

Ya gastó Yunes su bono de llegada. Hay hartazgo de la reiteración de culpas a Duarte sin que lo hayan atrapado, ni a sus colaboradores. Ahora quería colgarse de López Obrador, pero el Peje le quedó grande.

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