Cuitláhuac; entre el semáforo verde y los brujos de Catemaco
Bernardo Gutiérrez Parra
Desde El Café
2020-12-07
Que Campeche y Chiapas estén en semáforo verde vaya y pase, ambos estados tienen en promedio menos contagios y muertes por la pandemia que el resto de la población. Pero el viernes anterior, cuando la SSA y López-Gatell dijeron que Veracruz pasaba a ese color los primeros sorprendidos fueron los propios veracruzanos.
Veracruz ha tenido un ascenso en contagios por el Covid-19 y como consecuencia un ascenso en el número de fallecidos. El viernes que anunciaron el semáforo verde se quintuplicaron los casos al registrarse 181 por 40 que hubo un día antes. Los casos de contagio acumulados sumaron 40 mil 184, mientras el número de fallecidos fue de 36 para un acumulado de 5 mil 843 desde que comenzó la pandemia.
Para el sábado y por segundo día consecutivo se volvieron a disparar las cifras. La jefa de epidemiología de la Secretaría de Salud, Dulce María Espejo, dijo que se registraron 186 nuevos contagios y 34 fallecimientos con lo que el número de muertos aumentó a 5 mil 877.
Ayer domingo las cifras bajaron ya que hubo 112 contagios y 29 muertes, pero para este lunes se espera nuevamente un tétrico repunte. Y la pregunta es ¿por qué se autorizó el semáforo verde cuando Veracruz oscila entre el cuarto y quinto lugar nacional en número de muertes y contagios?
El hecho es que desde antes el relajamiento superó a la pandemia y ya nadie hace caso a lo que diga la Secretaría de Salud de Roberto Ramos Alor, aunque esto dispare los números rojos. “Qué hago hermanito, así estuviéramos en semáforo morado tengo que salir a buscar el pipirín para mi familia. Si me atengo a que me apoye el gobierno nos morimos de hambre”, me dijo un vendedor de elotes y tiene toda la razón.
Los apoyos gubernamentales que han rayado en lo miserable, provocaron una crisis de empleo sin precedente. De acuerdo con el Observatorio de Finanzas Publicas de la Universidad Veracruzana, entre abril y mayo, es decir en el lapso de 60 días, se perdieron en Veracruz 43 mil 730 trabajos formales. El Observatorio indicó que en abril se perdieron 20 mil 810 empleos y en mayo 22 mil 920.
El estudio indica que a partir de agosto se detuvo la caída y se inició la recuperación, aunque lenta y errática. Y es que mientras en agosto se registraron apenas 4 mil 910 nuevos empleos, en septiembre sólo se recuperaron 3 mil 023, lo que ubica a Veracruz en el lugar ocho de 32 como el estado con mayores pérdidas en puestos de trabajo.
Es decir, mal y de malas tanto en Covid como en empleo. ¿Qué va a pasar?
“Es más fácil que aumenten los contagios con el semáforo en verde a que disminuyan. Espero equivocarme, de veras lo deseo, pero es casi seguro que a fin de año los contagios y las muertes se multipliquen una barbaridad. El semáforo verde fue una idiotez de las autoridades de Salud. Lo que debieron hacer era reforzar las medidas preventivas como el uso del cubrebocas obligatorio, el lavado de manos y la sana distancia, pero no hay voluntad del gobierno y así no se puede”, me dijo un médico que ha dado la batalla al Covid y felizmente vive para contarlo.
Por su parte, un catedrático de la Facultad de Economía de la UV alertó: “Veracruz está al borde del despeñadero por la falta de empleos. Si a más tardar en marzo no hay fuentes de trabajo la crisis económica se convertirá en una crisis social. Si los veracruzanos no tienen qué llevar de comer a sus hogares se van a alborotar y Cuitláhuac García no podrá contenerlos. De nada sirve que inaugure una universidad en Atlahuilco si la gente de ahí no tiene para comer. O atiende la crisis del empleo o el estado le puede estallar, acuérdate de lo que te digo”.
Vaya dilema para Veracruz, entre un semáforo en verde que prendieron con anticipación y una crisis económica y laboral que el gobernador tiene enfrente y no quiere aceptar.
Lo cierto es que con las elecciones a la vuelta de la esquina, con el desempleo a tope, con la inseguridad que no ha podido dominar, con el Covid que no ha sabido manejar, con el enojo social que se ha empeñado en ignorar, Cuitláhuac García tendrá que agarrarse en el 2021 no sólo de López Obrador, sino hasta de los brujos de Catemaco porque los va a necesitar. Vaya que los va a necesitar.
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