La propuesta de Buganza

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2016-11-10

Alentador, por donde se le quiera ver, resultó el contenido del mensaje de Gerardo Buganza Salmerón al fijar su posicionamiento como diputado independiente, en su primera intervención en la tribuna de la LXIV Legislatura del Congreso local.
Aunque llegó auspiciado como diputado plurinominal por las siglas del Partido Verde Ecologista de México, partido al que agradeció poder ocupar una curul, me llama la atención su declaración de independencia. De entrada habla bien de él que sea agradecido y que lo exprese públicamente.
De no equivocarme, el cordobés, de todos cuantos conforman el nuevo cuerpo legislativo, es el que tiene más experiencia, tanto legislativa como administrativa: síndico del ayuntamiento de Córdoba, dos veces diputado federal, senador, candidato a la gubernatura (asegura y reasegura que le ganó la elección a Fidel Herrera Beltrán, aunque la perdió por un acuerdo cupular entre el presidente panista Felipe Calderón con el priismo) y ex Secretario de Gobierno y de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno del Estado.
Y su experiencia en la función y en el servicio público –ha sido además académico– la hizo valer. En medio de la peor crisis económica y financiera en toda la historia del Estado propuso una medida sensata y hasta audaz porque implicaría una rebelión y un enfrentamiento con la Federación: que Veracruz se descoordine fiscalmente del Gobierno federal, que cobre sus impuestos y le dé a la Federación lo que le corresponda.
Ello en respuesta a la negativa del gobierno de Enrique Peña Nieto de subsidiar, de venir al rescate del Estado en momentos de emergencia, y que a través del Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, proponga que se adquieran pasivos para poder sacar al buey de la barranca.
El reclamo de Buganza de que la Federación trata injustamente a Veracruz en materia económica es válido por todo lo que el Estado aporta para beneficio del país. Ese reclamo no es nuevo. Uno similar, en 1970, le costó al profesor Rafael Arriola Molina no haber llegado al Senado pese a que había ganado la elección: el presidente electo entonces, Luis Echeverría, y el saliente, Gustavo Díaz Ordaz, lo congelaron por su osadía.
Alfredo Bielma Villanueva, desde hace ya buen tiempo compañero articulista, quien vivió de cerca los hechos como secretario particular del gobernador Rafael Murillo Vidal, lo narra con detalles en un artículo que tituló “El ‘arriolazo’”:
“Pero la gota que derramó el vaso fue una declaración que le hizo el profesor Arriola al periodista José Luís Hernández Sosa, corresponsal de El Dictamen y de Excelsior en Xalapa, en el sentido de que la federación era un pulpo que se llevaba las ganancias de la explotación petrolera y no redistribuía con justicia los recursos fiscales entre los estados de la federación. La declaración fue publicada destacadamente en el diario Excelsior de la Ciudad de México, con la correspondiente secuela política.
El día de la publicación, Arriola Molina, desde Martínez de la Torre, se comunicó telefónicamente con José Luís Hernández Sosa para pedirle que hiciera una rectificación de lo publicado en el sentido de que él no lo había expresado tal cual se publicó. Preocupado por verse involucrado en este enredijo y no deseando hacer la enmienda correspondiente, Hernández Sosa consultó acerca del asunto con el ex presidente Ruiz Cortines quien residía en el Puerto de Veracruz y éste, entre otras cosas, le expresó: ‘Lo que dijo Arriola es cierto, sólo que lo hizo al cuarto para los doce y no a las doce y cuarto’”.
(En vida, el profesor Hernández Sosa, mientras cubríamos una campaña a la gubernatura, me comentó que Arriola le habló entre angustiado y con reclamo: “¡José Luis, ya me partiste la madre!”. Ahí se acabó la carrera política del cuenqueño por adopción aunque nativo del puerto de Veracruz.)
