Mientras, un termo con té de paciencia
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2015-12-02
Por la seguridad con que lo dijo, no tiene porque ponerse en duda lo que reveló el gobernador Javier Duarte de Ochoa a un grupo de periodistas, de que el presidente Enrique Peña Nieto le delegó la responsabilidad de que sea él quien decida quién será el candidato del PRI a la gubernatura de dos años.
Aparte las formalidades, no es un secreto que el Presidente y los gobernadores priistas son los verdaderos dirigentes de su partido, quienes marcan las directrices políticas de los procesos internos electorales, y los presidentes del CEN y del CDE los encargados de que se cumplan, de que se apliquen.
Dado lo delicado del tema, el gobernador Duarte no hubiera dicho lo que dijo si no hubiera estado seguro. En sesenta días a lo sumo, a finales de enero, lo acabaremos de comprobar. Si así se confirma, no sólo se habrá cambiado la práctica política de que es el Presidente el que decide personalmente, sino que estaremos ante una demostración ilimitada de confianza hacia un gobernador, hacia el gobernador de Veracruz, que sería caso único en la historia política del estado.
Hasta ahora, una regla no escrita de la política mexicana ha sido que el Presidente decida quiénes serán los candidatos a diputados federales, a senadores y a gobernador, y los gobernadores quiénes los diputados locales y los presidentes municipales. Sin embargo, no puede pasarse por alto que en el pasado proceso electoral federal, Duarte impuso a los candidatos a diputados federales, obviamente con el visto bueno de la cúpula priista nacional, que en su mayoría ganaron.
O sea, el Presidente rompió la regla no escrita al darle carta blanca al gobernador para que fuera él quien pusiera a los candidatos en un proceso federal, le dio un cheque político en blanco en demostración de confianza y, se esté de acuerdo o no con Duarte, se tiene que reconocer que cumplió, que no la defraudó, pues entregó buenas cuentas. ¿Por eso Peña Nieto vuelve a confiar en él y le entrega la gran responsabilidad de que sea quien ejerza el dedazo?
Contrario a lo dicho por el cordobés el lunes, llama la atención que, por su parte, Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI, anunció el domingo en Durango un modelo de selección de candidato que se aplicará en las 12 entidades donde habrá elecciones de gobernador, Veracruz incluido, según dijo. Se trata de un Acuerdo de Unidad para el Futuro, al que se le agrega el nombre de cada estado, que firman todos los aspirantes y que compromete a los precandidatos a respaldar al priista que surja como candidato a través del método que el CEN defina. Beltrones aseguró que el acuerdo se replicará en cada estado. Ofreció puestos para todos los que aspiran, pero puso como condición que estén unidos.
¿Firmarán el acuerdo sin ningún reparo todos los aspirantes veracruzanos y, además, lo respetarán al pie de la letra? Dado el caso, ¿José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa apoyarán sin chistar a Alberto Silva Ramos, o a Erick Lagos Hernández, o a Adolfo Mota Hernández? ¿O Silva, Erick y Adolfo, a Héctor? La palabra unidad no admite adjetivos, es unidad o no la es, esto es, no puede haber unidad a medias, o unidad chiquita. Pero, creo, sí se pueden establecer diferencias. Para mí, una es la unidad que se vio en la comida del rancho San Julián, en Perote, el viernes, y otra la del domingo, en el World Trade Center de Boca del Río. La primera está sostenida sólo por alfileres, fue una unidad obligada por la presencia del dirigente priista Manlio Fabio Beltrones, donde hubo abrazos forzados, la segunda es sólida, fuerte, de la militancia veracruzana en torno a una figura, la del senador Yunes Zorrilla, si bien éste tuvo la cortesía de expresar al inicio de su informe que la presencia en el acto del gobernador Duarte era un gesto que enviaba señales de unidad.
Sobre lo publicado en “Prosa aprisa” de ayer hubo muchas reacciones, y muchas fueron en el sentido de que si el Gobernador va a ser mano en la toma de la gran decisión, y si habló de un proyecto, entonces tenía a su lado a quien puede darle continuidad al proyecto del grupo en el poder, en la persona del diputado federal y dirigente estatal del PRI, Alberto Silva Ramos, su gallo, pero Duarte tampoco come lumbre. Fue cauteloso, no descartó a Silva aunque aclaró que eso no significaba que necesariamente es o va a ser el candidato, dijo que Pepe está muy por encima de cualquier otro, más con toda la publicidad con motivo de su informe, y dejó abierta la puerta para todos, incluido Héctor.
De aquí a finales de enero habrá de correr mucha agua bajo el puente, el tiempo jugará a favor de Silva para que trate de crecer ante el electorado, pero aunque el gobernador desestimó las encuestas como factor decisivo para determinar quién va a ser, es indudable que ni él ni su partido a nivel nacional van a postular a alguien que no tenga la aceptación ciudadana y no garantice el triunfo, y Duarte no va a querer correr el riesgo de ser el primer gobernador que pierda una elección para gobernador ni la confianza del Presidente. Si en ese tiempo el tuxpeño no crece y es competitivo, Pepe y Héctor, Héctor y Pepe seguirán estando a la cabeza, y Tomás Ruiz González acechando para entrar de emergente si es necesario. Mientras, para los interesados y los desesperados, bien recomendó ayer el amigo José Luis Enríquez un termo con té de paciencia y de tiempo o, ya de perdida, de té de tila.
Las comparecencias, siguen
Mientras, siguen y seguirán las comparecencias con motivo del V Informe de Gobierno. Hoy le toca al secretario de Desarrollo Económico y Portuario, Erik Porres Blesa, y ayer fue el turno del secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa), Ramón Ferrari Pardiño. Después del desastroso paso de Manuel Emilio Martínez de Leo por esa dependencia, lo mínimo que hiciera Ramón iba a resaltar. Pero el boqueño no ha hecho más de lo que informó no por falta de ganas, de capacidad o de organización, sino de recursos económicos. Para empezar hizo bien en abrir las puertas de su Secretaría a todos los hombres del campo, que las tenían cerradas con el anterior titular, y del 5 de enero pasado cuando asumió el cargo a la fecha ha gestionado la obtención de recursos, ha impulsado la coordinación programas, proyectos y acciones para el campo veracruzano en sus distintas ramas. Ayer habló de cifras de las que, dijo, las asociaciones ganaderas, pesqueras, cañeras y los productores veracruzanos pueden dar mejor cuenta como expertos en el tema y sobre todo porque ellos mejor que nadie pueden dar testimonio de que lo han vivido. Protestas las enfrenta, aunque no son atribuibles a él. Muchos problemas los heredó y otros no los resuelve por insuficiencia de recursos económicos.
En algunas ocasiones he ido a la dependencia a acompañar a amigos a hacer gestiones, y me ha sorprendido la dinámica de trabajo que impuso Ferrari Pardiño, que los mismos empleados comentan positivamente, y, detalle no menor, que ha llevado a muchas mujeres jóvenes profesionistas especialistas en áreas agropecuarias a colaborar con él. Ahí en su oficina me ha tocado comer con él mientras atiende a comisiones de hombres del campo veracruzano. Una buena noticia que dio a conocer ayer es que el 31 de este mes se pagarán los apoyos pendientes a los productores cafetaleros, cuando más lo necesitarán para hacer frente al tiempo de la guayaba. Decía el difunto y siempre bien recordado “Yayo” Gutiérrez, cuando se hace lo que se puede se hace lo que se debe.