Pepe, ayer en la Huasteca

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2015-07-02

Ya es el atardecer cuando cruzo el río Pantepec. El chalán con un viejo motor a diesel nos pasa del municipio de Álamo al de Tuxpan. Dejamos San Miguel para llegar a Ojite. El río está ahora tranquilo. La creciente que causa inundaciones llegará allá por septiembre. Casi todo el día estuvo nublado y en algunas partes de la huasteca llovió mucho. Pero al atardecer la proximidad de la noche impidió al sol calentar, aunque empezó a hacer ligero bochorno. Para alguien que vive en una ciudad con un clima promedio de 22 grados centígrados como lo tiene Xalapa es una bendición que en pleno verano no haya estallado el calor acá. La brisa de la tarde sobre el río no me golpea sino me acaricia. Lo disfruto. Del lado de la orilla que dejamos, la gente no se va. Ve como se aleja el armastote de metal que soporta y traslada dos camionetas y sigue diciendo adiós con las manos. Quiso venir a acompañarnos hasta dejar su territorio. Nos hemos bajado de los vehículos y el senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla me dice que me está haciendo malpasar. Son ya las seis de la tarde. Minutos antes, en una aula de la escuela 13 de Septiembre del poblado Dr. Montes de Oca del municipio de Álamo, a punto de partir, los pobladores, generosos como son en la Huasteca, nos dieron a probar un tentempié, trozos de pollo en barbacoa. Desde temprano cuando desayunos ligeramente en Tihuatlán no habíamos probado bocado. Pero ustedes se alimentan de política, le digo al senador.
Me invitó a acompañarlo a uno de sus tantos recorridos de trabajo que está realizando por toda la geografía estatal, ahora para anunciar obras con recursos del Gobierno Federal que en su calidad de presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público ha gestionado ante Petróleos Mexicanos y ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Primero estuvo en el poblado Tincontlán, una comunidad de apenas 1,100 habitantes en el municipio de Álamo. A su llegada al auditorio del lugar, Pepe entró batiendo el lodo que se formó con la lluvia, pero el entusiasmo nunca decreció. Una banda de música de unos jóvenes de Ixhuatlán de Madero tocó las fanfarrias de bienvenida. Pepe dejó que hablaran los pobladores e intervino al final. Les expresó que no había ido a hablar de política ni a pedirles ningún voto sino a anunciarles resultados de su gestión como senador, lo que dijo que para él tenía una significación especial porque ya no hay tantos vínculos de confianza entre gobernantes, autoridades, legisladores y gobernados o representados, y porque además los habitantes a su llegada le habían comentado que no recordaban, en su caso, que un senador hubiera regresado y menos para llevarles buenas noticias. Subrayó que quería que esto marcara la diferencia. “Veracruz no puede seguir siendo un botín para funcionarios ni para actos de corrupción”.
En este poblado, como lo haría más tarde en Dr. Montes de Oca, todo el crédito de los recursos que bajó para obras y servicios de este municipio se lo dio al presidente Enrique Peña Nieto, él procuró pasar sólo como gestor y, como es su estilo, sí acompañó a los pobladores al inicio de obras e incluso saludó a operarios de maquinaria pesada, pero para nada quiso aparecer en fotos o en videos dando el clásico banderazo de salida. La discreción es su estilo.
Antes de llegar a Montes de Oca, entre caminos rurales llegó al Súchil, donde están los pozos y plantas de bombeo de agua en pleno río Pantepec, plantas que surten a Tuxpan, cerca de donde se hará un puente, y de ahí continuó a Montes de Oca, donde prácticamente consumió el resto de la tarde. Aquí se resaltó el rescate del camino Álamo-Montes de Oca-San Miguel, cuya obra se inició con recursos que aportó Pemex, 15 millones de pesos en su primera etapa. Pepe insistió en que no había ido a hablar de política sino de trabajo, pero el agente municipal, panista, Pavel García Gómez, le dijo que estaban tan agradecidos con él que sería un gran gobernador y que contara con el apoyo de todos los habitantes.
Pepe se dedicó a dar audiencia. Fuera del acto formal escuchó a todos, visitó instalaciones educativas, escuchó la petición de un museo para resguardar obras arqueológicas que han sido descubiertas, le pedían y le pedían. En todos los casos les fue sincero: primero hay que acabar con lo que se ha iniciado y luego hacer más gestiones.
Aquí destacó la compañía y presencia de un alamense distinguido, Manuel Mejía del Ángel, propietario de la empresa Autotransportes Álamo, del exdiputado local y federal Francisco “Chico” Ríos Alarcón, del síndico Amando Solís, del regidor Héctor Bustillos Montalvo y de Lorenzo Escudero, quien tiene a su cargo un importante programa de sanidad vegetal. Ante ellos y ante los vecinos Pepe dijo que la política no tiene sentido si no es un instrumento para mejorar las condiciones de vida de la gente, de los veracruzanos.
Hemos cruzado la panga y ha entrado la noche. Pepe hace política a su manera, trabajando, ofreciendo resultados concretos, visitando comunidades para anunciarles a sus pobladores obras, servicios, montos gestionados, para escucharlos, con paciencia, mucha paciencia, pero también con atención y respeto. Su comitiva es lo más reducida posible. Su jefe de logística José “Pepe” Benítez, su jefe de giras Alejandro Hernández y su asesor Gonzalo Morgado Huesca. Llego a Tuxpan y me ha dado albergue para escribir, atentísimo, en las oficinas de su notaría, Carlos Alberto Blanco Oloarte, hijo de un viejo amigo y también notario Luciano Blanco, desde donde envío estas líneas.
Pero no sin comentar que antes de salir hacia el norte, muy temprano, en un restaurante de Xalapa a la salida hacia Veracruz, en reunión con la dirigencia estatal de Vía Veracruzana encabezados por su líder moral Felipe Amadeo Flores Espinosa y su dirigente formal Mario Tejeda, éstos le dijeron que él no necesita crear ninguna asociación política ni nada parecido pues para eso ya tiene a Vía Veracruzana.
La bronca
Pero hasta el norte me llegaron los ruidos de la bronca por la toma de la caseta de peaje de la autopista Córdoba-Orizaba, a la altura de Fortín. Si me atengo a los reportes que me llegaron, el gobernador Javier Duarte de Ochoa logró mantener la negociación y garantizó el cumplimiento de la obra demandada, tarea en la que le ayudó en gran medida el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, quien logró que se estableciera el diálogo y la conciliación y evitó que pobladores de Soledad Atzompa encabezados por su alcalde Bonifacio Aguilar Linda trasladaran su protesta a Xalapa, lo que hubiera desquiciado la vida diaria de la capital del estado. Es cierto, el estallido de inconformidad le echó a perder la comida a que había convocado el gobernador en Xalapa con alcaldes y otros actores de la vida pública de Veracruz, pero lo mostró como un gobernador, al menos esta vez, y tiene que reconocérsele, que da la cara antes los problemas.