+ Columna del C.P. Renato P. Vázquez Chagoya, director del Semanario Sotavento
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2016-01-11
En una calle de cualquier pueblo de Veracruz:
-Mira, ese vehículo se dio vuelta en “u”
-Ese vehículo se pasó el alto.
-Ese vehículo se dio vuelta en “u” en plena bocacalle.
-Ese vehículo está estacionado sobre la banqueta.
-Ese vehículo está obstruyendo el paso.
-Ese vehículo está rebasando por la derecha.
-Ese taxi que “substituye” no trae placas.
-Ese taxi no tiene los colores oficiales.
-Ese establecimiento está bloqueando la calle con su mercancía.
-Hay gente ejerciendo actividades comerciales en la vía pública.
-Ese establecimiento está invadiendo las banquetas con su mercancía.
-Ese establecimiento está invadiendo las calles con su mercancía.
-Los taxistas utilizan el claxon en forma ofensiva.
-Los conductores utilizan el claxon indiscriminadamente.
-En ese comercio tienen un aparato de sonido a todo volumen.
- Ese vehículo circula en sentido contrario.
-Hay personas que piden coperacha por tapar los baches de las calles.
-Los vecinos, particulares y comercios, depositan su basura fuera de horario en las banquetas y calles de la ciudad.
-Mira, ese vecino saca a sus mascotas que hacen sus necesidades fisiológicas en las calles y no levantan los desechos.
-Ese vehículo está mal estacionado.
-Ese vehículo obstruye la salida de los vehículos de los vecinos.
-Ese vecino tiene un aparato de sonido a todo volumen.
-En esa banqueta o escalera, o en un parque está tirado un indigente o vicioso, irradiando malos olores y obstruyendo el paso de los vecinos.
-Esos vecinos obstruyeron la calle porque tienen una fiesta.
Y así… puede usted seguir enumerando la mil y unas causas de las que usted a diario se hace lamentaciones.
Todas tienen un solo origen: La falta de autoridad.
La permisividad de la autoridad.
Transite usted por las calles de la ciudad.
Observe que comercios utilizan banquetas y calles para “exhibir” sus mercaderías. Los hay que “reservan” lugares para sus clientes en las calles, poniendo botes vacíos de pintura, o muebles rotos y los hay, los descarados, que ponen señalamientos de “exclusivo para nuestros clientes”, cuando no tienen a una persona que se ocupe de distinguir si los conductores que ahí se quieren estacionar tienen o no la intención de comprar en esos establecimientos.
Otros comerciantes obstruyen las calles con el único propósito de que los vehículos estacionados “no le tapen la visibilidad” a sus establecimientos.
Hay vecinos, que van más allá. No permiten que nadie se estacione frente a sus propiedades, porque a ellos “les costó el pavimento, las guarniciones y banquetas. ¡Hay que joderse!
En temporadas, “se establecen” con autorización de alguna autoridad” en espacios públicos comerciantes de muebles, de escaleras, de flores, de bebidas, de alimentos, de ropa y de toda clase de mercancía, cuando en la ciudad hay establecimientos dedicados a ello. La cuestión es estar al paso de los posibles compradores y cerca de los mercados o de los negocios que tienen mucha afluencia de clientes.
Hay en las bocacalles, en las banquetas y en las calles, establecimientos “ambulantes” debidamente instalados, que entorpecen el paso de transeúntes y conductores, “autorizados” por las autoridades de cualquier nivel. Y no hay poder que los mueva.
Un ejemplo claro, es el bulevar Institutos Tecnológicos, nada más en el tramo del Infonavit al Tecnológico de Minatitlán, donde talacheros tiene en plena calle llantas inservibles para señalar los servicios que proporcionan. Fondas que tienen tendidos que abarcan la banqueta y la calle, hasta con mesas y sillas para sus comensales.
Vehículos del servicio público estacionados hasta en triple fila, porque una la ocupan los comercios, otra la ocupan los taxistas y la tercera la ocupan los autobuses para que descienda y ascienda el pasajero.
Hay establecimiento fijos en las banquetas y los transeúntes tienen que caminar por el arroyo de circulación de los vehículos, para “no molestar” a los clientes y a los dueños de los negocios que ahí funcionan.
Súmele usted otros casos y también encontrará que tienen el mismo origen:
Falta de autoridad o abuso de autoridad.
No es cuestión de quejarse
No tengo la costumbre de quejarme, pero todas estas “pequeñas licencias” que la autoridad se da, es el origen del desorden urbano que padecemos.
No sabemos a ciencia cierta a quién corresponde ordenar y regular las actividades que concurren en la vía pública. Si al ayuntamiento, con sus correspondientes comisiones o a la delegación de Tránsito que funciona y mal en nuestra ciudad. O, a la mala voluntad del vecino municipio que nada aporta al mejoramiento de las vialidades, pero bien que “autoriza” el establecimiento en la vía pública de puestos fijos, que no son ni semifijos ni ambulantes.
¿A quién corresponde “administrar” lo que sucede en la vía pública? ¿A quién corresponde “administrar” lo que corresponde al ruido excesivo de establecimientos?
¿A quién corresponde “administrar” lo que sucede en la vialidad de nuestras ciudades?
¿A quién corresponde “administrar” los servicios públicos?
¿A quién?... ¿A quién?
En resumen: ¿Cuándo habrá una autoridad que cumpla con su obligación?
¿Quién y cuándo?
No queremos que hay disculpas ni pretextos.
Empiecen por una calle. Escojan una manzana y ahí inicien el “ordenamiento” urbano.
Eso. Orden el desenvolvimiento de transeúntes y conductores, primero en una manzana, después sigan con la otra y así, hasta que terminen con una calle.
Así tendremos banquetas y calles libres de estorbes y las autoridades van observan que hasta espacios para estacionarse habrá.
A lagunas autoridades les he sugerido que vayan a Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas, a la centro de esa ciudad, para que aprendan a controlar el estacionamiento de vehículos, pegados a las banquetas, con un costo mínimo.
En cada cuadra, en un poste existe un reloj, donde usted deposita el costo del tiempo que va a estacionar su vehículo. Coloca en el parabrisas su comprobante y existe en cada cuadra un vigilante que verifica el vencimiento del tiempo “cubierto”. Si excede lo pagado por el conductor, se llama a la grúa, que se llevará el vehículo.
De la manera anterior, el ayuntamiento se beneficia del tiempo que los vehículos ocupan la calle y dan empleo a varias personas, que vigilan el cumplimiento de los tiempos pagados por el estacionamiento.
Nosotros, y desde tiempo de la administración de Amado Guzmán García, se dio a varias personas credenciales “para administrar” estos estacionamientos en la vía pública.
Preguntamos: ¿Quién y cuándo empiezan?