Vamos de mal en peor
Arturo Reyes Isidoro
Prosa Aprisa
2017-08-07
De modo que ahora en Veracruz todos somos delincuentes hasta que no se demuestre lo contrario.
Vamos de mal en peor.
En la madrugada del sábado que pasó siete reporteros, compañeros periodistas míos: Victor Yañez, Carlos Navarrete, Roberto Méndez, Jose Juan García, Victor Ochoa, Alejandro Avila y Horacio Zamora fueron detenidos por elementos de policías navales y estatales porque estaban tomando una cerveza en el bulevar Manuel Ávila Camacho del puerto de Veracruz pero sin cometer delito alguno.
En una fotografía que circuló de inmediato en el gremio se les ve arriba de una camioneta policiaca como vulgares delincuentes vigilados por policías con uniforme y casco de la Policía Naval, quienes los llevaron al Penalito Playa Linda. Uno de los periodistas, Roberto Méndez, apenas llegaba al lugar pero también arriaron con él.
Ellos se habían reunido ahí después de cubrir la audiencia de la exdirectora de Espacios Educativos, Xóchitl Tress, y quién que sea o haya sido reportero en un lugar tan caluroso como el puerto jarocho no decide ir luego de una pesada jornada de trabajo (el de reportero siempre lo es porque no tiene horario) a tomar una “chela”, a refrescarse con la brisa del mar, a relajarse y a comentar los incidentes del día, los detalles de la audiencia. Yo mismo pude haber estado ahí con “Vitocho” y la demás flota conviviendo (lo hago siempre que puedo; todos son mi familia de profesión) con mis compañeros e incluso tomándome una latita.
Tiene que haber tanta insensibilidad oficial para no entender que el reportero, siempre mal pagado, o muy mal pagado, tanto que a veces no vive sino que sobrevive, que no tiene residencias, mansiones, ranchos, casas de campo o de recreo, cabañas, etcétera, con sus bares incluidos, como los políticos que diseñan y ordenan las políticas públicas incluida la policiaca arbitraria; para no entender que el reportero muy mal pagado, decía, la única opción que tiene para disfrutar de un momento placentero es ir a sentarse en el muro de concreto del bulevar, bajo el cobijo de la madre naturaleza, del mar y de la brisa que Dios les regala, y tomarse ahí una cerveza y platicar, porque tampoco posee, como los políticos, dinero suficiente para meterse a un restaurante o a un bar establecido. Si acaso le alcanza para un “six”.
Pero ahora, bajo mal entendidos operativos policiacos, porque detienen sin ton ni son a pacíficos ciudadanos, ni siquiera eso podrán hacer ya, no mientras se mantenga la actual política del llamado “Mando Único” que ha ordenado detenciones arbitrarias y que, por lo que pasó, trata a todos como delincuentes.
Me llamó la atención lo que informaron compañeros que fueron a conocer la suerte de los detenidos, en el sentido de que tanto personal del Penalito como elementos de la Policía Naval, de la Policía Estatal y de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social, les pidieron 8 mil pesos por cada uno para dejarlos en libertad, como también que además de a los periodistas detuvieron a muchos ciudadanos más (dijeron que con ellos sumaban como 40 pero que al llegar al Penalito había como otros 50 más).
Me cuesta trabajo pensar que las detenciones arbitrarias de inocentes ciudadanos puedan ser una forma que está utilizando el gobierno para tratar de hacerse de recursos, de sacarle, de exprimirle más el bolsillo a los veracruzanos, porque no se explica, en primera, por qué no los policías pidieron a los reporteros que se identificaran y bajo advertencia de que no podían estar tomando una cerveza donde lo hacían, conminarlos a que se retiraran, luego por qué el cobro.
De todas estas anomalías, por no llamarle de otra forma, nos hemos enterado casualmente por la detención arbitraria de los reporteros. ¿Desde cuándo están deteniendo a ciudadanos y sacándoles tal cantidad, que para muchos es una verdadera fortuna? ¿Qué registro se tiene de ese dinero y a dónde va a parar?
