“Soy un comandante militar”: Anders Behring Breivik

El noruego que mató a 77 personas en Oslo confesó ser líder de un movimiento de resistencia. El tribunal prolongó la orden de confinamiento hasta el 6 de febrero.

Internacionales

- 2011-11-14

El extremista noruego antimusulmán que confesó haber detonado un artefacto explosivo y haber matado a tiros a 77 personas intentó declararse el lunes líder de un movimiento de resistencia durante una audiencia judicial, pero fue interrumpido rápidamente por el magistrado.

Anders Behring Breivik fue escoltado por la Policía hasta un juzgado de Oslo, repleto de periodistas y espectadores, entre ellos sobrevivientes de su matanza en un campamento juvenil cercano a la capital, que lo vieron por primera vez desde el ataque del 22 de julio.

"Soy un comandante militar en el movimiento noruego de resistencia", dijo Breivik al juez antes de que le interrumpiera el magistrado y le ordenara que se atuviera al tema pendiente: la prolongación de su encarcelamiento.

El tribunal prolongó la orden de confinamiento por otras 12 semanas hasta el 6 de febrero, aunque decidió derogar gradualmente las limitaciones de su acceso a los medios de comunicación, visitantes y correo. Breivik sigue detenido hasta ser juzgado bajo acusaciones de terrorismo.

Al concluir la audiencia, el noruego de 32 años pidió al juez Torkjel Nesheim si podía dirigir la palabra a los sobrevivientes y familiares de las víctimas, pero el magistrado rechazó la solicitud.

Las audiencias judiciales previas del caso han estado vetadas al público. Al concluir la audiencia del lunes, el juez derogó la orden que prohibía a los medios de comunicación informar sobre los prolegómenos judiciales.

Los investigadores sostienen que Breivik detonó un artefacto casero compuesto mayormente de fertilizante como carga explosiva, matando a ocho personas antes de dirigirse a la isla, donde la rama juvenil del gobernante Partido Laborista noruego efectuaba su reunión anual campestre.

Disfrazado de policía, disparó contra decenas de personas, algunas de las cuales fueron baleadas cuando huían y se tiraban a un lago para tratar de escapar. En la isla de Utoya fueron muertas 69 personas antes de que Breivik se entregara a un equipo policial especial.

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