+ Columna del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya, director del Semanario Sotavento
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2015-09-21
Se creía que con la aparición de súper mercados y tiendas de “conveniencia”, las tiendas de abarrotes de barrios desaparecerían.
Nada de ello ha pasado.
La dinámica social y comercial parece alentar el establecimiento de nuevos establecimientos en las colonias y barrios de nuestras ciudades y eso es bueno para todos.
Hace más de sesenta y cinco años, cuando vivíamos en la colonia Primero de Mayo, pegada a la refinería, existían –de las que recuerdo– dos tienditas frente al principal acceso de la refinería, en la Portada Norte, una que era fonda y refresquería “La Portada”, cuya propietaria era doña Lencha y una de abarrotes de la familia Briseño, donde frecuentemente iba a comprar los cigarros que fumaba Don Palemón Vázquez Atilano, mi señor padre, que por cierto me costaba mucho trabajo pronunciar –Raleigh–.
Recorriendo el trayecto hacia la calle “18 de Marzo, casi frente a la caseta de acceso a la colonia Primero de Mayo, también conocido como Sector 5, existió otra la tienda que conocíamos con el nombre de su dueña, Doña Pancha, ubicada cerca del callejón que ahora sé que se llama “5 de Septiembre”, entre las calles Juventino Rosas y Leona Vicario.
Siguiendo el recorrido, en contra esquina de la colonia Primero de Mayo y 18 de Marzo, existieron las tiendas de los Bielma y de Uscanga. Un poco antes, al lado del terreno de don Librado Vinales, tenía otra tienda de abarrotes don Pascual Modesto. Eran los más cercanos a la casa 24 de la colonia Primero de Mayo, barda perimetral de Pemex de por medio.
Más lejitos estaba el “Gorjeo de las Palomas”, en Juventino Rosas y Amado Nervo, allá por el barrio de los Gómez Cobián. Don Martiniano Gómez Cobián fue presidente municipal y constructor del segundo palacio municipal que tuvo Minatitlán en 1953.
Hablando de molinos de nixtamal existían tres. El de los Sabater en Altamirano y Díaz Mirón; el de don Raúl Rodríguez, que después fue de Luis Rodríguez Gómez, su hijo, en Primero de Mayo y Juventino Rosas y el de doña Chica Cisneros o Chica “La Gorda”, ubicado en Amado Nervo y 18 de Marzo, frente al domicilio de la familia Jacobo.
Cuando aparecen los súper mercados en Minatitlán, con Dipasa, en los años cincuenta que funcionó en los bajos del Hotel del Trópico, se establecería “La Familiar”, propiedad de don Guillermo MacBeath Farfain, en la calle “18 de Marzo”, frente a lo que era la carnicería de los Farret, saliendo del callejón Héroes de Nacozari, entre el callejón Palermo I y la calle Amado Nervo. También se establecieron en los años cincuenta las desaparecidas Promesa y la Flor de China.
Para refrescar mis recuerdos tuve el auxilio de Gonzalo Valdivieso Núñez y de Miguel Ángel Salazar Valdivieso, vecinos del rumbo de la colonia Primero de Mayo. El primero vivía y vive en la avenida Primero de Mayo y el segundo, vivió en la calle Leona Vicario y ahora vive en la colonia Petrolera, a quienes se les agradece su espléndida memoria.
La otra época
Todo esto me lleva a recordar también que mi abuelo Regino Chagoya Escudero (+) tenía una tienda mixta –abarrotes y cantina– en la avenida”18 de Octubre de 1863”, frente a la rotonda.
Una de las características peculiares de estos establecimientos fue el hecho de que cuando una familia no tenía los recursos, el suministro de alimentos –muy medido– se anotaban en una libretita, donde su sumaban los pedidos y cada semana se restaban los pagos hechos a cuenta o la liquidación de los adeudos.