Lamentable en verdad lo que pasa. Ahora los veracruzanos no pueden estar jodidos pero contentos. Ni siquiera eso. Peor y triste: ya ni siquiera las palmeras podrán estar borrachas de sol. A ver si no un buen día también las arrancan y se las llevan al Penalito acusadas de estar “tomando” sol en pleno camellón frente al bulevar, para lamento de Agustín Lara.
Desde este espacio expreso mi solidaridad a mis compañeros y hago pública mi más enérgica protesta por su detención arbitraria a todas luces. Es inaceptable lo que ha pasado. De alguna forma, las agresiones contra la prensa continúan. Sólo faltó que se apersonara el propio fiscal Winckler, los acusara de lo que fuera y pidiera para ellos “prisión preventiva necesaria” de dos años ante el riesgo de que se dieran a la fuga.
Todo sigue igual. Cuál Estado de derecho. Pobre Veracruz. Ahora sí, como cantó el filósofo del río de Las Mariposas, es un pedacito de patria que sabe sufrir y cantar.
Y mientras se detiene a periodistas inocentes, en cambio la delincuencia está desatada en todo el Estado, como nunca y un baño de sangre cubre a Veracruz.
Gobernadores y su relación con la prensa
Siendo candidato a la gubernatura, Rafael Hernández Ochoa cesó fulminantemente a su jefe de seguridad, un sujeto mal encarado que daba miedo, porque fue al Diario de Xalapa de avanzada a supervisar porque su jefe iba a visitar al dueño y director del medio, Rubén Pabello Acosta. Pero se portó grosero, arbitrario y prepotente con el periodista y éste lo reportó. Cuando RHO llegó al periódico le entregó como presente la cabeza del mal guarura. Y en charola de plata.
En diciembre de 1986, a pocos días de que había asumido el Gobierno del Estado, Fernando Gutiérrez Barrios cesó en forma fulminante a un joven militar que era el segundo de a bordo en la Dirección de Seguridad Pública. Resultó que enterados de que iban a trasladar a una cuerda de reos del penal Ignacio Allende, del puerto de Veracruz, al fuerte de Perote, un reportero y un fotógrafo del Diario, que se enteraron, se fueron a cubrir la nota pese a que la temperatura era bajo cero. Cuando bajaban a los primeros reos, al ver los flashazos, el militar ordenó que los detuvieran y los encerraran en una mazmorra sin ninguna consideración. El Diario, bajo la dirección de Pabello Acosta, protestó públicamente por la agresión y el atentado contra la libertad de prensa, y en ese mismo instante don Fernando convocó a conferencia de prensa, cesó al militar y ofreció todo el respeto y las garantías para los periodistas.
A finales de los años 80, principios de los 90, Dante Delgado Rannauro compró un seguro de vida para los reporteros que cubrían su fuente y lo acompañaban por todo el estado para cubrir sus actividades. Fue a raiz de que tuvimos un accidente a causa de una intensa lluvia y la impericia de un chofer cuando nos trasladábamos hacia el aeropuerto Heriberto Jara del puerto de Veracruz, donde llegaría un funcionario de la entonces Reforma Agraria.
El licenciado Miguel Alemán, cuando se enteraba de alguna acción que afectara a algún reportero, llamaba aparte a éste y le preguntaba lo que había pasado, lo escuchaba y procedía en consecuencia.
Lo que faltaba; ahora llegará un ciclón
El meteorológico emitió ayer Alerta Gris y pronosticó la llegada de un ciclón tropical a Veracruz, el “Franklin” tentativamente el miércoles. Desde ya están anunciando un potencial de lluvias muy fuertes con vientos de circulación ciclónica. Grave crisis económica, inseguridad y violencia, desempleo y ahora un maldito ciclón que dejará sin techo y sin hogar a muchos. Ni modos de echarle la culpa a Duarte. Preparémonos para ayudar a quien lo necesite.
Sensible baja la de Pedro Manterola
Se supo casi tan pronto ocurrió ayer por la mañana el sentido deceso de Pedro Manterola Sáinz, quien era Subsecretario de Gobierno, a causa de un infarto. Sin duda, es una sensible baja en el Gobierno del Estado. A su familia, mi pésame, en especial a su madre Elisa mi más fuerte abrazo solidario, a su hermana María Elisa le expreso cuánto lo siento.