Museos en descuido
Lilia Cisneros Luján
Una Colorada
2018-12-17
Mi privilegio en 1990 de entrar a ver lo detalles de lo que fue residencia de más de cuatro decenas de emperadores chinos hasta que el último, Aisin Gioro Pu Yi –Puyi- estuvo aparejado por una cierta frustración, al poder observar la acción depredadora de turistas –locales e internacionales- a los que poco les preocupaba, escupir o dejar algún símbolo que recordara, no se a quien, que el autor de tal desaguisado había estado ahí.
El Palacio de la Armonía, lucía entonces con bastante polvo, mucho rezago de mantenimiento y por supuesto, la posibilidad de visitar una mayor extensión de la ciudad prohibida, era algo que el gobierno de entonces tenía bastante limitado.
En 1987, la película dirigida por Bernardo Bertolucci[1] acerca de la vida de quien en 1908 y con apenas dos años de edad, se convirtió en emperador y por lo tanto una divinidad china, abrió esas puertas por vez primera al “pueblo”. Antes de ser museo, el habitante principal fue encarcelado y de milagro se salvó de la revolución cultural maoísta que en otras ciudades fuera de Pekín, terminó con estatuas milenarias de divinidades budistas o políticas.
Pero este complejo construido entre el 1406 y el 1420[2], ha salvado algo de su patrimonio cultural, no solo porque durante la revolución maoísta, el primer ministro Zhou Enlaid, dispuso de elementos del ejército para evitar el abuso de un pueblo al cual se le permitió odiar a los ricos e imaginar que por la sola apertura de las puertas era posible alcanzar los mismos niveles de conocimiento que adentro se cultivaba. Piezas que eran de mayor importancia aun se conservan, desde 1925, en el museo Nacional de Taipei y apenas en la última década, se ha hecho toda una labor para restaurar y prevenir la destrucción de las estructuras de madera más antiguas del mundo.
Historia similar podemos decir de lo que fue el viejo castillo de Louvre construido en el siglo XII -1190 a 1202- embellecido con ampliaciones renacentistas cuando Carlos V guardó ahí sus colecciones más preciadas; lo cual dio pie para que en el siglo XVI, los reyes Francisco I y Enrique II, planearan convertir el palacio de marras en una residencia real. La historia del Louvre antes de convertirse en museo, vio intervenir en su planeación a Catalina de Medicis, enrique IV y varios violentos líderes de religiones. Pintores de la talla de Claude Perrault, Simone Vouetm Le Brun, Delacroix y Braque, intervinieron muros y algunos de los techos. ¿Existe ya algún tipo de difusión de toda la riqueza artística guardada en “los pinos” desde que Lázaro Cárdenas, dispuso que ahí seria la residencia oficial de los presidentes de México? ¿Se resguardan los retratos de presidentes a los cuales se ha satanizado? ¿Quiénes han sido los artistas que les pintaron?
Por haber abolido la monarquía francesa y debido a que sus miembros se habían trasladado al Palacio de Versalles, fue relativamente sencillo que en el siglo XVIII, se instalaran en Louvre diversas instituciones académicas y ciertos interesados en la organización de exposiciones. Por supuesto se nacionalizaron diversos bienes de propiedad real, y el acceso fue disupuesto inicialmente considerando solo tres días para público en general, cinco para artistas y dos para mantenimiento y limpieza ¿Existe algún criterio de acceso a lo que quedó luego de la destrucción de un inmueble histórico en Coyoacán para dar lugar a una librería? ¿Quién ha pedido cuentas del uso de millones de pesos gastados en ese proyecto que hoy abre sus puertas teniendo como centro la función de cafetería de barrio en medio de una zona habitacional? ¿Qué han hecho o que piensan hacer para impedir que se sigan tirando al caño millones de litros de agua provenientes del ojo natural que rompieron hace dos sexenios los inexpertos pero carísimos constructores de esa vitrina fuera de lugar?
Abrir sitios para la cultura no es un chiste y menos aun es la macana con la que demuestra que ya se abolió un sistema –la monarquía en el caso de Francia- y se arribó a otro que por decreto pueda llamarse segundo, tercero o cuarto. Uno más de de los momentos oscuros del museo francés se dio por el exacerbado egocentrismo de Napoleón[3] que a partir de 1803 lo convirtió en algo ostentoso y dedicado mas bien a glorificarle. Sea como fuere, es menester recordar que no solo la visita convierte al espacio en algo académico; se requiere de planes, cuidados y relaciones con instituciones educativas, lo cual no se logra disfrazando el espacio que contiene historia, en cine al aire libre con los jardines cubiertos de petates. Por un decreto derivado de la revolución el Louvre en 1791, fue dedicado a funciones artísticas y científicas; con todo y los cuidados extremos a lo largo de su funcionamiento ha sufrido intentos de destrucción y muchas veces esto es responsabilidad no solo del villano agresor sino de los responsables de cuidar el museo de marras ¿Están concientes las nuevas autoridades mexicanas del deterioro de lo que fue propiedad de Don José Zermeño, luego colegio Paris, después FONAPAS y hoy escuela superior de música? ¿Qué intereses han permitido que se mantenga como administradora una mujer que no supo explicar como durante su gestión en el Conservatorio de perdieron hasta pianos? ¿Pueden las autoridades actuales explicar que ocurrió con los macetones de época que antes le recibían a cada lado de la escalera? ¿Por qué la biblioteca y los sótanos se convirtieron en bodega de muebles y enseres personales de esa “administradora”? ¿Cuánto se paga a una empresa de jardinería que no ha impedido un deterioro casi mortal de lo que fueron bellos jardines? ¡Ojala que es empresa no sea la responsable de cuidar los pinos! ni ninguna otra área que hoy por hoy merece no solo admiración sino respeto.