2018, el año más violento en los estados de #Veracruz, Chihuahua y Guerrero
+ Esto obedece tanto a factores estructurales, como la debilidad de la procuración de justicia en casi todos los ordenes del Estado mexicano
Nacionales
Agencias - 2018-01-25
El año 2018 ha comenzado con una significativa espiral de violencia en los estados de Chihuahua, Veracruz, Colima y Guerrero, en lo que parece ser el preámbulo del año más violento en la historia reciente de México.
Esto obedece tanto a factores estructurales, como la debilidad de la procuración de justicia en casi todos los ordenes del Estado mexicano; o coyunturales, como los reacomodos de poder a nivel local en época electoral, algunos de los cuales esbozo a continuación.
En primer lugar es importante reconocer que México está en medio de una crisis estructural de inseguridad que responde a múltiples dinámicas sociales negativas que se evidencian en la gran cantidad y variedad de los rostros de las violencias. Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) son muy elocuentes ya que reportaron 29,168 homicidios dolosos, 671 feminicidios, entre otros (http://secretariadoejecutivo.gob.mx/incidencia-delictiva/incidencia-delictiva-acumulado.php).
Un factor estructural es que la cadena de procuración de justicia está “roto”. Esta debilidad del sistema de procuración de justicia tiene sus orígenes en la desarticulación de la cadena de justicia en donde policías, peritos, ministerios públicos, jueces y sistema de readaptación social de los distintos órdenes de gobierno no trabajan de forma conjunta para atender los delitos, dándose fortalezas en algunos tramos y localidades a la par que debilidades en otros tantos; dicha fragmentación impide la correcta aplicación de la ley, la reparación del daño a la víctima y explica en parte el alto índice de impunidad.
Otro factor que se suma al sistema de cadena de justica roto, es la confusión generada por la coexistencia del “viejo” sistema de justicia penal y la transición al Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio que entró en vigor a partir del 16 de junio de 2016 y que a pesar de que se publicó en junio de 2008 contemplando un periodo de transición y adaptación de ocho años de las procuradurías, aún registra múltiples carencias en la implementación, abriendo espacios para la impunidad criminal (http://www.animalpolitico.com/2017/07/clave-nuevo-sistema-penal/).
Así, debido a factores inerciales de violencia social que generó 1’807,772 de “Presuntos delitos registrados” en 2017, como a un sistema de procuración de justicia roto y en confusión por la desigual implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal y que tardará bastante tiempo en su correcta aplicación, se observa que se mantendrá la crisis de violencia en el 2018 e incluso es probable que se acentúe por la temporada electoral y la respectiva coyuntura de transición de poder a nivel local y federal.
El 1 de julio de 2018 se pondrá a prueba a la democracia mexicana con la elección más grande en la historia del país, en esta fecha se elegirán más 3,400 cargos públicos desde el nuevo Presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales, 8 gobernadores, Jefatura de Gobierno la Ciudad de México y 2,809 autoridades locales en 30 estados de la República (Congresos locales, Ayuntamientos, Juntas Municipales y Alcaldías). Esta gran jornada electoral se realizará en un ambiente violento que ya ha dado indicios de su complicación (http://www.ine.mx/voto-y-elecciones/elecciones-2018/).
Calendario Electoral 2018
Una elección es, entre muchas otras cosas, el momento que mide la fortaleza y el peso específico de los distintos actores de poder de carácter económico, político y social. Este periodo de reacomodo de poder es una oportunidad de los grupos delictivos busquen incidir puesto que se han consolidado como un actor social de gran peso en algunas localidades, esta participación se da mediante la presión o amenaza a los actores locales, apoyo a alguno de los candidatos para que no obstruyan los negocios ilícitos o directamente los favorezcan; razón por la cual es probable que a nivel local se den expresiones de violencia derivada de la intervención de la delincuencia organizada en el proceso electoral (http://www.excelsior.com.mx/nacional/2018/01/09/1212414).
Otro factor coyuntural que abonará al incremento de la violencia en este año es el retraimiento de algunas de las autoridades para atender la responsabilidad de los problemas de inseguridad. En espacios donde las autoridades del área de seguridad son parte del grupo político en turno, los incentivos perversos están orientados para que desvíen la atención de sus responsabilidades hacia la supervivencia política durante la campaña electoral, desde aspectos muy pedestres como la recolección de firmas y “apoyos” de los elementos de las corporaciones de seguridad, hasta la participación activa de personal armado en la presión al rival político; y cuando se da el resultado de la elección se abre un periodo de transición donde los mecanismos de entrega-recepción de la administración pública, sobre todo a nivel local, no necesariamente se dan de forma profesional y se produce un vacío de autoridad que es bien aprovechado por los grupos delictivos locales.
Por lo tanto, debido mucho a la inercia de violencia nacional, la carencia de una cadena de justicia funcional, el reacomodo de poder político a nivel local, estatal y federal y al retraimiento de algunas autoridades encargadas de atender la inseguridad, se espera muy desafortunadamente que el 2018 sea el año más violento en la historia reciente de México, lo cual abre una gran responsabilidad a autoridades y ciudadanos para revertir esta tendencia.