Las armas han desaparecido
El terro aún sigue encogiendo el corazón de los libios
Internacionales
- 2012-02-01
Las armas han desaparecido en gran medida de las calles de Libia, pero el terror de la guerra civil sigue encogiendo el corazón de los libios. Y en medio de esa atmósfera, no es fácil fundar un nuevo Estado.
“El que funde un partido es un traidor”. Este era uno de los lemas de Muammar Gaddafi. Y aunque los libios intentan desde la caída del déspota liberarse de la vieja forma de pensar, se dan cuenta de que su ideología sigue vigente.
Con vistas a las primeras elecciones en los últimos meses se fundaron unos 120 partidos en el país, de los que sólo unos 20 se conocen a nivel nacional.
Y enfrentan una gran desconfianza entre la población. “¿Quiénes son los representantes de estos nuevos partidos y qué quieren? Seguro sólo velan por sus propios intereses”, dice un funcionario en una protesta contra la política del Consejo de Transición en Trípoli. “No queremos ideologías, queremos servicios estatales”, asegura.
Mustafa al-Shibani, de 50 años, no se deja desanimar por ese tipo de comentarios. El ex opositor y empresario turístico ha fundado junto con familiares, amigos y compañeros de ideología un partido denominado Asociación Democrática Libia. El Ministerio de Cultura lo autorizó a registrar y proteger el nombre del partido. Pero ahora no sabe qué autoridades han de concederle una licencia oficial.
Entre los puntos clave del programa del partido está el papel del Islam como “fuente principal de la legislación” en Libia. Pero los académicos no quieren que Libia se convierta en un Estado religioso al ejemplo saudita. Tampoco quieren una Libia al estilo egipcio, donde una cuarta parte de los votos fueron para los radicales.
Hoja de ruta
Al menos en Libia ya se fijó una hoja de ruta para la transición: el 23 de junio, los libios elegirán a 200 miembros de una conferencia nacional cuya labor será formar un nuevo gobierno y en 180 días redactar una nueva Constitución que se someterá después a referéndum.
Luego se aprobará una nueva ley electoral para regular los primeros comicios parlamentarios.
La democracia libia, así, está en estadio experimental. Por ahora, el gobierno de transición se alegraría si pudiera solucionar los problemas más fundamentales: tiroteos entre los antiguos “revolucionarios”, tratamiento médico para los mutilados de guerra, la gestión de los presos, el combate al crimen y la justicia que algunos ciudadanos se toman por sus propias manos.