Papadimos dice que los próximos tres meses serán "críticos" para Grecia
El jefe del Gobierno aseguró que defenderá la participación de Grecia en la Unión Europea, al subrayar que "nuestra moneda es el euro. La Europa de los países desarrollados es nuestra casa común".
Internacionales
- 2011-12-31
El primer ministro griego, Lukás Papadimos, advirtió a los ciudadanos helenos de que 2012 será un año difícil y especialmente los primeros tres meses, que calificó de "críticos" y determinantes para que Grecia pueda mantenerse en la zona euro.
"Los próximos tres meses serán críticos. Las decisiones que tomaremos determinarán el futuro de la Grecia para las próximas décadas", dijo Papadimos en su discurso a la nación con motivo del Año Nuevo.
El jefe del Gobierno y ex vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) aseguró que defenderá la participación de Grecia en la Unión Europea, al subrayar que "nuestra moneda es el euro. La Europa de los países desarrollados es nuestra casa común".
Además, se mostró confiado en que su país superará las dificultades que lo han llevado al borde de la quiebra.
Agregó que con esfuerzo colectivo, objetivos bien definidos y la cooperación de las fuerzas políticas "podemos transformar 2012 en un año de esperanza".
En el año que concluye hoy, "los esfuerzos y los sacrificios del pueblo griego y la solidaridad de nuestros socios nos permitieron evitar una catástrofe económica y dar los primeros pasos de salida de la crisis", reconoció.
Papadimos pidió solidaridad con los que más sufren las consecuencias de la crisis, al admitir que "los ingresos fueron reducidos y el paro se incrementó. Miles de familias estos días están sufriendo".
El primer ministro griego recordó también los esfuerzos del pueblo al afirmar que Grecia atraviesa "la crisis nacional e internacional más aguda desde la Segunda Guerra Mundial. Podemos salir de la crisis. Pero no hay soluciones mágicas".
En los próximos tres meses el Gobierno de Atenas debe negociar los detalles de un acuerdo para que sus acreedores privados accedan a condonar 50 por ciento de su enorme deuda, requisito previo para recibir un préstamo de rescate de unos 130 mil millones de euros (unos 170 mil millones de dólares), necesario para evitar la bancarrota del país.