ÁMSTERDAM: Asistencia a domicilio para un bien morir

Seis equipos móviles de médicos y enfermeras que prestarán a domicilio asistencia para garantizar una “muerte dulce”

Internacionales

- 2012-02-18

Holanda rompe tabúes de nuevo en torno a la eutanasia: desde el próximo 1 de marzo, el país contará con seis equipos móviles de médicos y enfermeras que prestarán a domicilio asistencia para garantizar una “muerte dulce” a pacientes terminales o con graves trastornos crónicos o mentales.

La iniciativa corre a cargo de la Fundación Holandesa para la Finalización Voluntaria de la Vida (Nederlandse Vereniging voor een Vrijwillig Levensende, NVVE) y pretende brindar asistencia para una muerte “digna y sin dolor” a pacientes que no han podido lograr ayuda de, por ejemplo, sus médicos de cabecera para acabar sus días.

Antes de brindar cualquier tipo de asistencia para la “muerte dulce” —la definición etimológica griega de eutanasia—, un equipo de la NVVE comprobará que el paciente en cuestión cumple con los requisitos de la más reciente legislación holandesa en la materia, que data de hace 10 años.

En caso de que el paciente afectado, por diferentes circunstancias, no pueda morir en su casa, la NVVE pondrá a disposición, a partir de mitad de este año, una “Clínica para la Terminación de la Vida”. “Se trata de un programa de asistencia, coordinado desde una clínica en La Haya. En muchas ocasiones, sobre todo por motivos religiosos, muchos médicos se niegan a administrar la eutanasia a pacientes que han dejado claro en su momento (en estado de plena lucidez) su deseo en tal sentido”, explicó Walburg de Jong, portavoz de la NVVE.

La fundación, establecida en 1973, cuenta hasta la fecha con 130 mil miembros, los cuales le brindan su apoyo económico para que pueda brindar sus servicios, siempre dentro de las normas, asegura De Jong.

Semivoluntarios

“Muchos médicos y enfermeras que trabajan para nosotros son ‘semivoluntarios’, es decir que lo compaginan con sus trabajos principales. La NVVE es algo que ellos hacen por propio convencimiento”, explica De Jong.

Aunque legal, la iniciativa de la NVVE seguramente generará polémica dentro y fuera de las fronteras de Holanda, según admiten sus promotores.

“A partir del 1 de marzo seis equipos móviles de nuestra fundación estarán a la disposición de quienes los soliciten (pacientes y familias). Estarán compuestos de un médico y de una o dos enfermeras para brindar asistencia”, comenta De Jong.

Y es que, según se explica en la página web de la fundación, su actividad se centra en prestar asistencia en casos en que, aun dentro de la legislación holandesa, los pacientes o sus familias no han encontrado ayuda. El grupo incluye pacientes crónicos y pacientes con distintos tipos de demencia, explica la NVVE.

“Muchos médicos holandeses todavía tienen miedo a aplicar la eutanasia. Se amparan en sus creencias religiosas para no administrarla o desconocen los detalles de la nueva legislación en la materia”, comenta la portavoz de la NVVE. “Normalmente, los pacientes eligen morir en sus casas, pero también disponemos de nuestra clínica para ayudarles cuando llega ese momento”, dice.

En 2001, Holanda se convirtió en el primer país del mundo en aprobar la eutanasia regulada, que sólo se puede aplicar a pacientes que, por una enfermedad incurable, padezcan dolores insoportables y no tengan esperanza de mejora. Los propios afectados deben manifestar su voluntad de morir, entre otros requisitos.

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