Pero ahora son otros tiempos. En lo personal me parece fuera de toda proporción la idea que se maneja de que Veracruz busque ser un país independiente. En cambio, me parece viable, razonable, justa, audaz y revolucionaria la propuesta bugancista de que nos descoordinemos fiscalmente. Revolucionaria porque el resto de los Estados se sumaría y obligaría al gobierno central a replantear el contenido del llamado pacto federal.
Cosa de recordar que el pacto federal está contenido en el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que dice: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta por estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una Federación, establecida según los principios de esta ley fundamental.”
Eso. Lo que Buganza propone es hacer efectiva la letra de ese artículo: que Veracruz sea un auténtico Estado libre y soberano, esto es, que asuma sus propias facultades y que no dependamos más en lo económico del centralismo del Gobierno federal. El huevo, pues, de una declaratoria de independencia económica, sin desligarnos del pacto federal, lo puso ya. Del resto del cuerpo legislativo y de la voluntad del titular del Poder Ejecutivo de apoyar la propuesta dependerá que nazca el producto, se desarrolle y se dé a plenitud.
Pero el cordobés (ese sí de nacimiento, porque ahora los cordobeses se defienden diciendo que Javier Duarte era un cordobés cachirul, ya que nació en el puerto de Veracruz) dio muestras de mucha madurez política y para mi sorpresa, agradable sorpresa por cuanto puede aportar para el rescate de Veracruz, sacó a relucir su oficio político.
Dijo que llegó al Congreso a ayudar, a encauzar, a buscar acuerdos y consensos con su mejor disposición, sin colores ni partidos, y pidió a sus ahora compañeros de curul que piensen en las futuras generaciones y no en las futuras elecciones.
Pero fue más allá. Implícitamente ofreció que apoyará al gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares en temas urgentes. Expresó la noche del martes que el Congreso debe ser aliado y no rival de las instituciones, “en especial del Poder Ejecutivo (yo le hubiera agregado que tampoco cómplice) ante la situación que lamentablemente vive Veracruz”. En ese propósito ofreció aportar su experiencia legislativa. “Respaldaré todas las propuestas e iniciativas que impliquen beneficios para los veracruzanos”.
No es un secreto el encono que tenía (¿o tiene todavía?) contra el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, a quien culpaba en parte de haber contribuido a que no le reconocieran su triunfo contra Fidel Herrera Beltrán en la elección de 2004. Pero ha aflorado, eso quiero creer, el hombre religioso, que cree en Dios y en el principio y en el valor del perdón, pero también su altura de miras a favor de Veracruz, y hace a un lado su diferencia personal y se dispone a legislar, a trabajar con espíritu de colaboración con el gobernador electo, su otrora aliado pero también ¿su otrora enemigo político?, cuando más se necesita de la unidad de todos.
Buganza, creo que es importante recordarlo, fue el único que siendo Secretario de despacho en el gobierno de Javier Duarte denunció penalmente muchas irregularidades y a muchos implicados en desvío de recursos y fraudes cometidos en la entonces Secretaría de Comunicaciones, hoy de Infraestructura y Obras Públicas, ilícitos que incluso provenían del gobierno de Fidel Herrera Beltrán. Que se sepa, fue el propio gobernador Duarte quien ordenó al fiscal Luis Ángel Bravo Contreras que parara las denuncias y no les diera curso, y cañoneó a agentes del ministerio público federal para que hicieran lo mismo, con el propósito de que no investigaran sobre el destino de recursos federales implicados.
Después de ser un severo crítico suyo en su primera incursión como Secretario de Gobierno, supe después, cuando me buscó e inicié un trato personal con él, que era un veracruzano valioso y un político profesional en toda la línea. En su lucha contra la corrupción y en la recuperación y reconstrucción de Veracruz, si Miguel Ángel no se niega a ello, lo tendrá como un gran aliado. E igual el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura, Sergio Hernández.
Con un plus. Sus relaciones con prominentes panistas y con importantes empresarios del país pueden servir de mucho en esta hora de crisis y urgencia que vive Veracruz.