Con la camiseta, a Alemania le bastó para echar a Francia
+Un gol de Mats Hummels fue suficiente en el Maracaná para que los teutones vencieran a los galos y, así, convertirse en semifinalistas del Mundial Brasil 2014
Deportes
La Afición - 2014-07-04
Uno debería de reservarse este tipo de juicios para partidos domésticos; parecerá, inclusive, una frase un tanto impropia de una Copa del Mundo, pero en el Maracaná, en el juego que abrió la fase de cuartos de final de Brasil 2014, a los franceses, los alemanes les ganaron sólo con la camiseta.
Les impuso a los dirigidos por Didier Deschamps toda esa historia en la que se retratan futbolísticamente como inferiores a los teutones. A estos les bastó un gol, una sola anotación, producto de un cobro de falta para situarse en la ronda de semifinales, en donde esperarán al ganador de la serie entre Brasil y Colombia.
El cabezazo del central Mats Hummels se coló casi en el ángulo superior izquierdo de la meta de Hugo Lloris y ahí casi acabó el partido, pese a que no se jugaban todavía ni siquiera 15 minutos.
Nunca pudieron responder los blues de forma continúa ante el reto de un gol tan tempranero. Tuvieron llegadas esporádicas y de cierto peligro con Karim Benzema y Antoine Griezmann como los protagonistas, pero exceptuando la gran parada a una mano de Manuel Neuer casi al final del partido, nunca se sintió en el estadio que realmente podían y merecían pasar.
Los alemanes tampoco hicieron méritos como para anotar un gol más, cuidadoso de que los rivales hicieran lo que nunca hicieron; es decir, desbordarse con todo sobre su meta.
¿Qué propició esta actitud tan tacaña en un equipo que se había mostrado con un extraordinario potencial ofensivo?
Deschamps dirá que fue el calor (sobre los 30 grados centígrados en el día más caluroso en Río de Janeiro desde que empezó la Copa), o que los alemanes fueron muy conservadores y se parapetaron muy bien atrás...
Yo digo que ahí hubo algo más, una historia de esas que se dan cuando alguien se asume inferior y no se atreve a responder o a encarar a alguien que lo reta por miedo a recibir más castigo.