Johanna von Grafenstein Gareis, integrante del Instituto de Investigaciones “Dr. José María Luis Mora”, planteó que el mar ha definido de manera decisiva el desarrollo económico, político y cultural de las islas y costas ubicadas alrededor de las dos cuencas del Gran Caribe.
Durante su participación en el XXIII Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Estudios del Caribe, A.C (AMEC), “Nuestro Caribe: sociedades en movimiento en el entramado de la geopolítica”, del cual la Universidad Veracruzana (UV) es sede a través de la Facultad de Historia, la investigadora dictó la conferencia magistral “El mar en la historia del Gran Caribe. Geopolítica, desarrollo y medio ambiente”.
La especialista habló de este tema como resultado de una investigación que pone al mar como objeto de análisis. Por medio de dicho estudio busca dar respuesta a preguntas relacionadas con su impacto e importancia en diferentes ámbitos de los países adyacentes.
“Parto de la unión de dos mares, el Golfo de México y el Gran Caribe, con sus islas y costas continentales que se extienden de la península de Florida al este de Venezuela, e incluso más allá.”
En el diálogo que mantuvo con la comunidad universitaria, en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, la ponente expuso cómo estos dos mares han marcado la historia y el desarrollo de los países que se ubican alrededor de ellas.
Detalló lo que han significado para sus habitantes de condiciones sociales disímiles y de orígenes geográficos distintos, y la importancia que han tenido en términos globales desde fines del siglo XVIII hasta nuestros días.
Importantes recursos geográficos han determinado el papel de esas dos cuencas en la historia colonial y poscolonial de América, dijo la integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), cuyas aportaciones han sido significativas para el conocimiento sobre el Caribe.
Las islas del Caribe fueron las primeras bases del expansionismo colonial europeo donde la monarquía española ensayó esquemas de organización política y social, así como de explotación económica.
En la actualidad, las frecuentes y rápidas comunicaciones marítimas entre las múltiples ciudades isleñas y continentales han favorecido flujo amplio de bienes materiales e inmateriales que han forjado el carácter cosmopolita de sus habitantes.
Johanna von Grafenstein señaló que entre las muchas consecuencias del continuo intercambio está el florecimiento de sociedades portuarias y la acumulación de riquezas en ellas.
“No sólo las élites se han beneficiado de las ventajas de las comunicaciones con el exterior, sino también miembros de las clases más bajas que se han movilizado alrededor de la región, con el fin de aprovechar oportunidades de trabajo y comercio”, agregó.
Algunas de las bahías y de los puertos de las dos cuencas marítimas han ocupado posiciones estratégicas en los sistemas internacionales de comunicación y por ello han disfrutado de ventajas especiales.
Por tanto, el Golfo de México y el Gran Caribe no sólo han proporcionado a sus residentes alimentos variados a lo largo de su historia y creación de asentamiento de sus costas, sino que esos dos mares también han sido la fuente de materias primas como el petróleo.
Su extracción ha beneficiado tanto a las economías locales como a inversionistas internacionales.
El tema fue oportuno para reflexionar en torno a la explotación recreativa de las bellezas del mar y de sus costas en décadas recientes. Esto ha sido el factor más importante de crecimiento económico, en especial de las islas más pequeñas y de algunas áreas continentales.
Dijo que si bien el Caribe ha sido una fuente de alimento para las poblaciones costeras, el aumento de la pesca industrial ha afectado la biodiversidad de la vida marítima.
Incluso, la explotación del petróleo y gas también ha generado afectaciones tanto a arrecifes del Golfo de México como de Florida.
Aunque tiene uno de los más atractivos destinos turísticos del mundo, incluidas las localidades de Cancún, Isla Mujeres y Cozumel, afirmó que los beneficios de ese creciente desarrollo se han concentrado en grandes inversionistas, sobre todo en los trasnacionales.
Por lo anterior, será necesario implementar de manera vigorosa nuevas formas de turismo con el fin de preservar la rica biodiversidad del mar de las costas, y de lograr que la población local pueda beneficiarse en una escala mayor de la afluencia de millones de visitantes que cada año disfrutan de las atracciones de la vida acuática y tropical, y de la riqueza cultural de las comunidades urbanas locales que viven en sus costas.
Johanna von Grafenstein Gareis, quien también ha sido presidenta de la AMEC, enfocó su ponencia en el papel que han jugado el Gran Caribe y el Golfo de México como escenarios de importaciones, exportaciones, contrabando de armas, provisiones y esclavos.
Asimismo, como escenarios de apoyo a movimientos sociales, políticos, de comercio, revueltas, la movilidad laboral con la construcción del Canal de Panamá, del ferrocarril, y en plantaciones.
“El mar ha significado libertad y seguridad ante persecuciones, la llegada de noticias sobre proyectos libertarios y el apoyo a proyectos propios”, señaló Von Grafenstein Gareis.