#AsuntosPúblicos: YUNES AL CONGRESO: PROPAGANDA Y CAMPAÑA

+ Por Eduardo Coronel Chiu / Diario AZ Xalapa

Zona Centro

Eduardo Coronel Chiu - 2017-11-24

No hay evidencias en la realidad para creer que la comparecencia del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares al Congreso del Estado el próximo 30 de noviembre para dialogar sobre el primer Informe de Gobierno, pudiera convertirse en un acto democrático y no en una simulación; como todo indica, será un evento de culto a la personalidad y de campaña político electoral partidista y familiar.

Todo indica que el objetivo político desde la perspectiva del gobernador es de carácter personal y de grupo, no institucional. Definen objetivamente los motivos de su decisión de acudir al Congreso local varios elementos de la situación y el contexto: su perfil megalómano exige los reflectores y el montaje de aclamación; la política facciosa que ha implementado –de represión y hostigamiento a adversarios y reparto del botín con sus aliados– no lo habilita como político que pueda asumir los intereses generales del estado; la campaña publicitaria desplegada para soslayar la falta de resultados en su primer año de gobierno, sobre todo en materia de seguridad pública y bienestar social; así como para construir la visión idílica (Yuneslandia) de que a partir de las ruinas que recibió del gobierno de Duarte realizó la proeza de recuperar el estado y sienta las bases para el desarrollo (familiar). Pero sobre todo se ubica como un acto oportunista para impulsar el proyecto político en el que está concentrado, su gran apuesta, prorrogar su dominación en el estado a través de su hijo en las elecciones del año próximo.

Bajo otras condiciones, el diálogo entre poderes del estado se le considera una práctica democrática saludable que puede abonar a la rendición de cuentas y la gobernabilidad. No en las circunstancias actuales de la lucha por el poder en Veracruz.

Legislatura que no pudo ser contrapeso

La Legislatura del Estado, pese a su composición dividida y plural, sin mayorías, resultante de las elecciones del año pasado, no se convirtió en un contrapeso al Ejecutivo; es evidente que el gobierno de Yunes operó, a partir de sus grupos legislativos de coalición PAN-PRD, para cooptar diputados de otras bancadas, consiguió el entreguismo del PRI y del grupo “independiente” Juntos por Veracruz, excluyendo al partido Morena, la segunda fuerza numérica en la Legislatura.
La subordinación de hecho del Poder Legislativo en Veracruz al gobernador Miguel Ángel Yunes, no garantiza que la comparecencia contribuya al debate y la crítica sobre los problemas del estado, que han rebasado al gobernador Yunes: parece más un acto de extensión de propaganda, culto a la personalidad y promoción de marca familiar que un evento democrático.

Formato para lucir la figura del gobernador

Para empezar, Yunes podrá echarse una perorata de autoelogios, narrar sus proezas y minimizar los pobres resultados hasta por media hora. Luego de las ovaciones, permitirán por turno a un representante por bancada que pregunte al señor hasta por 10 minutos; enseguida responderá a cada uno hasta por 10 minutos, y rematará con otro discurso de clausura hasta por 10 minutos más, obviamente, el amo lleva la voz principal.

La “invitación” al gobernador la aprobaron primero los coordinadores de grupos en la Junta de Coordinación Política, presidida por el golpista Sergio El Bailador, espurio que se negó a rotar la presidencia de ese órgano, como correspondía al acuerdo legislativo inicial, según lo dispone la Ley del Congreso. El partido Morena se abstuvo de firmar; después, en el pleno, aprobaron el acuerdo por votación a mano alzada.

Salvo alguna embestida de Morena, si es que asisten, los demás serán toros mansos para que los capotee Yunes y al final les corte rabo y orejas, y lo saquen en hombros Sergio El Bailador y la Manterola. No extrañaría que los del PRI hasta le pidan autógrafos.

No se despisten

La competencia por las candidaturas a la Presidencia de la República en los partidos políticos y coaliciones electorales entran a su fase final. El PRI ayer publicó su convocatoria para los aspirantes, coincidente con un mensaje del presidente Peña –tenido aún como fiel de la balanza y portador del tradicional dedazo–, quien aparentó frenar la versión creciente de que ya se decidió por el secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña; el señalado por todos los signos del partido y del mismo presidente, redondeado por recientes presentaciones elogiosas tomadas como destapes, como la que de su persona hizo públicamente Luis Videgaray, el poderoso secretario de Relaciones Exteriores, hace un par de días. Peña entró a contener por unos días la bufalada priista que espera la línea para irse a la cargada. “No se despisten, el presidente, el PRI, no elige a su candidato a partir de elogios o de aplausos entre los varios miembros que hay en sus filas”.

No habrá que esperar mucho para saber cuál es la línea. El próximo 3 de diciembre se sabrá quién o quiénes solicitan el registro, una vez que hayan recabado los apoyos de la militancia que pide la convocatoria. Dos días después darán un dictamen de aceptación. Lo más probable es que sólo pase uno, el bueno; no acostumbra el PRI mandar a varios a precampaña, sino resolver desde el registro una candidatura de unidad y que la elección de candidato sea de mero trámite en convención de delegados. Pese a las encuestas, el puntero en el PRI es Meade, a no ser que haya alguna sorpresa, porque a Osorio se le ubica cerca de donde iría López Obrador si no gana la elección; serían vecinos, AMLO se iría a la Chingada (su rancho) y Osorio a la Chongada.

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