Lastimoso trabajo el de los opositores que imaginan enemigos del gobierno y lo declaran como si fueran reales y su visión una certeza. Para la oposición nadie quiere al gobierno, y para ellos tiene pleito casado con los empresarios, los Estados Unidos, las madres de desaparecidos, los atletas, los jóvenes, las mujeres y todo el que quepa en la imaginación de quienes en realidad polarizan el país.
Una vez más se cae el teatro que escenifica la oposición desde hace más de cuatro años al ver las conclusiones de los empresarios más ricos del país y los acuerdos con el Presidente, al anunciar una inversión de 30 mil millones de dólares en el país.
En una comida con Andrés Manuel López Obrador, convocada por Rolando Vega Sáenz, presidente del Consejo Mexicano de Negocios, donde los inversionistas destacaron que México debe aprovechar la relocalización de las empresas extranjeras para la generación de riqueza.
La oposición, hace una semana, aseguraba que las expropiaciones, como la sucedida en Ferrosur al Grupo México, desmotivaban a los inversionistas extranjeros, lo cual tiene reacciones muy contrarias. Porque los empresarios del mundo lo que quieren ahora es que se cumplan las leyes. Todo país tiene una legislación, pero no todos la aplican, así sucedía en México cuando se invitaba a los empresarios del resto del mundo a trasladarse a nuestro territorio, donde tenían facilidades hasta para contaminar, incluyendo la exención de impuestos y el permiso para no aumentar salarios.
Esos tiempos ya pasaron en la práctica política, pero la oposición se quedó en el pasado, en tiempos en los que era necesario regalar el terreno donde se asentaba la empresa extranjera sólo para aparecer en la foto, porque al final de cuentas no había beneficios reales para México sino para quienes venían a instalarse sin más normatividad que la decisión de los funcionarios públicos del pasado.
La inversión extranjera debe estar regulada en México y esto implica las expropiaciones, quienes digan que esto es el puente para parecernos a Nicaragua, Cuba o Venezuela, simplemente difunden la ignorancia que en ellos desborda, porque la ley de expropiaciones en México está a punto de cumplir 100 años y no es copia de ningún gobierno extranjero.
Así, el jefe del Ejecutivo refirió brevemente: “Va a seguir la inversión, la creación de empleos y vamos a seguir trabajando juntos”.
La actual administración da certeza para la inversión y así lo demuestra además, el fortalecimiento del peso que puede llegar en las próximas semanas a 16 por dólar, luego de haberlo encontrado hasta en 23 pesos y con el pronóstico de algunos pesimistas que aseguraban que si votaban por López Obrador llegaría hasta los 50 pesos por dólar. Estos son índices de credibilidad, que a la oposición o le gusta porque echa para abajo una consigna que a pesar de que cumple un cuarto de siglo el próximo año, sobre los peligros del país con Morena, siguen exhibiéndola como una advertencia que intenta infundir miedo en la población y en los inversionistas.
Los empresarios mexicanos nunca se han peleado con el gobierno. A veces hay lazos muy estrechos hasta llegar a la complicidad pero pleitos en ningún momento, atentaría contra su naturaleza. Porque su tarea es crear empresas, impulsar empleos, fomentar el desarrollo en el país que nacieron y crecieron. A veces sin la mínima idea de patriotismo, pero con la intención clara del crecimiento como bandera.
Se van a cumplir cinco años de gobierno con una oposición que repite la misma consigna sin acercarse a la realidad ni convencer a nadie. Al contrario, el presidente hace su trabajo y habla del crecimiento en las cifras del reparto de utilidades en el país. En 2020 se repartieron 87 mil millones de pesos, en 2022, llega a 214,217 mil millones de pesos. Lo cual ni lastima la economía de las empresas, porque es una parte proporcional de sus ganancias netas, ni crea enemistades con la administración pública como hubiera querido que sucediera la oposición.
La relación con las fuerzas más importantes de la sociedad está en calma, tal vez no armonice, hay diferencias, incluso roces, pero no hay enfrentamientos ni mucho menos enemistad como se insiste en algunos segmentos de la sociedad que quisieren, a como dé lugar, polarizar desde la comodidad de sus curules.
Hay tareas que se cumplen con normalidad en la sociedad mexicana y esa es la de los empresarios, responsables en su quehacer histórico, del que están conscientes, pero lo que llama la atención es la percepción distorsionada de una oposición que muestra no estar preparada para hacer política y su última alternativa para demostrar que existe es la de inventar una realidad que intentan capitalizar sin lograrlo.
La economía en México camina, a pesar de lo que quiere hacer pensar una parte de la sociedad que le apuesta al desastre sin poder ganar.
Anunciar una inversión de estas dimensiones a estas alturas mientras hay quienes dicen que hay crisis es un acto de responsabilidad con el país. Porque los empresarios no lo hacen por nacionalismo sino por conveniencia y esa es su tarea nadie puede recriminarles su actividad. Además, con parte de la opinión pública en contra, el anuncio de la inversión se convierte en una acción admirable de quienes impulsan el crecimiento del país.
PEGA Y CORRE
Hay políticos y funcionarios públicos a los que nadie puede cuestionar su actuación sin que se digan víctimas de persecución política. En Nuevo León, diputados federales del PRI denunciaron que el gobierno que encabeza Samuel García, de Movimiento Ciudadano, ha iniciado una persecución política en contra de integrantes de la oposición, debido a que secuestra recursos, por lo que los partidos de oposición en la entidad quieren hacer un frente común para defenderse del gobernador. Cuando no tienen el poder ven más redituable hacerse las víctimas que luchar por lo que consideran justo.