El 5 de septiembre del 2014 –tras 60 días de búsqueda- apareció el cuerpo sin vida de la menor Karime Cruz Reyes en la colonia Luis Echeverría Alvarez de Coatzacoalcos.
A sus cinco años de edad la nena fue secuestrada y finalmente asesinada a golpes.
Junto a ella se encontró el cadáver de su tía Mónica Reyes, de 44 años de edad.
Tres días después de este hallazgo se realizó una marcha de la sociedad civil coatzacoalquense para reclamar Paz.
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El pasado 4 de mayo del 2016, frente al colegio Anglo Mexicano –otra vez en Coatzacoalcos- fueron asesinados la señora Leticia Candelaria González Sánchez y su chofer José Antonio González.
Habían estacionado su vehículo frente al colegio donde recogerían a la hija de Leticia Candelaria –empresaria porteña- y fueron sorprendidos por sicarios que mataron en acciones separadas y coordinadas a ambas víctimas.
El primero en caer fue el chofer: un hombre armado que hacía las veces de guardaespaldas. Luego mataron a González Sánchez, desarmada.
El vigilante de la escuela cerró la puerta por donde saldrían alumnos y la hija de la empresaria quedó adentro, a salvo.
¿Iban a secuestrar a la niña o sólo se trataba de ejecutar a su madre?
Esta pregunta es tema aparte. Lo cierto es que la niña aparece en la historia por el sitio, la hora y la circunstancia en que ocurrieron los hechos.
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La mañana del 30 de agosto del 2016 –es decir antier- un comando armado secuestró a un niño de 12 años de edad.
Su familia es vecina de la colonia Benito Juárez en Coatzacoalcos y la madre conducía al menor a la escuela a bordo de una camioneta de su propiedad.
Coatzacoalcos se sacudió una vez más.
Los delitos de alto impacto se han vuelto comunes en esta población clave en la economía del sur de Veracruz.
Coatzacoalcos representa un enlace medular en la historia del país.
Ubicado frente al Golfo de México posee las únicas instalaciones en operación –privadas y estatales- de la industria petroquímica de México.
Su condición portuaria y su posición de enlace en el istmo mexicano junto al otro extremo en el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, nos remite –por lo menos- al siglo XIX y a la Guerra de Reforma cuya figura principal fue Benito Juárez: fundador del Estado Moderno Mexicano.
¿Cuál es el vínculo entre ese pasado y el difícil presente?
La respuesta está en la firma del Tratado McLane-Ocampo que proponía la adjudicación al gobierno de Estados Unidos de un corredor transístmico en el sureste de la República y que representó –aunque este hecho nunca se concretó- el apoyo norteamericano a la causa juarista.
Los norteamericanos reconocieron al gobierno liberal de Juárez y le dieron el respaldo de su ejército.
Obviamente EEUU rechazaba con estas acciones la presencia y control de Europa en México lo cual no demerita el papel de Coatzacoalcos -en la referida coyuntura histórica- como un sitio geográficamente estratégico para el devenir nacional.
He aquí uno de los muchos datos esenciales para visualizar la trascendencia política del antiguo Puerto México que en el siglo XVI fue conocido como La Villa del Espíritu Santo ubicada a unos kilómetros de la actual ciudad pero igualmente a un lado del río que le da nombre.
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La madrugada de ayer -31 de agosto- a menos de 24 horas de su secuestro el menor de la colonia Benito Juárez fue liberado.
Extraoficialmente se ventila que su familia pagó una fuerte suma de dinero para que les fuera devuelto.
Dos años atrás, en otro municipio sureño ocurrió una historia similar: la de un adolescente secuestrado al salir de la escuela.
Algo llamó la atención en aquel caso: su familia había tramitado un crédito bancario para un proyecto de trabajo.
El mismo día que el banco depositó el recurso el menor fue secuestrado.
Resultó clara la conexión Banco-Plagiarios-Víctimas.
Empleados de banco cómplices dieron información privada a los criminales y éstos actuaron.
Así ha ocurrido en numerosos casos.
Los empleados de la banca pueden estar amenazados, desde luego, pero también pueden ser delincuentes disfrazados y con acceso a información privilegiada.
Finalmente estamos ante un hueco más en nuestra estructura institucional, en este caso financiera.
Por otra parte el mismo esquema ha operado con el cáncer Autoridades-Crimen Organizado-Sociedad Civil victimizada.
Es decir con autoridades tanto políticas como policiacas vinculadas, cómplices de las mafias.
Algunos periodistas –muy pocos- lo han denunciado en sus textos con datos duros.
Tras el asesinato de 19 miembros del gremio sólo en lo que va del sexenio a cargo de Javier Duarte hay quienes se han retirado del oficio.
Otros se han mudado de entidad o del país.
Los hay que cambian de área informativa y también existe la prensa que no es prensa sino plumas o cámaras al servicio del poder en turno.
En el periodismo es muy importante investigar y trabajar con datos comprobados o comprobables al más alto grado de acercamiento.
También resulta esencial guardar silencio temporal y oportuno cuando la ética lo reclama o en el momento que la amenaza acecha al escribiente, a su fuente o a quien representa el tema a tratar.
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El próximo domingo 4 de septiembre habrá otra marcha en Coatzacoalcos.
De nuevo un reclamo por la Paz.
Se convoca desde la sociedad civil y desde organismos empresariales que son atacados por la delincuencia: vía secuestros, cobro de piso, asesinatos que han conducido al cierre de más de 200 empresas en la zona y al cambio de domicilio de decenas –acaso centenas- de familias con capacidad económica para hacerlo.
Se marcha gente de toda la región sur.
Los letreros de Se Vende y Se Renta abundan por doquier en Coatzacoalcos.
Una de las variables de este tema es la falta de nuevas inversiones que generen el relativo desarrollo económico que impulsó la inversión de 5 mil 200 millones de dólares para la planta petroquímica privada Braskem Idesa –a lo largo de 5 años generó hasta 25 mil empleos y hoy funciona sólo con 1 mil- pero sin duda la violencia es otro factor a considerar en esta ingrata fotografía de bienes inmuebles y de un éxodo producto del terror.
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Lo aquí escrito es apenas un breve, pequeño muy pequeño acercamiento a las condiciones socioeconómicas y de inseguridad del Veracruz actual y su región sur.
Se requieren estudios de fondo y debemos entender que las marchas ayudan pero ayuda más visualizar nuestra realidad como una descomposición del tejido social por encima de una lucha maniquea entre buenos y malos.
La peor visión es la oficial: la del gobierno que todo lo politiza y declara, declara, declara puras mentiras o estupideces.
Sí la política cuenta, sí las fuerzas de seguridad cuentan; empero, estamos ante un estallido en diversos elementos del andamiaje social federal y veracruzano en particular.
Al final del análisis, el tema nos remite a fallas estructurales y a fracasos estructurales también: como las Reformas del 2013.
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Por lo pronto, las cuatro tragedias compartidas –faltan detalles, no todo es lo que parece- nos conducen a una conclusión tan lamentable como atroz: Veracruz dejó de ser el rinconcito donde hacen su nido las olas del mar y se ha convertido en un estado donde nacer está prohibido; por lo menos hasta que la historia nos otorgue un nuevo aviso…