César Augusto Vázquez Chagoya
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28 de OCTUBRE de 2010
Trabajos Especiales
- 2011-10-18
El martes 26 de octubre fue un día largo para los priístas, duartistas o no. Los institucionales, éstos tenían el miedo de perder sus empleos: han envejecido en el poder y no saben hacer otra cosa. El poder efímero de mantenerse en pequeño espacio en una oficina del gobierno les da poder y presencia. Pueden saludar todos los días a los protagonistas de la vida política y se enteran antes que nadie lo que sucede en el gobierno.
Desde las 4 de la tarde casi ni comieron con tal de saber quién había ganado las elecciones para gobernador. Eternos trabajadores del servicio público no le daban ninguna posibilidad a Dante Delgado, quien había sido muy amables con ellos cuando fue gobernador interino.
Algunos tenían la esperanza de que la votación del 4 de julio se anulara porque ven “muy chamaco a Duarte”: los había impresionado Yunes Linares cuando fue secretario de Gobierno en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, y querían otra oportunidad para el de Soledad de Doblado, aunque Duarte lo aventajara por cerca de 80 mil votos.
Se decía: “Volverán las épocas en que no se descansaba ni los domingos, haciendo trabajos ficticios que se inventaba el director de Gobernación, Enrique Ampudia, mientras disfrutaba de un buen filete y un delicioso vino en el restaurante Godos, allá por la avenida Murillo Vidal”.
En ese tiempo cada veracruzano era un elemento para ser investigado, tomándole fotos a sus casas, a la familia, romper los vidrios de los coches para robar documentos o meterse a las casas para amedrentar a los que se resistían a las órdenes del secretario y demostrarles qué tan vulnerables eran.
Este martes cerca de las 22.45 horas se les cayó el sueño. El Tribunal Electoral Federal no anuló las elecciones y reconoció como válidas las elecciones dándole el triunfo al priísta Javier Duarte de Ochoa. Lejos quedaron los sueños de volver a los años noventas, donde los restaurantes cercanos al Palacio de Gobierno trabajaban hasta tarde para dar de comer a decenas de empleados, analistas e investigadores los fines de semana.
Enrique Ampudia Mello, quien siempre ha sido una persona que goza de la confianza de Yunes Linares, en esa época estiró tanto la cuerda que muchos analistas e investigadores le renunciaron. Casi 70 dejaron sus asientos. Esto sucedió antes que renunciara Miguel a la Secretaría para irse de nuevo a dirigir el PRI estatal con Ampudia y lo que le quedaba de su equipo. Ese 1997, Yunes perdió 107 alcaldías y renunció, no sin antes llamar “traidores” a varios connotados priístas.
Ampudia, a quien se le atribuían cualidades únicas para la información, no dejó de estar cerca del choleño en los años posteriores; y en esta campaña, aparte de tener un alto puesto en el ISSSTE nacional, fue el operador de la campaña de Miguel.
Enrique fue el de la idea que el mejor candidato priísta que le convenía a Miguel para las elecciones para gobernador era Javier Duarte de Ochoa, quien a fines del 2008 aspiraba a ser diputado federal.
Como en otras ocasiones, Yunes Linares le hizo caso y para eso desbarrancan al candidato electo por la militancia del PAN en el distrito de Córdoba para meter a Carlos Hermosillo, futbolista, director de la Comisión Nacional del Deporte, quien naciendo en Cerro Azul, al norte del estado, le hicieron creer que ganaría de la calle la elección en Córdoba, pero en realidad el equipo de Miguel quería que ganara Duarte y tenerlo frente a frente en las elecciones para gobernador. “Este chamaco es pan comido”, pero hay varias cosas que no consideraron los Yunistas:
1.- Que el “chamaco”, aunque no le hubieran cambiado de candidato en el distrito de Córdoba, de todos modos ganaría de manera apabullante porque trabajó dos años antes en las comunidades.
2.- Que los grupos priístas que Yunes creía que se le sumarían porque Duarte de Ochoa se había brincado varias generaciones de políticos dentro del PRI, dejándolos fuera de la posibilidad de algún día gobernar Veracruz, se quedaron quietos, prefirieron quedarse en su partido y conservar lo avanzado.