En los tiempos de la mayor crisis que vivió Minatitlán, los comerciantes establecidos en este pueblo financiaron la supervivencia de los trabajadores que laboraban en la industria petrolera, en la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, S. A. de C. V., y de sus familias, que al decretarse la Expropiación Petrolera por el General Lázaro Cárdenas, pudieron cobrar sus alcances y liquidar los créditos que habían recibido.
Debido a los trabajadores de las monterías o de los ranchos ubicados río arriba, que solían “bajar” al pueblo una vez al año, existía el antecedente de los créditos a largo plazo –Costumbre cuyo origen se remonta al siglo XIX –. A finales de enero o principios de febrero de cada año, los trabajadores de las monterías, con el importe de sus emolumentos cobrados por todo un año de trabajo, “bajaban” a Minatitlán, donde acudían a las tiendas a pagar lo que les habían surtido el año pasado y de nueva cuenta, llevaban a crédito lo que necesitaban para la subsistencia de sus familias durante todo el tiempo de reclusión que pasaban en la propiedades de los patrones. Esta misma costumbre se aplicaba a los trabajadores petroleros, que ya pasada la expropiación, liquidaban con el “fondo de ahorros” la mercancía, ropa, calzado y muebles, que habían adquirido el año anterior.
Existe otra ventaja, las tiendas de barrio tienen un horario más flexible de atención debido a que anexos a los establecimientos está la vivienda de los propietarios. Y si hay alguna urgencia… la atienden.
En estos tiempos, si usted va a los súper mercados o tiendas de conveniencia, tiene que llevar efectivo o su tarjeta de crédito para liquidar lo que va a comprar.
En las tiendas de barrio, por el conocimiento que se tiene del vecino, propietario de una tienda, es posible si usted no tiene dinero, que se le “anote” su pedido en la libretita del tendero, que tendrá que liquidar a fines de semana, de catorcena, de quincena o “cuando Dios quiera”. Desde luego que ahora las tiendas de barrios ya están modernizando sus sistemas de venta, aceptando tarjetas de crédito o de débito.
Benditas tiendas de barrio que están agarrando auge y permanencia en beneficio de todos.
Las sorpresas de esta semana
+ Jeffrey Currie, responsable de investigar el comportamiento en los mercados de las materias primas a nivel mundial, en una entrevista que se le hizo en Alberta, Australia, vaticinó que debido al exceso de reservas de petróleo en el mundo, la tendencia del precio irá en descenso y es probable que llegue a tocar los 20 dólares por barril para reducir la producción, aunque también asegura que a largo plazo el barril de petróleo se ubicará alrededor de 50 dólares. Este vaticinio no es nada prometedor para nuestro país.
+ Los especialistas económicos de Moody’s aseguran que la reducción de participaciones federales en un 23.6% a los Estados y Municipio del país, traerá como consecuencia una disminución de la obra pública, que podrá revertirse si las entidades federativas recurren a los endeudamientos. Mal pronóstico ya que de por sí los Estados y Municipios tienen comprometidos sus recursos en el gasto corriente, empleomanía y servicios públicos, además de indemnizaciones a ex empleados y demandas de afectados por malas decisiones gubernamentales.
+ Solicita el gobierno del Estado de Veracruz autorización a la Legislatura local para señalar como garantía a nuevos créditos el importe de las participaciones federales, lo que no es otra cosa que “hipotecar” los recursos que a futuro se habrán de recibir. Visto de otra manera: Los prestamistas, llámese bancos, instituciones financieras o gobiernos ya no le tiene confianza a nuestros gobernantes y están exigiendo garantías de pago. Si se autoriza esta petición y el Estado de Veracruz se endeuda más, la liquidez para hacer frente a sus compromisos de operación y de amortización de créditos se verá seriamente afectado a corto plazo y su capacidad de maniobra será muy reducida para satisfacer las demandas que ya son impostergables y que están repercutiendo socialmente.