PRI, desconfianza ciudadana

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2015-04-09

El día último de marzo, en la víspera del inicio de las campañas electorales (se atravesaron los días santos en los primeros días de abril), el dirigente estatal del PRI, Alfredo Ferrari Saavedra, anunció que los candidatos de su partido irían “al contacto con la gente… buscando la confianza de los ciudadanos. Esa es nuestra propuesta, nuestro deseo y nuestro compromiso”.
El diagnóstico es certero. Hoy el mayor obstáculo que deben vencer los abanderados tricolores no es la oposición sino superar la falta de confianza y de credibilidad de los ciudadanos en los gobiernos priistas. El propio líder real (el formal es César Camacho Quiroz) del priismo en el país, Enrique Peña Nieto, ha aceptado que el país está plagado de “incredulidad y desconfianza”.
Lo dijo el pasado 3 de marzo al Financial Times al iniciar una visita al Reino Unido. “Hay, sin duda, una sensación de incredulidad y desconfianza... se produce una pérdida de la confianza y esto se muestra con sospechas y dudas”. Fue considerado el reconocimiento más sincero desde la desaparición de 43 estudiantes en el estado de Guerrero.
Alfredo, pues, tiene muy claro el qué, pero cabría preguntar si el cómo, o sea, el puro contacto con la gente será suficiente para revertir la desconfianza e incredulidad ciudadanas en su partido hecho gobierno y, por extensión, lógicamente, ahora en sus candidatos.
Creo que los abanderados tricolores perdieron la gran oportunidad que tenían de dar un primer y buen paso para intentar recuperar la aceptación ciudadana al no haber iniciado sus campañas haciendo pública su declaración de bienes y explicando cómo es que han logrado sus riquezas (que tampoco los de la oposición lo hicieron).
Por el contrario, en los primeros cuatro días de campaña todo es trivialidad, lugar común, con eslóganes que ofenden al electorado porque no se sustentan en hechos, en logros sustentados en la trayectoria de los candidatos, irrealizables. Uno ofrece que con él “tu vida puede cambiar” (hágame el refabrón cavor), otro que “la realidad exige unidad”, algunos que están trabajado “por lo que más quieres” (por favor, no se sacrifiquen tanto), la mayoría reconoce que “vivimos tiempos difíciles” pero que “vamos a salir adelante”, otro que “recuperaremos la grandeza”, una más que “por ti vamos con todo” y ¡basta!
Ayer la Agencia Imagen del Golfo publicó una nota en la que dice que de los tres senadores dos del PRI y uno del PAN) y 30 diputados federales veracruzanos (de uno y otro partido), todos han optado por la opacidad, la falta de transparencia y que ninguno ha puesto a disposición de los ciudadanos su declaración patrimonial, de intereses y de impuestos. Los que ahora aspiran a llegar a San Lázaro van por el mismo camino. Por eso nadie les cree.
En los primeros días de proselitismo los tricolores han empezado ya a hacer ofrecimientos que no tienen viabilidad por el recorte presupuestal que para este y el próximo año ha hecho el Gobierno Federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Pero piensan que el electorado tiene los ojos cerrados y no está informado. En la mayor parte de las cosas, dicen puras generalidades que nadie se traga.
En cambio, evaden lo que el ciudadano, el elector verdaderamente quiere escuchar o saber, como, por ejemplo que van a exigir que se precise el monto real de la deuda al Gobierno Federal, a los bancos privados y a particulares, cuánto se paga de intereses, cuánto debe cada veracruzano a causa de ello sin deberla; o porqué no se ha acabado de pagar a quienes prestaron servicios en los Juegos Centroamericanos y del Caribe; o porqué pese a reiterados ofrecimientos no se paga la deuda total (en algunos casos desde 2011) a proveedores y prestadores de servicios; o porqué, pese a las denuncias penales que se presentaron desde 2013 ningún constructor que cobró obras por adelantado y no las hizo o sólo las inició o dejó a la mitad está en la cárcel; o porqué ha habido retraso en el pago de participaciones federales a los ayuntamientos.
Pero también podrían tratar de ganarnos diciéndonos que van a exigir que se nos dé una explicación convincente sobre la Casa Blanca de la esposa del presidente Peña Nieto, o sobre la residencia de Luis Videgaray “comprada” al grupo Higa favorecida multimillonariamente por el grupo hoy en el poder presidencial; o porqué David Korenfeld, titular de la Comisión Nacional del Agua usa los helicópteros de la dependencia para llevar de vacaciones a su familia.
El ofrecimiento y deseo de Alfredo Ferrari es realizable. Es fácil, muy fácil. Y de que se puede se puede, o de que los priistas lo pueden hacer, ahí están los ejemplos del diputado local Ricardo Ahued Bardahuil, quien, por ejemplo, ya una vez votó en contra del alza al IVA como diputado federal como lo había ofrecido en campaña que lo haría, cosa que no cumplieron sus demás compañeros, o que ha dicho que la deuda pública estatal supera los 80 mil millones de pesos, o que no estuvo de acuerdo con la nueva Ley del IPE; o el del senador Pepe Yunes, quien también ha exigido el pago puntual y completo de las participaciones federales a los ayuntamientos, o que se informe y explique sobre el manejo de los recursos federales destinados al estado.
Hoy se cumplen los primeros cinco días de las campañas. Faltan 55. Los diputados del PRI todavía tienen tiempo de lograr lo que su dirigente desea. Por más que digan lo que digan, no convencen. Pero lo pueden lograr. Todo está en que se decidan. Si no lo hacen, en su pecado llevarán su penitencia.
Juan Octavio, se mueva ya
Tiene ganas de hacer las cosas bien, hasta donde pueda, el nuevo coordinador general de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Juan Octavio Pavón González. Luego de reestructurar la dependencia, de compactarla para ahorrar recursos, ha empezado ya su contacto y cabildeo con los integrantes del gremio de la comunicación e información.
Sabe las limitaciones económicas que tiene el área a su cargo y a partir de ahí está actuando con todo realismo, no prometiendo las perlas de la virgen. Sus colaboradores lo están ayudando. Lo ayuda que no es soberbio ni que cree que sabe todo, que pregunta, que escucha.
A veces por donde menos se piensa salta la liebre. En una de esas y resulta la gran solución que la actual administración necesita para el último tramo de su gestión y el gobernador Javier Duarte encuentra el gran apoyo que en el área mediática requiere. Su tarea no es fácil pero tampoco imposible. De lo perdido, lo que aparezca.
Sinceramente se le desea éxito.