3.- Nunca creyó el Yunismo que Javier Duarte de Ochoa fuera a crecer con luz propia, por lo que sus ataques los centraron en el gobernador Fidel Herrera Beltrán. Decían: “Cayendo el árbol, la hoja se cae”. Las grabaciones que le sacaron al gobernador la hicieron entre españoles y cubanos en la casa de la mamá de Miguel en el puerto de Veracruz, donde pretendían comprobar que el gobernador desviaba recursos públicos a la campaña de Duarte. Para esto, ese 17 de agosto, ya Duarte iba muy arriba en las encuestas.
4.- En este proceso electoral para la gubernatura se dio el más grande “autoengaño” de Miguel, quien cambia de estrategia a cada rato: empezó diciendo que su campaña iba a ser austera, sin acarreados, y terminó haciendo mítines con acarreados, haciéndose la víctima; anunció desde el principio de la campaña el fraude electoral; sacó en Semana Santa las 6 tarjetas que demostraban –según el choleño– la guerra sucia en su contra, depositadas ante el notario Alejandro Hernández Gallardo, pero sólo dio a conocer tres y con mentiras. Las otras tres que se supone que tenga Hernández Gallardo, de seguro contienen su anunciada derrota.
5.- Miguel se desesperó. Convenció a políticos que se le sumaran porque tenía el apoyo del presidente Calderón y de su esposa, además del apoyo incondicional de la maestra Elba Esther Gordillo. El magisterio tiene mucha fuerza en el estado que si bien es cierto que ganaron con el PAN el distrito de Misantla y Martínez de la Torre, a Miguel le pesó que la maestra no viniera a ningún acto de su campaña, además que nunca contó que Elba Esther ya tiene tratos con el precandidato priísta Enrique Peña Nieto y eso no tiene muy contento al presidente Calderón, quien enfría a Miguel y hasta está en peligro de no volver a la dirección del ISSSTE, ni que tome la dirigencia estatal del PAN.
6.- Otro de los errores garrafales de Miguel, por su forma de ser, es haberse peleado con el grupo de Alejandro Vázquez Cuevas (quien controla el comité estatal) tanto que puso a operar a Enrique Ampudia su campaña y la defensa electoral, algo para lo que Enrique no es bueno. Su fuerte es el chisme, no el trabajo de campo.
No se sabe en qué pensó Miguel cuando difunde unas fotos donde Alejandro Vázquez, junto con su chofer, sube una gigantesca televisión de plasma a una camioneta en el estacionamiento de Costco de Xalapa, Con la leyenda: “Pipo vive con su chofer” y dan la nueva dirección de Vázquez, quien se acababa de separar de su esposa.
El resultado fue catastrófico. Desde entonces los representantes del PAN se quejaban ante los órganos electorales con pruebas débiles; es más, ahora que se deslució el caso ante el Tribunal Electoral Federal, los magistrados desecharon de plano los recursos del PAN porque no iban firmados por los reales representantes de los azules; hasta un magistrado manifestó que el caso de impugnación de las elecciones para gobernador nunca debió llegar hasta ese tribunal, porque las pruebas estaban basadas en recortes de periódicos y las grabaciones de Fidel, que están fuera de la ley, que no era prueba plena, por lo que la impugnación era notoriamente improcedente.
Era muy claro. Todos los grupos del PAN se disciplinaron a la decisión presidencial de que Miguel fuera el candidato; pero cuando los desplazó por completo del partido, se unieron todos para que perdiera. Los resultados están a la vista: siguen vivos los mismos grupos dentro del PAN, rebasando a los Yunes: La frase era: “primero desbarrancamos a Yunes y después nos peleamos entre nosotros”.
En el proceso para elegir gobernador que terminó este 26 de octubre se acabaron varios mitos: Enrique Ampudia sólo sirve para alabar a Miguel y Miguel para creerle, pero ambos son inexpertos electorales.
En las bravuconadas de Yunes sobre una resistencia civil después de las elecciones del 4 de julio, sólo dejo embarcado a Julio Saldaña, porque Miguel desapareció del mapa estatal.
Se afirma que Miguel tiene el principio de “PETER”, que es la incompetencia de subir el escalón de arriba.
Este jueves 28 de octubre, el día de San Judas Tadeo, Miguel dio una conferencia de prensa diciendo que el TRIFE había enterrado la democracia en Veracruz. Al choleño se le olvida que su candidatura era un “dedazo “de Calderón.
Pero no todo es malo para Miguel: ganó Javier Duarte, quien fue desde un principio fue su candidato.